Por alguna razón, la genética de
los seres humanos interesa y con mucho a las diferentes razas que visitan el
planeta Tierra. Aproximadamente son 70 las diferentes razas que de un
modo u otro interactúan en la Tierra: En la mayoría de los casos se limitan a
extraer sangre y otro tipo de fluidos a personas y animales , haciendo que no
recuerden posteriormente este hecho, tal como le ocurrió al muy nombrado Julio
F., el cual, mediante hipnosis, relató posteriormente al encuentro con los
extraterrestres como una vez lo condujeron dentro del platillo volante y
tendido en una mesa muy parecida a la de un quirófano, una esfera se situó
junto a su cuerpo y de ella salieron una especie de “cables ó delgados
tentáculos” que se introdujeron por todos los orificios de su cuerpo: nariz,
boca, oídos, etc. para extraerle todo tipo de fluidos. Y la lógica nos lleva a
pensar que aquellos extraterrestres de aspecto nórdico solo tenían como misión
el puro análisis médico de un terrestre, al cual dejarían después en
libertad.
Del mismo modo, existen muchos
testimonios de hombres y mujeres a los cuales se les ha obligado de un modo u
otro a mantener relaciones sexuales con tripulantes de esas naves
extraterrestres; se entiende que con el único fin de lograr razas hibridas y de
cualidades superiores, tal vez para mejorar la genética de estos seres de
las estrellas. Y de este modo, rápidamente se llega a la conclusión que muchos
de los viajeros extraterrestres que llegan a la Tierra son de algún modo
“parientes lejanos” respecto a los seres humanos, existiendo un nexo común en
cuanto al origen de lo que se entiende como “raza humana” y como dijo Robert
Dean, a algunos de esos extraterrestres, físicamente seriamos incapaces de
distinguirlos….
En esta ocasión, he intentado
“comprimir” el que para mí es el mejor libro de Salvador Freixedo: La amenaza
extraterrestre. En este libro Salvador Freixedo hace hincapié en la actividad,
principalmente, de aquellos extraterrestres que conocemos como
“regresivos” ó lo que todo el mundo llamaría como “los malos de la película”,
ya que son ellos unos de los más activos para buscar una hibridación con su
raza, y de algún modo, hallar una vía de escape a su sistema reproductivo
basado en la clonación, debido a que miles de años atrás su planeta situado en
Rigel, sufrió la devastación de un holocausto nuclear. Según explica Salvador
Freixedo en su libro, los riguelianos son una raza extremadamente despiadada
con los seres humanos, siendo también los responsables de las
conocidas como la “muerte y mutilación de animales” a lo largo de todo el
mundo, y especialmente en USA. En este caso como medio para la “obtención
de glandulares” para alimentarse, debido a que de igual modo, su sistema
digestivo esta igualmente muy dañado y solo se pueden alimentar absorbiendo
esas sustancias a través de la piel. Lo terrible de los riguelianos es ver a
los seres humanos como un recurso y no tienen ningún prejuicio moral en
utilizar cuerpos humanos para obtener sangre y glandulares para su
alimentación.
He añadido también, el testimonio
de Vilas Boas, muy conocido ya en el mundo ufológico, explicado a la perfección
por Manuel Navas Arcos.
Del libro La amenaza
extraterrestre, de Salvador Freixedo Página 45
CAPITULO V LAS EXPERIENCIAS GENÉTICAS DE LOS
EXTRATERRESTRES
Aunque ello tienda a quitarle aún
más credibilidad al fenómeno ovni, es de sobra conocido que todo él tiene unas
connotaciones sexuales que cada vez se han ido haciendo más manifiestas.
En un principio no las podíamos
explicar y el sólo mencionar la sospecha de ello llenaba de indignación a los
«ufólogos serios». No se podía explicar fácilmente cómo unos seres,
aparentemente tan evolucionados, a juzgar por las máquinas en que venían, y
procedentes de lugares lejanísimos en el Universo, podían ser tan vulgares como
para rivalizar con cualquier gañán pueblerino o con los casa novas rijosos de
nuestras ciudades. Pero con el tiempo nos hemos ido convenciendo de que entre
las alienígenas abundan los que no hacen mucho aprecio de nuestra «moral y
buenas costumbres». La casuística para probarlo es abundantísima, tal como en
seguida veremos. Hasta hace una década apenas si teníamos dos o tres casos
medio dudosos para probar nuestras sospechas, pero hoy tenemos ya una
infinidad, pues a los típicamente ovnísticos se han sumado otros en los que,
aun no apareciendo el ovni a primera vista, sabemos que proceden de la misma
causa y que están íntimamente relacionados con los tripulantes de los vehículos
espaciales.
En el cristianismo la virginidad
de la madre de su fundador es un dogma sagrado en torno al cual los teólogos no
admiten discusión. Pero aparte de lo extraño de esta creencia, siempre se nos
había hecho muy sospechoso el que casi todas las religiones grandes e
históricas pensasen lo mismo en cuanto al nacimiento de sus respectivos
fundadores. Hoy día, gracias al fenómeno ovni, podemos explicarnos
perfectamente por qué tantos pueblos tan dispares en el tiempo y en el espacio
creyeron una cosa tan difícil de creer.
Pero a la luz de otros hechos que
hoy conocemos perfectamente, creo que podemos darle una explicación mejor. Hoy
sabemos con lujo de detalles que a los EBEs (Entidades Biológicas
Extraterrestres), que de ordinario tripulan los ovnis, les interesa mucho todo
aquello que tiene que ver con la reproducción, tanto de los humanos como de los
animales.
De éstos podemos saberlo porque a
los que han aparecido muertos y mutilados en las granjas, en muchas ocasiones
les faltaban sus órganos genitales completos que habían sido extraídos con una
precisión de cirujano sin rasgar tejido alguno. Y esto tanto en el caso de
machos como de hembras a las que habían extraído todo el aparato reproductor
sin desgarramiento de ninguna clase. De un hecho así he sido testigo de primera
mano.
Sin embargo, nos interesan más
los datos referentes a los humanos. Oiga el lector este caso sucedido en marzo
de 1956 en White Missile Range (N. México). El sargento de la fuerza aérea
norteamericana Jonathan P. Louette se encontraba en compañía del mayor William
Cunningham caminando por unas dunas en busca de artefactos que no hubiesen
hecho explosión después de unas maniobras. El sargento Louette subió a una duna
y, continuando en su camino, desapareció de la vista del mayor al descender por
la pendiente opuesta. A los pocos instantes comenzaron a oírse gritos de terror
del sargento pidiendo ayuda.
