viernes, 28 de septiembre de 2012

Nube Roja (Dakota sioux 1822-1909)




Nube Roja nació en el invierno de l822, en un campamento sioux en la pradera, en las proximidades del North Platte River, en el actual estado de Nebraska. Como sioux, él pertenecía a una de las siete tribus de la poderosa nación tetón sioux. Como sus padres murieron cuando todavía era un niño, fue cuidado por su hermana mayor y por un tío, Halcón Blanco. De él aprendió las muchas habilidades que tenía que dominar un cazador y guerrero del sioux. Como cualquier otro joven, Nube Roja, en cuanto pudo manejar el pequeño arco y las flechas que su tío le había regalado, cazaba conejos y otros animales. Cuando se hizo un poco más mayor, él mismo aprendió cómo correr durante horas sin parar, cómo pasar días enteros sin alimentos y cómo quedarse toda la noche sin dormir.

Cuando tenía quince o dieciséis años, ya salía en las expediciones de guerra del sioux y participaba en ataques y luchas con los absarokes y otros enemigos. Nube Roja demostró muchas veces su valor de guerrero y era famoso por su suerte en la lucha. Pero también era conocido como curandero y chamán. En el verano de 1849, se declaró una epidemia de cólera a lo largo del Oregón Trail hacia el oeste, que fue introducida por los emigrantes en su camino hacia California y Oregón.

La epidemia se extendió rápidamente entre los indios, que no tenían ningún anticuerpo contra las enfermedades de los blancos. Los sioux estaban totalmente convencidos de que estaban siendo envenenados de alguna misteriosa forma, pero se encontraban demasiado enfermos y aterrorizados para pensar en la venganza. De Nube Roja, se afirmaba que conocía un medio contra el cólera. Preparaba un extracto de hojas de cedro, que proporcionaba mejoría a los que lo sufrían.

Hacia 1860, Nube Roja era considerado un jefe oglala querido. Hasta entonces, los blancos no le habían dado mucha importancia al territorio al norte del Platte River, sin embargo eso cambió en 1862, una vez que se descubrió oro en las montañas del actual estado de Montana. En un año, los buscadores de oro y los comerciantes acudieron en masa por el nuevo Bozeman Trail, que separaba el cercano fuerte Laramie del Oregon Trail y que conducía hacia el Norte, hacia el rápidamente creciente campamento de buscadores de oro en las cercanías de la actual Virginia City, en Montana. El Bozeman Trail era un continuo motivo de enfrentamientos guerreros, ya que pasaba por medio del territorio del Powder River, la principal reserva de caza del sioux.

Los sioux sabían que otras tribus habían perdido sus reservas de caza cuando los blancos construyeron carreteras allí. Por eso, juraron que eso no les sucedería a ellos. Bajo la dirección guerrera de Nube Roja, grupos de guerreros indios atacaron, a partir de ese momento, cualquier diligencia o caravana que se atreviera a viajar por el odiado camino que, entre los blancos, era conocido solamente como “Bloody Bozeman”.

Finalmente, esa ruta se volvió tan peligrosa que el Gobierno de Estados Unidos, en junio de 1866, invitó a Nube Roja y a otros importantes jefes guerreros a negociaciones de paz en Fort Laramie. Los jefes indios se declararon dispuestos a dialogar. Al principio, pareció como si quisieran suspender sus ataques si el Gobierno les garantizaba que las caravanas en el Bozeman Trail no ahuyentarían la caza.

  Mientras ambas partes negociaban, un regimiento del ejército, bajo las órdenes del coronel Henry Carrigton, entró en Fort Laramie. Carrington provocó un tumulto en las conversaciones de paz cuando dio a conocer su misión de levantar una serie de fuertes a lo largo del Bozeman Trail.

Ninguno de los jefes indios había oído hasta entonces nada de ese plan del gobierno. Así que, uno tras otro, se levantaron de sus sitios y acusaron de traición a los negociadores en las conversaciones de paz. Nube Roja estaba muy furiosa cuando ocupó su lugar en la tribuna de oradores y miró sombríamente hacia delante.

Acusó a los negociadores de haber tratado a los jefes indios como si fueran niños. Habían hecho como si negociaran cuando, en realidad, planeaban hacerse por la fuerza con el territorio a lo largo del Powder River.

Los hombres blancos han arrinconado a los indios año tras año y ahora estamos obligados a vivir en un pequeño territorio al norte del Platte River. Ahora, además, se nos quiere quitar nuestra última reserva de caza. Nuestras mujeres y nuestros hijos pasarán hambre, pero prefiero morir luchando que de hambre… El Padre Blanco nos envía regalos y quiere que le vendamos la carretera, pero antes de que los indios digan sí o no, viene el jefe blanco (Carrington) con sus soldados y nos la roba“.

