Ubicación: Arizona, Utah, Nuevo Méjico y California
(EEUU) Población: 219,198 (1990 USA Census Bureau) Lengua: Na-Dene.
Los navajo se llaman a sí mismos “dineh”, el pueblo.
La palabra navajo proviene de un vocablo tema “mazahua”, que significa campo de
cultivo en cauce seco.
Las crónicas de principios del siglo XVII distinguían
a los navajo de los demás apaches por ser excelentes agricultores, pero en un
principio invadían y saqueaban los asentamientos pueblo para robar ovejas y
caballos como los demás apaches. Pronto desarrollaron una economía basada en la
ganadería, la agricultura y los asaltos.
Cuando el gobierno de Estados Unidos se anexionó el
territorio navajo en 1849, las bandas de guerreros y asaltantes suponían una
temida amenaza. No estaban organizados en tribus, sino en comunidades y grupos
familiares independientes. Durante muchos años el gobierno trató de detener los
saqueos para que se establecieran los colonos pero la tensión continuó.
Durante la guerra civil norteamericana el gobierno
quería mantener los territorios de Nuevo Méjico y Arizona para dejar abiertas las
líneas de comunicación con California, pero necesitaba parar los asaltos de los
apaches, sobre todo el mes calero y navajo. La En 1863 se le encargó al coronel
Christopher Carson la misión de reunir a estos indios y trasladarlos a la nueva
reserva del centro este de Nuevo Méjico, por lo que envió a algunas bandas y
jefes locales mensajes de que se fueran o los expulsarían.
La mayoría de los navajo, repartidos en pequeños
grupos dispersos, nunca oyó el mensaje. Carson mantuvo la táctica de quemar los
poblados, destruyendo cultivos de maíz, huertos, hogans, pozos de agua y
ganado. Más de 1000 personas murieron, fueron heridas o capturadas. Los navajos
no tenían dónde esconderse ni qué comer.
En 1864 se habían rendido 8000 navajo y comenzó la
“Larga Marcha”, uno de los episodios más desoladores de su historia. Más del
10% de los cautivos murió en el camino hacia Fort Sumner. Fueron brutalmente
tratados mientras recorrían a pie más de 500 kilómetros. No todos los navajo se
unieron a la Larga Marcha, muchos fueron vendidos como esclavos, otros se
escondieron en el Gran Cañón y otros se unieron a otros grupos.
Los que vivieron en Fort Sumner relataban su
experiencia como una época de desesperación y privación. Había poca comida, no
tenían mantas, la enfermedad y las epidemias eran constantes… Al estar
confinados con sus enemigos tradicionales, los apaches mes calero, las
tensiones eran múltiples. La sequía y la pobreza abocó al fracaso de la
reserva. El horror de la Larga Marcha y el encarcelamiento en Fort Sumner
siguen siendo hechos fundamentales en la historia y conciencia de esta raza.
Cuando los navajos pudieron regresar a su tierra,
cinco años más tarde, volvieron a establecerse enseguida como ganaderos y
agricultores, desarrollando también la artesanía. Los navajos son famosos por
sus tejidos y orfebrería. La tribu prosperó y creció y hoy día es una de las
más numerosas de Norteamérica, aunque no todos pueden vivir de la tierra, ya
que en los años 30 ya no quedaban pastos para el ganado y el gobierno federal
ordenó su reducción, lo que fue una tragedia para el navajo.
Las ceremonias de los navajo, como las de los apaches
se celebran cuando son necesarias para recuperar la salud y asegurar la
bendición y existencia. En el universo del navajo había dos tipos de seres: los
de la tierra (humanos), y los sagrados (seres sobrenaturales, sagrados,
poderosos y misteriosos).
Creían que el universo funcionaba en virtud de ciertas
reglas que todos debían respetar. Si las observaban estarían seguros en un
mundo armonioso, cuando estas reglas se rompían se originaban las enfermedades
o el daño, y se celebraban las ceremonias para pedir a los seres sagrados que
restituyeran el equilibrio.
Dentro de estas complicadas ceremonias se hacían
pinturas y se recitaban oraciones. Existían más de 800 formas de pinturas de
arena, relacionada cada una de ellas con un canto y ceremonia determinada. Se
dibujaban dentro de los hogans, centro de la vida familiar.
Los seres sagrados principales eran los “yei”,
representados generalmente rodeados de un arcoiris. Los yei aparecían entre la
gente al octavo día del Cántico llamado Camino de la noche (yeibichai), como
instrucción para los niños en los misterios del mundo de los espíritus. Al
final de la representación se quitaban las máscaras como señal de la conexión
del mundo humano y espiritual.
La leyenda del navajo nos cuenta que tuvieron que
pasar por tres mundos antes de emerger en el actual, y los espíritus pusieron
cuatro montañas sagradas para definir el territorio navajo. Después el “hombre
primero” creó el mundo. Asimismo, la “mujer Araña” enseñó a las mujeres a tejer
como modo de vida, y todas las representaciones artísticas de este pueblo
tienen un fondo metafísico.
Así, en una cesta típica ritual el fondo redondo
simboliza el mundo actual (4º mundo), el área circundante representa la tierra,
seguidamente las cuatro montañas sagradas y el cielo, con las nubes y la
oscuridad. Los diseños triangulares externos, representan a los espíritus y el
borde superior de la cesta, la relación con el mundo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario