Vivimos en una época en cual la capacidad de escuchar la voz del corazón, que
la mente procesa luego, es mayor cada día, debido a la intensificación de la
Luz. Como resultado, incluso para aquellos que no reconocen aún su esencia
espiritual, el recordarnos es más accesible que nunca, porque el alma
aspira a ello. Es tal la aspiración, que muchos que rechazaban el conocimiento
interior, ya no lo hacen.
Este conocimiento interior es lo que llamamos intuición.
Se lleva a cabo en silencio y en presencia de la inspiración que llega de otro
nivel de consciencia, por lo que requiere paciencia, y un proceso de aspirar
a esa guía…y luego esperar. Cuando ya nos acostumbramos a la energía de esos
planos, la intuición llega clara en cualquier momento y la reconocemos al
instante.
La intuición es la voz que traduce a nuestra parte
humana los mensajes del nivel del alma, de donde fluye la verdad divina,
la luz y la sabiduría, al nivel de la personalidad encarnada que recibe este
tipo de mensajes. Muchos lo confunden con canalizar entidades, porque no están
preparados para aceptar la Divinidad en la que SOMOS UNO, por lo que a la mente
no le queda otra alternativa, para que llegue el conocimiento, que “disfrazarse
“de maestro, sea cual sea.
En realidad no es necesario que haya gran diferencia
entre estos dos niveles (el del alma y el de la personalidad) ya que la
humanidad está cada vez moviéndose hacia frecuencias de unificación, y el
chakra cardíaco (no la mente) es el centro de síntesis en el que el fuego del
espíritu está fundiendo lo personal con lo divino. Sin embargo, para muchos aún
queda un gran vacío, un espacio que hace que sea difícil escuchar las palabras
que se susurran desde el alma. Con el fin de llenar este vacío, la mente y el
corazón tienen que estar dispuestos a aceptar la propia capacidad de “saber”.
La intuición no puede ser enseñada, sino que tiene que
ser permitida. Es una
capacidad que siempre ha estado dentro de nosotros en un estado latente,
esperando que nos volvamos a ella como una flor se vuelve hacia el sol.
Podemos empezar pidiendo que la nube de obstáculos que
nos impiden la percepción de la verdad sea eliminada. Al orar, si aspiran
sinceramente a hacer contacto con la verdad más elevada, esa aspiración
comienza a abrir las puertas a la sabiduría interior, sobre todo cuando esa
aspiración va acompañada de la voluntad de recibir y prestar atención a lo que
se ha escuchado o percibido
.
Esto es muy importante…creo que en ello radica la falla de
numerosos aspirantes. Cuando de otros planos llega una intuición certera,
hay que obedecer a ella, sin demora. Eso abre el canal interno de
confianza. Si no se actúa según lo que se percibe, el canal queda cerrado y
silencioso hasta que el clamor del alma vuelve a pedir esa conexión…y se nos da
una nueva oportunidad de abrirnos a la intuición.
Hay personas que “saben” y desconfían de ese
saber que les llega por sus sentidos internos. Invalidan y rechazan lo que
sienten o creen. Esto empieza a cerrar las puertas a una mayor percepción, ya
que se da más poder al miedo – el miedo a equivocarse, miedo de ser diferente,
el miedo de tener que cambiar de vida si se sigue lo que se intuye, etc...
Tenemos que estar dispuestos a escuchar, saber y
confiar.
La confianza no es algo fácil, ya que a menudo implica
una reevaluación de cómo hemos vivido nuestras vidas. Puede ser que la vida nos
ha obligado a ser más prácticos, a estar más centrados en las tareas cotidianas
de vida y disponibles para los demás. O, puede ser que hayamos cometido errores
en el pasado en relación a en quién o en qué confiar. También puede ser que nos
hayamos olvidado de que tenemos la capacidad de sentir más, de estar
más abiertos a la vida en todos los niveles.
La confianza implica no sólo la voluntad de recibir
algo de otro nivel de nuestro ser. También implica una disposición a creer en
nuestra propia capacidad de fluir con la vida y de cambiar lo que necesita ser
cambiado en el exterior o en el interior, y luego hacerlo.
Especialmente hoy, cuando problemas importantes se nos
presentan como humanidad y las acciones a tomar afectarían profundamente a
todos, es importante recuperar nuestra capacidad de conocer y confiar en
nuestra intuición. De lo contrario nos quedamos en la precaria situación de no
saber a qué o quién creer. Sin acceso al sentido más profundo, que es
parte de nosotros, vivimos a merced de la opinión pública y no ante la
verdad.
Sea que nos percibamos como individuos, o como
integrantes de la Humanidad, es esencial, ahora, abrirnos a esa Luz siempre
presente, para saber cómo manejarnos en cada tramo, y despertar al SER
LUMINOSO QUE SOMOS.
Quien sienta que necesita de la oración, puede
comenzar con el más genuino de los pedidos, el de apertura de sus canales
internos…entonces seguir con lo que algunos considerarán el primer paso, un
tiempo de silencio diario, solo escuchando en atención.
La intuición que en algunos es clara e inmediata, en
otros se tarda, pero ocurrirá, y el canal se abrirá para toda ésta vida, y
otras, si aún tenemos que regresar a la encarnación.
En ésta bendita Tierra…la VIDA celebra cuando alguien
abandona el camino de escuchar a la personalidad, y reconociendo su propia
Divinidad, comienza el regreso a casa…el regreso a la CASA DEL PADRE…NUESTRO
VERDADERO SER!!!
LA INTUICIÓN
DE MI CORAZÓN LES RECONOCE Y HONRA EN UNIDAD!
Tahíta
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