Corrió el mayor hacia lo alto de
la duna y pudo ver cómo encima de donde estaba el sargento se balanceaba un
ovni del que salían unas largas pinzas que lo tenían atenazado. Louette se
revolvía frenéticamente y trataba con toda sus fuerzas de liberarse de aquellos
brazos mecánicos mientras lanzaba unos terribles gritos. Pero todo fue inútil.
En segundos fue alzado y metido dentro de la nave en forma de disco que,
elevándose rapidísimamente en vertical, se perdió en el azul intenso del cielo
de Nuevo México.
A los tres días el sargento
Louette apareció muerto, desnudo y mutilado a unos 16 km. de donde había sido
abducido. Le faltaban los ojos y la lengua, que había sido cuidadosamente
extraída por la parte inferior de la quijada y, además, según otro informe, le
habían extraído con sumo cuidado el esfínter anal y todo su aparato
reproductor.
Cuando leí este informe confieso
que me quedé perplejo, pues recordé que a la ternera muerta por los ovnis que
yo personalmente examiné con sumo cuidado en un campo cerca del pueblo de Moca,
en Puerto Rico (ver foto adjunta), le habían llevado exactamente los mismos
órganos que al sargento Louette. Y según el misterioso «T», que tantos y tan
interesantes informes ha logrado sustraer de los archivos secretos de la NSA en
donde trabaja, él conoce entre 12 y 16 casos como el de Louette.
Hechos como éste han estado por
muchos años ocultos en los archivos supersecreta de la Fuerza Aérea
norteamericana y de la NSA y CIA, pero en la actualidad empiezan a filtrarse,
porque hay gente responsable que se da cuenta que seguir manteniendo en secreto
esta vital información es un crimen contra la humanidad. Y de este crimen son
reos los gobiernos de EEUU y Rusia y muy probablemente los de Inglaterra e
Israel. Pero sigamos con nuestro tema.
Como dije, hace años no sabíamos
cómo explicar hechos tan extraños, pero hoy ya tenemos muchos datos para
explicarlos, aunque no seamos capaces de llegar hasta el fondo de ellos.
Y antes de seguir adelante
tenemos que dejar bien claro que entre los seres inteligentes de otros mundos
que nos visitan e interfieren en las vidas de los hombres, hay unas enormes
diferencias que se manifiestan en la desigual manera que tienen de comportarse
con relación a nosotros.
En primer lugar, sabemos que las
especies inteligentes que nos visitan son no menos de 70, de las que alrededor
de una docena tienen un contacto más activo con nosotros, aunque no caigamos en
la cuenta de ello. De esta docena, tres o cuatro son las que en la actualidad
interfieren de una manera preocupante.
En segundo lugar, sabemos que
algunas de estas especies de EBEs que interfieren más activamente están muy
interesadas en el funcionamiento de nuestros cuerpos como máquinas biológicas y
específicamente en el funcionamiento de nuestros órganos genitales y esto por
varias razones, dependiendo de los diversos tipos de extraterrestres:
1) por pura curiosidad
científica;
2) por deseo de cruzar su raza
con la nuestra, para mejorar la suya o para conseguir un híbrido superior a
ambas;
3) para estudiar de una manera
muy particular nuestro todavía sano sistema de reproducción y así mejorar el de
ellos, gravemente dañado por radiaciones y guerras atómicas en sus planetas
hace miles de años. (Algunos en la actualidad sólo pueden reproducirse mediante
el cloneo —y por eso son tan parecidos unos a otros—, pero eso conlleva graves
limitaciones psicológicas.)
4) Aunque parezca horrible, y de
hecho lo sea, otros interfieren porque usan nuestras glándulas trituradas como
materia prima para obtener «material biológico» y en concreto los llamados
«glandulares». Normalmente lo obtienen del ganado vacuno, pero no tienen
inconveniente en obtenerlo de seres humanos cuando las circunstancias los
obligan.
5) Y finalmente, otros interfieren por puro
«divertimento» o, como dice el Génesis, «les gustan las hijas de los hombres»
debido a que nuestra anatomía y forma física es muy parecida a Ia de algunos de
ellos.
Me he detenido a especificar las
diversas motivaciones que los EBEs tienen para interferir en la vida sexual de
los humanos, pero no se crea que éste es su único interés en nuestro mundo;
además de lo sexual y genético, son muchas las otras cosas de nuestro mundo que
atraen su atención.
Para que el lector vea que este interés que les atribuimos a los EBEs hacia nuestras prácticas y sistema de reproducción no es una pura teoría, le brindaremos unos cuantos hechos que lo confirman.
Margarita vivía en una pequeña
villa cuando una noche, estando en la cama, «soñó», aunque de una manera muy
rara, que unos individuos que entraban por la ventana la secuestraban y la
llevaban a bordo de una nave espacial que flotaba en el aire a no mucha
distancia. Allí fue examinada por varios seres de muy baja estatura y sometida
a ciertos tratamientos sexuales.
Pasada aquella traumática
experiencia, Margarita trató de olvidarla, hasta que al cabo de algo más de un
mes notó que le faltaba la regla. Esperó todavía dos meses más, y ante la falta
total del período y ciertos síntomas muy extraños, decidió a ir a un
ginecólogo.
El doctor confirmó sus temores y
le comunicó que efectivamente estaba encinta de unos tres meses.
Margarita supo
entonces que su extraño sueño no había sido tal cosa, sino una total realidad.
Afortunadamente su cintura no acusaba todavía visiblemente el embarazo, pero
comenzó a preocuparse por lo que sucedería de allí en adelante, pues en la
pequeña ciudad en que vivía las madres solteras no eran vistas con muy buenos
ojos.
Cierta noche estaba en la cama
enfrascada en su preocupación y a punto de dormirse cuando, en sus propias
palabras, «vi de nuevo aquel rayo de luz dorada que entraba por mi ventana.
Inmediatamente después me vi otra vez a bordo
de aquella nave rodeada de aquellos doctorcitos fantasmales que trabajaban en
mi cuerpo. Recuerdo que sentí una fuerte sensación en el estómago y a poco
estaba de nuevo tumbada en mi cama».
Como notase algo raro tras esta
experiencia, volvió al médico, el cual, muy extrañado, le preguntó cómo había
sido el aborto, porque la realidad era que Margarita ya no estaba en estado.
Según ella explicaba: «Creo que aquellos enanos desagradables, de caras grises,
me practicaron un aborto cuando estaba en el ovni.» «El doctor de la familia
describió "científicamente" todo el suceso como una "preñez
histérica" y dijo que probablemente yo estaba deseando tener un marido y
una familia y todo se había debido a fenómenos mentales inconscientes. Yo le
agradecí muchísimo su explicación, pero no me la creí.»
En la ciudad de Guadalajara, en
México, la esposa de un amigo mío me contó algo muy parecido que le había
sucedido a ella. Fue tal el «shock» que le produjo el «sueño», que hasta llegó
a confesarle a su marido, con lágrimas en los ojos, que había tenido relaciones
con otros hombres, pero que no sabía cómo había sido y que le juraba que no lo
había hecho voluntariamente. Tras de aquel extraño incidente, que se repitió,
tuvo varios abortos inexplicables y me confesó que muchas veces se quedaba
mirando a la ventana de su habitación porque tenía terror de que por ella,
cuando estuviese sola, iban a aparecerse otra vez aquellas gentes que «en
sueños» se la habían llevado y la habían violado.
Seguramente si se sometiera a una
sesión de hipnosis afloraría toda la inquietante realidad que ahora subyace
reprimida debido a una manipulación mental, en el fondo de su psique.
Isabel K. es una joven
universitaria estudiante de física, que trabajaba en un campamento de verano.
Un buen día vio a poca distancia un ovni y estuvo observándolo por un buen
rato. Al día siguiente, cuando guiaba su coche hacia el campamento, volvió a
verlo, pero en esta ocasión el ovni vino hacia ella y se puso encima de su
automóvil, acompañándola durante bastantes kilómetros.
Pocos días después, «cuando me
encontraba en mi cuartito una noche preparándome para meterme en la cama, sentí
la clara presencia de alguien, pero no podía ver a nadie».
Muy intranquila, se echó a
dormir, y a poco sintió que el colchón se hundía como si alguien se hubiese
echado al lado de ella. Se incorporó, pero no podía ver nada extraño, hasta que
notó claramente que una mano invisible le estaba acariciando los senos. Quiso
huir o gritar, pero no logró hacer ninguna de las dos cosas.
«A partir de aquel momento de
terror no puedo recordar nada más de aquella noche. Por la mañana me desperté
con la sensación de que había sido violada mientras dormía. Y yo creo
firmemente que esta experiencia sexual está íntimamente relacionada con el ovni
que vi en días anteriores.»
Una joven recepcionista de Los
Ángeles caminaba una noche por la playa solitaria cuando se le acercó un ser de
otro mundo que la invitó a hacer el amor. Ella no se negó y dice que lo pasó
muy bien con él, a pesar de las marcas que le dejó en el cuerpo después de la
experiencia.
No sólo eso, sino que le aseguro
al «ufólogo» que la entrevistó que su amante extraterrestre se había aficionado
a ella y se le presentaba con frecuencia por las noches en su habitación. Dijo
que sus abrazos eran tan tórridos que le dejaban unas marcas redondas en el
cuerpo. (Estas manchas redondas eran lo primero que, en los procesos de la
Inquisición, buscaban los inquisidores en el cuerpo de las «brujas», como una
señal de que éstas habían tenido trato carnal con el demonio.)
Podría citar alrededor de una
docena más de casos por el estilo que conozco, pero terminaré con este hecho
que me fue narrado en Colombia, por los años sesenta, cuando yo todavía creía
que estas cosas eran puras habladurías de gente alucinada.
Doña Engracia me contaba que una
hija suya de doce años, muy tímida pero ya muy desarrollada, se le quejaba con
frecuencia de que por la noche querían abusar de ella cuando estaba en la cama.
Ella se resistía, pero decía que no la dejaban moverse.
Doña Engracia, con gran
sentimiento, me decía que ella la zarandeaba y casi le pegaba cuando la niña se
lo contaba, amenazándola «si seguía con aquellas tonterías» con decírselo a su
padre, que de seguro le daría una paliza.
«Pero un buen día mi pobre niña
vino llorando toda ensangrentada entre las piernas, y aquello me volvió loca.
Lo guardamos en secreto entre las dos y nos fuimos a ver al señor cura, que nos
dijo que aquello era cosa «del Maligno», que quería entrar en el cuerpo de la
niña. Le rezó unas oraciones y nos dio mucha agua bendita para que rociásemos
la cama y el cuarto.»
La niña se fue al poco tiempo
para Bogotá, pero, según me dijo su madre, nunca se había sentido bien desde
entonces y seguía quejándose de molestias durante la noche. ¡Qué lejos estaba
yo de saber todo lo que hoy sé en este tema! De haberlo sabido hubiese hecho un
esfuerzo por localizar a la joven para saber en qué había parado todo aquello y
ayudarla en lo que estuviese en mi mano.
En un ambiente católico,
tradicional e inculto, los íncubos siguen manifestándose casi de la misma
manera que en la Edad Media, mientras que en un ambiente más avanzado los
«extraterrestres» o «EBEs» ocupan su lugar, aunque en la actualidad lo hagan
con una apariencia totalmente diferente, más de acuerdo con su forma auténtica.
Y no se crea que estos hechos
sólo les sucedan a las mujeres. En mi libro «La granja humana» narro muy de
pasada el caso de mi amigo Julio. Tiene en la actualidad sesenta y seis años y
hace unos treinta que viajando por la noche fue obligado en dos ocasiones
diferentes a dirigirse a una playa que está a unos cuantos kilómetros de donde
él vive. Allí fue en cierta manera forzado a tener relaciones sexuales con una
mujer de otro planeta.
En un principio él se resistió,
porque tenía miedo de aquellos individuos altos que lo rodeaban, pero parece
que debido a algún vapor que le rociaron o a unas radiaciones que influenciaron
su cerebro, el caso fue que al cabo de un rato, según él me decía, perdió el
miedo, se sintió atraído por la indudable belleza de aquella mujer rubia
desnuda que lo invitaba tendida en la arena.
Su pubis difería ligeramente del
de una mujer terrestre y en particular la parte externa de sus genitales. Esto
le llamó un poco la atención al principio y hasta lo inhibió. Pero en seguida
el ardor de la pasión venció esta dificultad y sació su deseo con ella
plenamente.
La mujer reaccionaba un tanto
fríamente, y en cuanto terminaron se levantó y se dirigió hacia el aparato
discoidal que estaba allí mismo posado en la playa, acompañada de aquellos
tipos altos que en todo momento habían estado presentes.
En este caso como en el clásico
de Vilas Boas y en el que narraré a continuación parece que lo que los EBEs
pretendían era simplemente experimentar a ver si podían lograr un cruce de las
dos razas.
He aquí lo que le sucedió a
Liberato Quintero Aníbal, un campesino colombiano. No puedo precisar la fecha,
pero creo que fue a principios de la década de los 80. Hacia la media noche
salió de su casa, en pleno campo, y se dirigió a un pequeño establo en donde
tenía unos animales. De pronto vio una enorme luz que le pasó por encima a baja
altura y que se detuvo muy cerca. Se tumbó en el suelo para esconderse y se
puso a observar. La luz procedía de un aparato largo en forma de huevo que
convirtió el fresco de la noche en un horno.
El corazón casi se le detuvo
cuando vio que descendía lentamente en vertical y que en un costado se abría
una puertecilla por la que salieron unos seres bajitos que llevaban una
linterna en las manos.
Eran varios hombres y tres mujeres. «De color blanco, caras chatas, mejillas muy salidas, cejas bastante largas, ojos redondos y salientes. Las mujeres tenían mucho pelo.»
Eran varios hombres y tres mujeres. «De color blanco, caras chatas, mejillas muy salidas, cejas bastante largas, ojos redondos y salientes. Las mujeres tenían mucho pelo.»
Liberato contaba así su
fantástica historia al periodista Francisco Pardo, de la revista «Vea». «Yo no
me podía mover. Aquellos hombres y mujeres tan chiquitos me hacían sentir
"terronera". Me quedé mirándolos y de repente tuve al lado mío a dos
de ellos. Intenté salir en carrera, pero pronto fui alcanzado. Esa gentecita
caminaba con mucha más facilidad que yo o que cualquiera de ustedes. Me
cogieron de la mano, que yo creí que se me quemaba. Haciendo un esfuerzo logré
librarme por unos instantes de ellos. Para eso utilicé mis puños y mandé al
suelo a por lo menos cuatro, pero eran demasiados y las fuerzas empezaron a
faltarme.»
De repente me pegaron en la
columna vertebral y hasta ahí llegaron mis alientos. De ahí en adelante quedé
sometido a su voluntad. Perdí el conocimiento y volví en mí después de no sé
cuánto tiempo, en el interior de un cuarto de raras luces. Me dolía mucho mi
brazo izquierdo, en donde pude ver algo así como la marca de una inyección. Yo
creo que me sacaron sangre, porque me ha dolido muchísimo la cabeza. Cuando me
desperté parecía como si me hubieran dado "palera" tremenda. Pero mi
sorpresa fue más grande cuando me di cuenta que al lado mío había tres mujeres
que me daban como masajes en la espalda y trataban de calmar el dolor que yo
sentía.»
Cuando sentí que me acariciaban
me asusté mucho, pero me sorprendí al ver que se trataba de una mujer
completamente desnuda en actitud provocativa y dispuesta a todo. A mí me gustan
mucho las mujeres pero le juro que no sabía qué hacer en ese momento. Comencé a
mirarla. Me pareció "chévere". Tenía los senos bien paraditos y no
muy grandes. Traté de besárselos y ella no se opuso.
Después de todo fue fácil.
Ella estaba desnuda y yo también. La seguí besando de los senos hacia abajo y
entonces me di cuenta de que no tenía ombligo. Entonces me dieron ganas de
estar con ella.
Me coloqué a su lado. A mí me dio mucha emoción y me le
entregué por entero.
Parecía insaciable. Era muy
ardiente. Tenía abundantes vellos. Piernas cortas, por lo bajita que era, pero
bien hechas para su estatura. La piel era suavecita y las caderas
"chéveres", muy "chéveres".»
Yo no sé cuánto tiempo duré con
ella, pero cuando estuve satisfecho y traté de pararme para irme a casa, ella
lo impidió. En ese momento me sentí como un niño acorralado y con más miedo que
al principio de la aventura. La mujer a quien había poseído hacía unos
segundos, emitía unos ladridos como los perros, que eran contestados por los
otros que esperaban en otra habitación del aparato.»
Estaba muy débil. De pronto
aparecieron dos mujeres que me dieron a beber una extraña sustancia de color
amarillento con la que repuse todas mis fuerzas.»
Relatos como éste, provenientes
sobre todo de mujeres, los he oído muchas veces. La mayoría de las ocasiones la
violación sucede no a bordo de un ovni, sino en la propia cama, y la mujer
siente que es poseída pero no ve a nadie. Esto suena a exceso de imaginación o
psicopatía, pero hoy sabemos ya que varias especies de EBEs tienen la capacidad
de volverse invisibles. Y no sólo a ellos, sino a sus aparatos.
Por supuesto que en un ambiente
espiritista, el extraño fenómeno es atribuido a un muerto —conozco a una viuda
que ha seguido teniendo, muy a su gusto, relaciones sexuales con «su difunto»—,
y en un ambiente cristiano tal fenómeno se atribuiría a una posesión satánica.
Los psiquiatras se lo achacarían a un funcionamiento extraviado de la mente —y
puede que en bastantes casos tengan razón—, y en otras religiones y culturas lo
explican por la intervención de alguna de sus divinidades menores.
Pero hoy ya podemos ir precisando
un poco más acerca del origen de estos modernos íncubos, porque hay testigos
que los han visto bajar de sus discos volantes antes de enfrascarse en sus
aventuras sexuales.
Algo diferente y menos respetuoso
de los derechos y de la dignidad del ser humano fue lo que le sucedió a Mel G.,
de Las Vegas. Un buen día se encontró en plena ciudad con una bella pelirroja
de muy baja estatura pero de cuerpo muy bien formado. La muchacha parecía muy
fogosa y sin rodeos le dijo que le gustaría hacer el amor con él, pero no en
una habitación, sino en pleno desierto, cosa que en Las Vegas no supone gran
dificultad, ya que lo tienen rodeando por todas partes a la ciudad.
Mel fue a su casa a buscar una
buena manta, se compró provisiones para un sabroso refrigerio a media noche
tras la gozada, y salió con su compañera hacia el desierto prometiéndose un pic nic inolvidable.
Y así fue.
Y así fue.
Cuando apenas había comenzado a
disfrutar de los encantos de su pequeña pelirroja, sintió encima de su espalda
una ola de calor. Se volvió y vio a unos siete metros de altura un disco que
tenía una fila de luces a su alrededor; pero lo que más lo sobresaltó fue la
presencia a su lado de dos individuos bajos, con grandes cabezas peladas y
vestidos con trajes ceñidos.
«Entre los dos me levantaron de
encima del cuerpo de la muchacha. Tenían mucha fuerza y no pude resistir. Uno
de ellos puso una especie de recipiente bajo mi pene erecto y sentí como un
cosquilleo eléctrico que hizo que eyaculase violentamente.»
La pelirroja recogió sus
vestidos, me saludó sonriente y se fue con ellos hacia donde estaba el ovni
flotando en el aire. Se pusieron debajo de un chorro de luz vertical y por él
ascendieron. El ovni se elevó y se perdió en la noche. Y allí me quedé yo, con
mi pobre miembro desinflado, pensando en si aquello había sido real o
imaginario.
El lector tiene todo el derecho,
ante casos como éste, a dudar de la veracidad del suceso. Pero no así ante
hechos como el que en seguida narraré, porque está muy bien documentado y fue
investigado muy a fondo nada menos que por el doctor Hynek y por el conocido
psicólogo norteamericano Doctor Leo Sprinkle.
Era la 1,15 de la madrugada del
día 12 de junio de 1974, cuando Daniel Perkins, conduciendo su propio
automóvil, se dirigía a su trabajo en las afueras de Las Vegas (Nevada). La
noche estaba clara y pudo ver en el cielo una luz azul intensa que se fue
haciendo más grande. Como le llamó mucho la atención, paró el auto y se bajó
para observar mejor. De pronto sintió un fuerte mareo y se metió de nuevo en el
coche. Pasado un rato se sintió mejor. Miró de nuevo al cielo y vio cómo la luz
se alejaba. Encendió el coche y se dispuso a seguir para su trabajo.
A los pocos instantes comenzó a
sentirse tremendamente intranquilo. Pensaba que su mujer podía estar en
peligro. Miró el reloj y se quedó asombrado cuando vio que eran ya las seis de
la mañana.
Entonces dedujo que su mareo había sido mucho más largo de lo que él había pensado en un principio. Aturdido, decidió volver a su casa. Allí le contó a su esposa, Charlotte, todo lo que le había pasado y entre los dos pensaron acerca de las cuatro horas perdidas de las que no recordaba absolutamente nada.
Entonces dedujo que su mareo había sido mucho más largo de lo que él había pensado en un principio. Aturdido, decidió volver a su casa. Allí le contó a su esposa, Charlotte, todo lo que le había pasado y entre los dos pensaron acerca de las cuatro horas perdidas de las que no recordaba absolutamente nada.
Tras una serie de vacilaciones, el
doctor Hynek se hizo cargo del caso y pidió la colaboración del Doctor
Sprinkle, muy experto en este tipo de investigaciones.
Hubo una primera entrevista de
los Perkins con Hynek y Sprinkle en el hotel Tropicana de Las Vegas, y en ella
se acordó someterlo a una serie de sesiones hipnóticas. La primera duró siete
horas y posteriormente hubo varias más, pero al final se logró llenar el vacío
de las cuatro horas perdidas.
Transcribo algunas frases de las
largas sesiones:
«La luz se acerca y se para sobre
mi auto... Descienden. Aparecen junto a mí tres seres muy bajitos.
Uno de ellos
me lanza un "espray"... el olor es terriblemente dulce... ya no puedo
moverme... me sujetan y me llevan al interior de la nave... no puedo
resistirme... me bañan en un líquido espumoso...»
«Hay una luz intensa,.. me tumban
en la mesa... les pregunto qué quieren hacer conmigo; me dicen que no me harán
daño, que no tema... que me han inmovilizado porque soy de reacciones
violentas...
La conversación del doctor
Sprinkle y Danny prosigue con multitud de detalles interesantes, pero que ahora
no vienen al caso. Lo que nos interesa es lo que sigue:
Me dicen que van a hacer algunos
cambios en mi organismo. Un ser de aquellos que está a mi lado... se va y
aparece en su lugar un rayo de luz roja, como láser, que se dirige a mi frente,
baja por mi cuerpo y se para en mis órganos genitales... Me proyectan números y
fórmulas matemáticas de muchas clases, pero yo no entiendo nada... Ahora puedo
moverme... me dicen que van a tomar mi lugar durante tres años, que después de
este tiempo ya todo estará completo... No sé qué quieren decir. Dicen que me
volverán a ver... yo me resisto... no quiero... me conducen de nuevo a mi
auto... me tocan en los hombros y en los brazos... me dicen que puedo irme cuando
quiera... que van a contactar a muchas otras personas como han hecho conmigo...
se dan la vuelta y se alejan... veo elevarse la luz azul en el cielo.»
Este fue el momento en que Danny
Perkins se despertó en su auto y vio cómo la luz azul se alejaba a toda
velocidad en el espacio.
Las cosas parecieron sosegarse
tras las sesiones hipnóticas y la pareja hizo un gran esfuerzo por olvidar todo
el desagradable incidente. Supieron de otros casos similares que tanto el
doctor Hynek como Leo Sprinkle conocían, y asumieron que habían sido testigos
de un caso más de abducción.
Pero lo peor estaba todavía por
venir, debido a la modificación que los EBEs habían hecho en los genitales de
Danny. A los tres años, Charlotte cayó en estado y comenzaron a suceder cosas raras
en la casa. Entonces ya no era su marido el centro de los fenómenos, sino la
propia Charlotte. En el séptimo mes de embarazo se sintió mal y tuvieron que
llevarla rápidamente al hospital, donde dio a luz una niña prematura que
distaba mucho de ser normal.
