Para los ancianos y los chamanes de las culturas
originarias, que viven a lo largo y ancho de Sudamérica, estamos entrando en el
ciclo del quinto Pachakuti (un Pachakuti es un ciclo de 500 años). De acuerdo
con sus antiguos registros, en este tercer milenio ocurrirá la gran reunión
entre la gente del Águila y la gente del Cóndor. Será una alianza de
colaboración que salvará a la humanidad.
Se dice que en el principio, el Dios del Tiempo creo
el Sol y la Luna, y con ellos nacieron el Águila y el Cóndor, con tal fuerza
que el Águila y el Cóndor hicieron que América del Norte y América del Sur se
unieran formando América Central. De estas tierras salieron las primeras
naciones, pasando muchos momentos difíciles, entre ellos el peor, la división
de las naciones en cuatro direcciones.
LA PROFECÍA DEL ÁGUILA Y EL CÓNDOR:
Llegará el día en que la unión de las lágrimas que
broten (desde los corazones) del Águila y del Cóndor, sanarán las heridas y
fortificarán los espíritus, los cuerpos y las mentes de los Primeros Pueblos.
Los guerreros (de la Luz) repelerán las espadas de los
enemigos y darán término a la opresión, la explotación y la injusticia (vicios
de tercera dimensión) en nombre de la Libertad.
“…Y llegará un día en el que el Águila y el Cóndor
volarán juntos”. Este fue el mensaje que nos legaron nuestros abuelos del Norte
y del Sur. El mensaje de nuestros abuelos es un mandato en estos
tiempos.”…Después de muchas vidas yo retornaré y seré millones… yo no moriré,
solo me separan de este cuerpo”. Así profetizó hace cinco siglos nuestro abuelo
Ataw-Allipak el último Inca. En la memoria de nosotros los Cóndores Andinos
está presente el Incarri o celebración del anunciado retorno del Inca el
venerable Ser de luz.
Las profecías de nuestro abuelos se cumplen en este
tiempo, y todos (ustedes los águilas y nosotros los cóndores) somos los
llamados para hacer que este Gran Tiempo anunciado sea de sanación, paz y
reconciliación. El abuelo Lakota Wallace Blake Elk nos anuncia: ¨ La purificación
vendrá. La Gran Madre nos acunará en sus brazos y secará nuestras lágrimas y el
Gran Padre caminará entre nosotros. Será ésta generación –todos vosotros- la
que lo hará posible; y, el círculo roto de nuestros pueblos se formará de
nuevo.
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