viernes, 23 de agosto de 2013

Evidencia extraterrestre.



 

 A menudo escuchamos que no existen pruebas que evidencien la existencia de vida en otros planetas, y mucho menos la visita de tales “seres” a nuestro planeta. Ya nos hemos acostumbrado a que nos repitan que sólo se cree en aquello que es demostrable y en lo que está “científicamente” comprobado, queriendo decir con esto que la “hipótesis extraterrestre” queda fuera de esa categoría. Claro que esto demuestra una gran ignorancia en aquellos que utilizan estas frases como bandera, ignorancia del método científico y, por sobre todo, ignorancia de la existencia de contundentes pruebas y testigos de estas realidades.

En la gran mayoría de los descubrimientos científicos, se establece, previamente a las conclusiones, una hipótesis, la cual luego será descartada o confirmada por los pasos siguientes y la consecución (o no) de pruebas. Este ha sido el mayor patrimonio de la ciencia, las mentes que se atrevieron a generar hipótesis (a veces de apariencia descabellada) las cuales nos dieron los más grandes descubrimientos científicos.

Se trata de un derecho y un deber de todo investigador el pensar en una alternativa diferente, nunca antes sabida, para explicar los más diversos misterios.

Tal es nuestro caso, que sostenemos una hipótesis sustentada en suficiente evidencia y abundantes pruebas y testigos. Creemos que la Tierra ha sido visitada periódicamente desde su origen por seres procedentes de otros lugares del universo, seres aparentemente de una avanzada tecnología.

Claro que tal posibilidad es rechazada (sin argumentos racionales) por los historiadores ortodoxos, sumergidos la mayor parte de ellos dentro de una cultura que se asienta en las creencias religiosas occidentales. Haciendo subjetivas sus “sólidas” bases para fundamentaciones “científicas”.

Por nuestra parte, sostenemos que la Tierra ha sido visitada desde hace millones de años por civilizaciones extraterrestres, mucho más antiguas que la nuestra, del mismo modo que ha sido soporte de vida temporal de otras humanidades terrestres, mas avanzadas que la nuestra, hoy desaparecidas.

Sólo una arcaica y desfasada visión, antropocéntrica y excluyente, del hombre de la Tierra en el universo, negaría tal hipótesis.

Una reflexión previa

Según Carl Sagan, científico norteamericano, físico, doctorado en astronomía y astrofísica, y asesor de la NASA durante 30 años, existen 100.000 millones de galaxias en nuestro universo local. Nuestra galaxia (la “Vía Láctea”) tiene 400.000 millones de estrellas, pero pro medialmente cada galaxia cuenta con 100.000 millones de estrellas. Estas cifras nos pueden parecer abultadas pero seguramente nos cueste tomar conciencia de la magnitud de estas cantidades. Para tener noción vamos a realizar un breve ejercicio:

Vamos a imaginar que tenemos todas las galaxias existentes dentro de nuestro campo visual, supongamos que tenemos la posibilidad de contarlas, y que comenzamos el conteo a razón de una galaxia por segundo, lo que significa que a cada segundo que pasa sumamos una galaxia a nuestra cuenta. ¿Saben cuánto tiempo nos llevaría contar todas las galaxias existentes? 

¡Tardaríamos 3.200 años en completar la cuenta! Y si hiciéramos el mismo proceso para contar las estrellas existentes, tardaríamos en contarlas todas 320.000.000 años (¡trescientos millones de años!).

Claro que esta cantidad de galaxias y estrellas (sin hablar de planetas) no prueba la existencia de vida extraterrestre, pero deja clara la probabilidad y deja en evidencia lo improbable de que seamos los únicos en el universo.

Extraterrestres en las civilizaciones antiguas

“Así Kardam hizo uso de su poder y produjo una “vimana”, que podía viajar obedeciendo a su voluntad… tal como el aire pasa en todas direcciones, así él viajó por los diversos planetas” (Texto hindú de hace 4000 años)

“…hace largo tiempo que las gentes de Etiopía pasaron por aquí, conducían un carro como el de los ángeles y volaban más veloces que el águila en los cielos” (Texto del Kebra Negast de hace casi 2000 años)

¿Por qué los “dioses” de la antigüedad venían del cielo? ¿Por qué siempre venían volando y, en muchos casos, en aparatos increíbles?

¿Cómo pudieron los hombres de hace 3000, 4000 años o más, imaginar siquiera estas maravillas, cuando solo las aves podían volar? ¿Quiénes eran esos “dioses”?

Son tan determinantes las pruebas que demuestran que en nuestro pasado, los conocimientos humanos estuvieron por encima de nuestro nivel actual que no nos queda otro remedio que rescribir la historia.

Los restos encontrados en las ruinas de las más antiguas civilizaciones, son concluyentes a este respecto y la afirmación de que la evolución del hombre ha sido lineal y progresiva ya no se sostiene.

En realidad, todo indica que, a lo largo de millones de años, en la Tierra han existido distintas humanidades, con grados de evolución diversos que tuvieron contacto directo y cercano con “dioses” voladores venidos de las estrellas, que les instruyeron en conocimientos que aún hoy ignoramos.

Las pisadas humanas encontradas en Paluxy (Texas) junto a las de un dinosaurio, animal “oficialmente” desaparecido hace millones de años, así como los objetos tallados por el hombre, encontrados en el interior de trozos de carbón fosilizado, entre otros muchos hallazgos inexplicables para la arqueología convencional, ¿estará demostrando que seres humanos habrían convivido con los dinosaurios hace millones de años?

Por supuesto, existe otra forma de explicar esta paradoja, y no es otra que la de aceptar que la Tierra ha sido visitada periódicamente desde el origen de los tiempos por seres procedentes de otros lugares del universo.

De lo que, por cierto, existen indicios suficientes en las narraciones que podemos leer en los manuscritos más antiguos de todas las culturas, muy especialmente en los textos hindúes.

En el RAMAYANA existen “vehículos voladores en los que se podía volar hacia los cielos, las estrellas y a mundos lejanos para luego retornar a la tierra”. Que es esto si no una evidencia de aeronáutica!
Por: Henri Gelencser

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