Cuando Daniel le vio la cara a su
hija recién nacida, dio un gran grito y exclamó excitadísimo:
¡Tiene la misma cara que ellos!»
Tuvieron que calmarlo porque estaba presa de un ataque de histeria.
Tanto antes
como después del parto, los Perkins y la madre de Charlotte sentían una extraña
presencia en la casa, como si alguien los estuviese espiando, aparte de que
sucedían toda suerte de fenómenos extraños.
La bebé nació muerta, según el
dictamen del doctor John W. Grayson, quien le practicó una detalladísima
autopsia que duró cuarenta y ocho horas, el 13 de junio de 1977. Resumiré el
extensísimo informe. La criatura pesaba dos libras y catorce onzas; los ojos,
nariz y boca apenas si estaban marcados y las orejas estaban colocadas más
abajo de sus sitios normales y además deformes.
Aparte de muchas otras
peculiaridades anatómicas que por brevedad omitimos, «en su mano izquierda se
podía ver a la altura de las falanges, una conexión por membrana sin que el
resto de la mano contuviese hueso. Los restantes dígitos apenas si se notaban
en las dos manos». (Este detalle de las membranas en las falanges coincide
totalmente con to que sabemos de la autopsia practicada a otros EBEs).
A todos estos casos tendríamos
que añadir el reciente de Christa Tilton, perfectamente investigado por Bud
Hopkins autor del famoso libro «Los intrusos». A los 10 años (en 1962) fue
llevada a bordo de un ovni, en donde le hicieron un examen físico. Muy
probablemente la «prepararon» para lo que más tarde pensaban hacer con ella.
En 1971, cuando todavía era
soltera, de nuevo fue llevada a bordo por unos «grises», y se le implantó un
óvulo fertilizado.
Dos o tres meses después
repitieron la visita y la trasladaron de nuevo a una nave para extraerle el
feto. Le dijeron que algo había resultado mal. (Aunque sabiendo lo mucho que
mienten, es muy posible que lo hiciesen por los mismos motivos por los que en
otras ocasiones han retirado fetos del útero de otras mujeres).
En 1976, ya casada, pero tras un
largo período sin actividad sexual con su marido ni con ningún otro hombre,
resultó que estaba en estado. Sometida a hipnosis se halló que había sido
llevada de nuevo a una nave en donde le habían implantado otro óvulo ya
fecundado con el semen de un extraterrestre, al que ella pudo ver años más tarde.
A los nueve meses nació su hija que según ella se parece mucho a su padre no
humano.
En 1985, estando en Tucson
(Arizona) en una noche en que se vieron sobre la ciudad una gran cantidad de
luces, de nuevo se vio a bordo de un ovni en donde se limitaron a darle
información. Uno de aquellos seres, más alto que los otros, la tocó en la
frente y desde entonces Christa dice que su vida cambió radicalmente.
En 1987, cuando conducía durante
la noche su coche por una carretera solitaria fue de nuevo abducida a bordo de
un ovni en donde la volvieron a examinar físicamente. Entre otras cosas le
dijeron que su hija también había sido abducida. (Este detalle y otros que
conocemos de familias enteras, nos demuestran lo que hace tiempo venimos
diciendo: que las experiencias genéticas de ciertos extraterrestres son también
generacionales).
Christa, tras haber sufrido mucho
en todos estos años pasados, es en la actualidad una mujer mucho más centrada,
gracias no solo a la ayuda que ha tenido de varias personas inteligentes sino
por haber usado su cabeza sabiamente, aceptando lo inevitable y tratando de
buscar la parte positiva de toda su compleja experiencia.
Desgraciadamente no sucede lo
mismo en otras partes del mundo y con otros abducidos. El desconocimiento y la
negación total de estos hechos por parte de las autoridades y en concreto de
los psicólogos y psiquiatras, hace que las víctimas de estos hechos —que pese a
las apariencias se cuentan por miles— se encuentren totalmente indefensas y
carentes de todo auxilio.
La mayor parte opta por sufrir en
silencio su martirio y las que desesperadas se deciden a comunicarlo, se
encuentran de ordinario con una total incomprensión, cuando no son objeto de
burla por aquellos que deberían ayudarlas. Esto hace que en no pocas ocasiones
hayan recurrido a la extrema solución del suicidio.
Las conclusiones que de éste y de
los anteriores casos se pueden sacar son de gran trascendencia en lo que se
refiere al título de este capítulo; y por lo que podemos ver sus experiencias
en torno a los procesos reproductivos de los humanos son muy variadas,
dependiendo de lo que cada especie de EBEs pretenda con ellas.
En muchos casos lo único que
buscan es obtener embriones híbridos con los que hacer sus experiencias
biológicas; esta es la razón de los abortos que con tanta frecuencia sufren las
mujeres que dicen haber sido violadas por un extraterrestre.
Según un informe, el feto es
retirado a los tres meses porque de seguir en el vientre de su madre se
produciría un aborto natural. Tras el aborto forzado, los EBEs se encargan de
su futuro desarrollo extrauterino.
Otros fetos humanos son usados de
maneras diferentes: para fabricar glandulares, para desarrollarlos hasta
convertirlos en androides de varios tipos, para obtener de ellos material
biológico necesario para la fabricación de robots o «sintéticos», etc. El tema
es horripilante, pero no ganamos nada con seguir ocultándolo o ignorándolo.
Desconocemos las metas concretas
de las experiencias de gran alcance en torno al ADN que los EBEs están realizando
en la actualidad en sus laboratorios subterráneos, de los que sabemos la
ubicación en los EEUU, con el conocimiento de las autoridades de aquel país.
Pero sí conocemos el resultado de
otras experiencias suyas. En la actualidad hay muchos niños humanos que han
sido «tratados» o «manipulados» cuando estaban en el vientre de sus madres.
Son, en cierta manera, mutantes de la especie humana. Suelen aprender a leer
solos y desarrollan cualidades físicas y sobre todo mentales extraordinarias.
Por el contrario, otros salen muy deformes y hasta monstruosos, como el bebé
nacido en un hospital de Ponce (Puerto Rico) en 1979, que, aparte de tener una
cara velluda y horrible, sólo quería beber sangre. Murió a las pocas horas de
haber nacido después de haber pronunciado unas palabras que aterrorizaron a las
enfermeras que lo contemplaban muertas de miedo ante su fealdad.