Mientras el traductor convertía sus palabras al inglés, Nube Roja se precipitó fuera de la reunión y muchos de los demás jefes indios le siguieron. Al día siguiente, abandonaron Fort Laramie. Los jefes indios que se quedaron siguieron negociando y firmaron, finalmente, un acuerdo por el que los viajeros blancos podían utilizar el Bozeman Trail. Mientras que el coronel Carrington partía con su tropa hacia el norte para construir el fuerte, Nube Roja anunciaba su disposición a luchar.

En los meses siguientes, Nube Roja y sus aliados llevaron a cabo una guerra de guerrillas con ataques relámpago contra caravanas y convoyes militares en el “Bloody Bozeman” y atacaron las guarniciones del coronel Carrington en Fort Reno, Phil Keamy y C.F. Smith. De todos los lugares del territorio del Powder River llegaron galopando guerreros cheyenes, arapahoes y sioux al campamento de Nube Roja para luchar con él contra los blancos. A finales del otoño, se habían reunido en tomo a él cuatro mil hombres dispuestos a luchar. Muchas de las batallas tuvieron lugar alrededor del Fort Keamy, que se encontraba en el corazón de la reserva de caza india. Nube Roja estaba convencido de conseguir una victoria determinante si lograba sacar del fuerte a un gran número de soldados. Planificó detenidamente una emboscada.

Su oportunidad se presentó en la mañana del 21 de diciembre de 1866 cuando un comando especial abandonó el fuerte para ir a buscar leña al Big Piney Creek. Aproximadamente una hora más tarde, un soldado de guardia, en una colina cercana, dio la señal con una bandera de que la columna de recogida de leña había sido atacada. En el fuerte, se dio la alarma y se formó un comando de ayuda, a las órdenes del capitán William Feterman, un joven oficial de caballería que con frecuencia había opinado desdeñosamente sobre el arte de guerra de los indios. “Denme ochenta hombres”, había presumido “y cabalgaré a través de todo el territorio de los sioux”. La suerte quiso que Fetterman tuviera exactamente ochenta hombres a sus órdenes cuando cabalgó para prestar ayuda a los buscadores de oro.

Fetterman y sus soldados se aproximaban a sus compañeros cuando los jefes indios dejaron de atacar y se retiraron. La columna de leñadores se dio prisa para estar cuanto antes bajo la protección del fuerte. Poco después, fueron divisados algunos guerreros indios en las cercanías del fuerte. Se movían lentamente a lo largo del monte bajo, algunos a caballo, otros a pie, intentaban ocultase cuando dos obuses explotaron por encima de sus cabezas y algunos fueron arrojados de sus caballos. Los otros prorrumpieron en gritos y se dispersaron. Cuando Fetterman vio a los guerreros indios huyendo, se decidió por la persecución. Sin embargo, los guerreros eran reclamos que habían ensayado detenidamente sus papeles.

Eran diez hombres, dos cheyenes, dos arapahoes y seis sioux. Su jefe era un joven sioux de nombre Caballo Loco, que había sujetado las plumas de un halcón en su pelo. Los reclamos se movieron retrocediendo lentamente y provocando a los soldados con insultos y amenazas. Atacaban, de nuevo, brevemente, como si quisieran rechazarlos, para retroceder enseguida. Siempre cuidando de estar lejos del alcance de los fusiles de los soldados, así condujeron a los soldados de caballería a la colina, a través del Big Piney Creek hasta el Lodge Trail Ridge. Fetterman tenía la orden de perseguir a los indios solamente hasta el Lodge Trail Ridge, pero como quiera que solamente fueran diez indios contra hombres bien armados, no pudo resistir. Cuando los reclamos desaparecieron detrás de la cima de la colina y galoparon al otro lado hacia el Bozeman Trail, la sección de Fetterman, muy abierta, les siguió.

El fuerte ya no se veía desde allí. De pronto, los reclamos se dividieron en dos grupos, hicieron un giro hacia un lado y cabalgaron sobre las huellas del otro grupo. Ésa era la señal para los indios de la retaguardia. 

Alrededor de dos mil guerreros habían esperado a que los soldados cayeran en la emboscada. Con agudos gritos, saltaron de su escondite en la alta hierba y detrás de las rocas y atacaron desde todas las direcciones a los asustados soldados, dejando caer una lluvia de flechas sobre ellos y agitando sus hachas de guerra y sus mazas. Solamente unos pocos indios disponían de armas de fuego, pero eso apenas tenía importancia.