En mi libro «La granja humana»
narro el caso de Mario. Pero allí no hablo de cómo fue su gestación.
Según lo
que le ha dicho el EBE que lo visita en su casa de Madrid, «ellos»
intervinieron desde antes del momento de la fecundación de su madre, retirando
de ella un óvulo e implantándole ciertos genes que a «ellos» les interesaba que
Mario tuviese. Posteriormente volvieron a colocar el óvulo en los ovarios de su
madre, listo ya para ser fecundado por su marido y dar lugar a un ser
completamente humano pero con ciertas mutaciones. Esta es la razón de por qué
Mario, aun teniendo rasgos familiares, es por otro lado tan diferente de sus
hermanos. En cambio, curiosamente, se parece al EBE que lo visita, que no
pertenece a la especie de los «grises» y es más bien alto y parecido a
nosotros. (Ver Apéndice VI, «Los extraterrestres buenos»).
Volvamos a las concepciones
virginales con las que iniciamos este capítulo. Dados sus enormes conocimientos
sobre biología, a los EBEs no se les hace nada difícil «hacer concebir a una
virgen.
Pueden hacerlo sin que ella se dé
cuenta, tal como hemos visto en algunos de los casos expuestos, y pueden
hacerlo teniendo ella plena conciencia de lo que está sucediendo, pero
manteniendo todo el hecho en un plano inmaterial y místico, haciéndole creer a
la mujer casada o a la doncella virgen que el que fecunda es un dios —tal como
sucedía en las religiones antiguas— o el «Espíritu Santo», tal como se cree en
el cristianismo.
El propósito que los EBEs
tendrían en la creación de los muchos «Hijos de Dios» con que nos encontramos
en la historia, concebidos por madres vírgenes, sería darles credibilidad tanto
a ellos como a la religión que fundasen. Al fin y al cabo todas las religiones
no han sido otra cosa que elaboradísimas estrategias que estas entidades han
usado para mantener confusa y dividida a esta pobre humanidad a lo largo de
toda su historia.
Ternera muerta por un ovni en el
pueblo de Moca (Puerto Rico) el 1 de marzo de 1975. Le llevaron la lengua, los
ojos, el esfínter anal y todo el aparato reproductor, igual que al sargento
Louette (Foto del autor).
El doctor Allen Hynek, cuando
todavía se dedicaba a decir que los ovnis eran falsas apreciaciones de la Luna
o de Venus, tal como está haciendo con la foto que tiene en la mano. Los
últimos rumores sobre él son que su muerte estuvo rodeada de extrañas
circunstancias. Fue al hospital para una intervención quirúrgica sencilla y
allí lo convencieron de que se sometiese a una operación de mayor importancia
de la que, inexplicablemente, no salió con vida. ¿Uno más de los «callados» por
la fuerza?
Aparato visto por
Christa Tilton al amanecer del 31 de marzo de 1987 a! sur de Tuba, (Oklahoma).
Lo vio aterrizar. Tenía luces
brillantes que se encendían con una secuencia. Cuanto más descendía más lentas
pulsaban las luces. Cerca del suelo extendió tres patas y se abrió una
portezuela. Al tocar el suelo botó suavemente como si estuviese encima de
muelles.
Estos son los incubadores y fetos
vistos por Christa Tilton a bordo de la nave a Ia que fue llevada en 1987.
Recuerda que bastantes años antes la habían llevado a una base subterránea en
donde vio el mismo tipo de incubadores; pero no le permitieron tocarlos.
CAPITULO VI EBES MUERTOS Y EBES
VIVOS
La caída de los ovnis de Roswell
y Aztec tuvo mucha importancia, porque desde el principio se tuvo evidencia
incuestionable de que las autoridades militares mentían descaradamente en sus
intenciones acerca de los ovnis. Por otro lado, nos puso en la pista de que
alguna cosa grave había detrás de todo el fenómeno cuando tan celosa y a veces
tan drásticamente se ocultaba algo que en sí no parecía tener tanta importancia
y no había por qué ocultarlo tan desesperadamente.
Tendrían que pasar años para que
descubriésemos el porqué del secreto y del nerviosismo de las autoridades: en
el ovni de Roswell no sólo iban varios «grises», sino que descubrieron también
cuerpos humanos y, lo que es peor, cuerpos desmembrados y no por el impacto de
la caída. Se pudo llegar a la certeza de que ya habían comenzado a
«procesarlos» en la misma aeronave de camino a su base.
De aquel hecho las autoridades
dedujeron cuál era el fin de las desapariciones de personas y sobre todo de
ganado, y ello las llevó a echar sobre todo lo relativo a los ovnis un cerrojo
que han logrado mantener hasta nuestros días.
Pero prescindamos ahora de las
caídas de ovnis y ocupémonos de sus tripulantes, ya que si importante es el
aparato por su tecnología, mucho más importante es quien lo tripula y quien en
definitiva lo ha construido.
Uno de los grandes pecados que
los «ufólogos serios y científicos» cometen es el de estar todavía demasiado
atentos a los vehículos, dudando si son o no son, y tratando de catalogarlos de
alguna manera, y no prestarle casi ninguna atención a sus tripulantes, «porque
eso es todavía más difícil de probar». Mientras buscan con sus binoculares a
los ovnis en el cielo, los que los conducen ya hace rato que se han bajado de
ellos y se les han metido en casa.
Como estamos tratando de cuerpos
vivos de EBEs, no me resisto a traer aquí a colación un caso que hace años
recorrió las revistas de Europa relativo a un bebé extraterrestre aparecido en
Rusia tras el probable estrellamiento de un ovni.
No tengo prueba ninguna de que el
caso sea verídico; y si fuese el único en su género, por supuesto que no lo
creería. Pero estando convencido como estoy de la realidad de otros casos más
difíciles aún de creer no tengo por qué no aceptar éste; aparte de que no baso
toda mi fe en la realidad del fenómeno ovni en éste ni en ningún caso en
particular.
El que difundió la noticia fue el
periodista Henry Gris, que aparte de ésta ha suministrado al' mundo occidental
muchas otras noticias relativas a los ovnis en la Unión Soviética y que hizo
todo lo que estuvo en su mano, dentro de la misma Rusia, para llegar al fondo
del caso.