Los soldados fueron rodeados y dominados, mientras intentaban resistir con sus rifles y bayonetas. La lucha duró unos cuarenta y cinco minutos. Cuando terminó, el capitán Fetterman y sus ochenta soldados se encontraban muertos en el suelo, sin ropa, sin armas y sin cabellera. Fue la derrota más terrible que el ejército había sufrido hasta entonces contra los indios y la primera batalla en la historia de U.S.A. sin un solo superviviente blanco. Los indios la llamaron “La batalla de los cien vencidos”. sin embargo, los blancos la denominarían más tarde como la “masacre Fetterman”.

El ejército envió rápidamente tropas de refuerzo al territorio en torno al Powder River y la batalla (ahora denominada “Batalla de Nube Roja”) continuó. Los ejércitos de Nube Roja mantuvieron continuamente cercados los tres fuertes a lo largo del Bozeman Trail. Los soldados tenían que luchar por cada bocado de alimento y por cada trago de agua. Cualquier blanco que se atreviera a salir del Trail arriesgaba su vida. 

Como los indios continuaron mes a mes con esa táctica, estaba claro que el gobierno se encontraba ante la elección de firmar la paz o llevar a cabo una larga y costosa guerra.

De nuevo, los negociadores viajaron hasta Fort Laramie, donde fue redactado un nuevo acuerdo, en el que se reflejaban las reivindicaciones de los indios. A todos los jefes indios predispuestos a la firma, se les prometió importantes regalos, incluidas armas de fuego y municiones. El gobierno había decidido dejar a los sioux y sus aliados el territorio del actual Estado de Dakota del Sur, al oeste del Missouri, como reserva. El territorio al oeste de la proyectada reserva alrededor del Powder River fue declarado “territorio indio ilimitado”. Eso significaba que ese territorio estaba prohibido para los blancos. Debía ser para siempre territorio indio, donde los sioux y sus aliados pudieran moverse y cazar libremente, como correspondía a su forma de vida. En abril de 1869, los negociadores del gobierno convencieron a un número importante de jefes indios para que fueran a Fort Laramie a firmar el nuevo tratado.

Sin embargo, Nube Roja se negó y comunicó que sólo estaría dispuesto a firmar cuando el último soldado hubiera abandonado el territorio del Powder River. A los negociadores, les envió el siguiente mensaje: 

“Estamos en las montañas y miramos hacia abajo, hacia los soldados y hacia los fuertes. Si vemos que los soldados se retiran y abandonan los fuertes, estaremos dispuestos a conversar e iremos”. Sin la aprobación de Nube Roja, el acuerdo no tenía ningún valor. Por ello, al verano siguiente, el Ministerio de la Guerra cedió a las exigencias del jefe sioux y ordenó la evacuación de los fuertes Reno, Phil Kearny y C.F. Smith, ya que en estos fuertes los soldados permanecían inmovilizados y no tenían utilidad alguna como fuerzas fronterizas.

En cuanto los soldados hubieron recogido sus cosas y desfilaron saliendo de los fuertes, se acercaron los guerreros de Nube Roja y lo quemaron todo. Nube Roja se tomó tiempo. Finalmente, llegó a Fort Laramie el 6 de noviembre para firmar él mismo el acuerdo. Había luchado ya muchos años para mantener las reservas de caza para su pueblo. Ahora los soldados habían desaparecido, los fuertes estaban destruidos y había sido cerrado el Bozeman Trail. La tierra a lo largo del Powder River sería para siempre territorio indio. 

Nube Roja fue el primer jefe indio en el Oeste de América del Norte que ganó su guerra contra los Estados Unidos, pero también sería el único. Había jurado no alzarse nunca más en armas y mantuvo esa promesa. Se dirigió con su gente a la gran reserva de los sioux donde pasó el resto de su vida.

Pero en 1868 había también otros jefes indios que se negaron a firmar el acuerdo, como Toro Sentado, de los sioux hunkpapa y Dos Lunas, de los cheyenes del norte. Declararon que no habían quemado los fuertes del hombre blanco ni cerrado sus carreteras para convertirse en indios de la reserva, que vivían de las limosnas de Washington. Habían luchado por su libertad. Se mantuvieron fuera de la nueva reserva y levantaron sus tiendas en los valles del Powder River y vivieron según las costumbres de sus antepasados, de la caza de búfalos. En su opinión, Nube Roja se había entregado a los blancos cuando se declaró dispuesto a trasladarse a la reserva. Con ello, había perdido el respeto de los indios, pero él era de la opinión de que los sioux sí eran dueños de su suerte si podían vivir en una espaciosa reserva y poseían derechos de caza ilimitados en el territorio del Powder River.

A partir de entonces, Nube Roja se limitó a representar los intereses de su pueblo. Durante los años siguientes, viajó varias veces a Washington para tratar con funcionarios del gobierno. Dos veces se reunió con el presidente Ulysses S. Grant, visitó el Senado durante una sesión parlamentaria, contempló las atracciones y maravillas de la gran ciudad y así se pudo informar de primera mano sobre las riquezas y el poder de los blancos. En una ocasión, Nube Roja fue llevada a visitar el arsenal de armas de U.S.A., donde le fueron mostradas las más diversas armas de fuego que jamás hubiera podido imaginar. Le impresionó especialmente un nuevo tipo de cañón con un diámetro del tubo en el que podía caber un hombre adulto. En su honor, fue disparado el cañón y Nube Roja contempló cómo la granada zumbaba hacia abajo, hacia el Potomac River. Todavía cuatro o cinco millas más lejos, se la pudo ver saltar sobre el agua. Nube Roja calló, pero comprendió la lección.

El jefe sioux perseguía una política de entendimiento con los blancos, pero también mantuvo la tradicional vida de caza y nómada y no estaba dispuesto a abandonarla jamás. Sin embargo, pronto tuvo que reconocer que eso era imposible. Desde la firma de 1868, los indios y el gobierno discutían sobre el tratado y sus consecuencias: Para los jefes indios, que habían puesto su señal en él, significaba otra cosa que para los blancos. Los jefes indios insistían en que jamás les fue explicado verdaderamente lo que decían los dieciséis artículos del acuerdo. Afirmaban haber sido mentidos y engañados. “Yo firmé un acuerdo de paz pero aquí no consta nada de eso. Este acuerdo solamente contiene mentiras”.

El acuerdo de 1868, de todas formas, no se mantuvo vigente mucho tiempo y, a los pocos años, estalló la guerra de nuevo. En 1876, los sioux fueron obligados a entregar las tierras del Powder River, por cuya salvación tan desesperadamente habían luchado. Además, tuvieron que desprenderse de las Black Hills, sagradas para ellos, a pesar de que se encontraban dentro de los límites de la reserva. Después, la reserva disminuyó cada vez más, ya que muchas de aquellas tierras fueron vendidas a colonos blancos.

Nube Roja se negó a participar, en 1876, en el último levantamiento contra los blancos y aconsejó a sus seguidores que se mantuvieran pacíficos y que se quedaran cerca de la agencia de la reserva. Lo que él había visto del mundo y del poder del hombre blanco, lo fortalecieron en su convencimiento de que una resistencia armada sería inútil. Entre tanto, le resultaba claro que los indios, en comparación con los blancos, solamente eran un puñado de personas. Aun así, siguió luchando por los intereses indios.

En los años siguientes a la guerra, Nube Roja se resistió, con todas sus fuerzas, contra la venta de tierras de la reserva. Entre tanto, se había convertido en un crítico duro y contumaz de los funcionarios de la Agencia que Washington enviaba a las reservas. Los acusó de rufianes, de corruptos e incapaces. Después de un largo enfrentamiento con un agente de nombre V.T. McGillycuddy, Nube Roja fue destituido como jefe indio oficial de los sioux. El mismo McGillycuddy le retiró su cargo al viejo jefe indio en una asamblea pública. 

“Nube Roja, has sido arrogante e indolente, ya que te has opuesto a nuestros funcionarios y has ofendido al Padre Blanco en Washington, por eso te retiro tu cargo de jefe. A partir de ahora, ya no eres el jefe de los sioux. ¡Entrega tu tipi!”.

También decreció la influencia de Nube Roja sobre su pueblo. Cuando en los años siguientes, tomó la palabra pidiendo más mesura y cuidado, muchos jóvenes sioux le negaron también la adhesión y lo criticaron rudamente. En su opinión, él se había vendido a los blancos. “¿Qué podemos hacer?“, había preguntado Nube Roja. “El Gran Padre Blanco es todopoderoso. Su gente coloniza la totalidad de la Tierra.

 Tenemos que hacer lo que él ordene“. Cuando, en 1909, murió Nube Roja, debilitado y casi ciego, ya había sido dividida la gran reserva de los sioux en cinco pequeñas reservas. Con ello, se terminó definitivamente con la caza y con la libertad de movimientos. Nube Roja había ganado su guerra, pero había perdido la lucha por la conservación de las formas de vida de los indios.


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