Sucedió el 14 de julio de 1983,
cerca de los montes de Pamir. Se oyeron en el aire unas enormes explosiones que
llenaron de pánico a los habitantes de cuatro pequeños pueblos: Kashtegirmen,
Belovodskoya, Karabalty y Sosnovka. Especialmente en éste último, tras la
segunda oleada de explosiones, al anochecer todo el pueblo se tiñó de un color
rojo que infundía pavor.
Los habitantes creyeron que se
trataba de una explosión nuclear por haber estallado la guerra con los Estados
Unidos y más cuando vieron aparecer grandes contingentes de tropas que se
situaron a todo lo largo de la frontera con China, que no está demasiado lejos
del lugar de las explosiones.
Las autoridades pensaron por su
parte que podía ser el comienzo de alguna ofensiva de los chinos y por esos
mandaron en seguida tropas para encarar tal eventualidad.
Aparte de estas maniobras de los
mandos militares, otras agencias gubernamentales, atendiendo a las extrañas
noticias que les llegaron de la región, enviaron varias escuadrillas de
helicópteros para que rastreasen los lugares montañosos de donde los campesinos
decían que habían provenido las explosiones. A pesar de la poca luz, pudieron
ver una columna de humo que se levantaba de un apartado lugar y hacia allá se
dirigieron.
Tras una breve inspección desde
el aire pronto pudieron descubrir los restos de algún aparato que allí se había
estrellado contra el suelo. Parecía que se trataba de una nave en forma de
disco de unos 30 metros de diámetro, aproximadamente.
Al igual que en los Estados Unidos, las providentes autoridades trataron de disimular lo sucedido, difundiendo la versión de que lo que había sucedido era que un avión Jumbo occidental se había estrellado, estallando sucesivamente.
Henry Gris logró llegar hasta la
ciudad de Frunze, en donde pudo obtener muchas noticias de primera mano. La
gente no se creyó la versión oficial del Jumbo y hablaban abiertamente del
estrellamiento de un plato volador. El ejército, en los días posteriores,
estaba muy activo en toda aquella región y no se permitía a nadie el paso hacia
las montañas. Exactamente igual a lo que suelen hacer en los Estados Unidos
cuando sucede algo por el estilo y exactamente igual a la que yo mismo pude
observar en México cuando el estrellamiento del ovni en las montañas de Puebla.
El ejército cerrando todos los caminos y en algunos sitios cordones de soldados
colocados cada varios metros.
Pero Henry Gris se enteró de algo
mucho más interesante. Un pastor había afirmado que vio caer del cielo,
lentamente, algo que se parecía a un huevo pero de tamaño como un depósito de
agua no muy grande. Inmediatamente, guiados por el pastor, se dirigió allá un
destacamento de soldados especialmente entrenados y rastrearon toda la zona
boscosa situada a unos cuatro kilómetros del pueblo de Sosnovka. Dirigía la
operación el coronel Dzoldash Aymatov.
No pasó mucho tiempo hasta que
descubrieron una cápsula en forma de huevo de aproximadamente un metro y medio
en su parte más larga. La examinaron con todo cuidado, temiendo que fuese una
bomba o que contuviese algún gas peligroso. Se hizo venir a expertos con
instrumental sofisticado, y cuando se convencieron de que en su interior no
había nada que pudiese poner en peligro la vida de los que la manipulaban, el
coronel Aymatov dio la orden de que la abriesen con sumo cuidado.
La sorpresa fue enorme. En su
interior había un bebé masculino plácidamente dormido, a juzgar por su
respiración profunda y sosegada, y a primera vista parecía ser humano.
Transcribo las propias palabras de Henry Gris: «El coronel Aymatov habló en
seguida por teléfono con la oficina gubernamental en Frunze y pidió
instrucciones ante un hecho tan inesperado. En seguida le llegó la respuesta:
No tocar de ninguna manera al niño hasta que no llegase un equipo de médicos
que salía en seguida para el lugar en helicóptero. Cuando los médicos llegaron,
introdujeron oxígeno en la cápsula valiéndose de un mecanismo como el que usan
los astronautas, y la cargaron con todo cuidado hasta el hospital de Frunze, en
donde separaron todo un sector del edificio para que nadie pudiese enterarse de
lo que allí estaba sucediendo.»
Siempre según Henry Gris, el
coronel Aymatov no tuvo inconveniente en decir: «Todos los indicios hacen
pensar que se trata de un bebé extraterrestre que fue arrojado al espacio desde
un ovni con problemas. La cápsula logró llegar a tierra en perfectas
condiciones debido a una extraordinaria tecnología en lo que se refiere a
salvamentos de vehículos espaciales con problemas. Ello ha motivado que la
cápsula llegase a tierra en perfectas condiciones y que el bebé esté
perfectamente bien.»
Sin embargo, a pesar de todos los
esfuerzos, el niño murió a los tres meses de haber aterrizado, debido a una
infección masiva que contrajo. Los médicos temieron esto desde el primer
momento y dedicaron todos sus esfuerzos para que no sucediese, pero no lo
lograron. Comenzó a subirle la temperatura muy rápidamente y su respiración se
hizo fatigosa. A las doce horas moría.
Uno de los médicos que lo
atendieron en el hospital de Frunze fue el doctor Mikhail Ibragimov, que
describió así a la criatura extraterrestre: «Se trataba de un niño que se
parecía muchísimo a cualquier niño humano. Yo me atrevería a decir que era una
copia de cualquier bebé humano o quizás nosotros somos una copia de ellos.
Excepto por la membrana que tenía entre los dedos de las manos y de los pies,
el bebé parecía ser del todo humano. Este detalle de la membrana nos hace
sospechar que su raza debe pasar mucho tiempo en el agua. Además de esto tenía
un raro color púrpura en sus ojos.
Los rayos X demostraron que sus
vísceras son prácticamente como las de los humanos si hacemos una excepción con
el corazón, que lo tiene desproporcionalmente grande. Su pulso es más lento que
el nuestro. La tensión sanguínea es normal, aunque su actividad cerebral es
algo superior a la de un humano adulto. Probablemente tiene grandes capacidades
telepáticas y tele cinéticas. En resumen, podríamos decir que sus funciones
vitales son semejantes a las de un bebé humano.
CAPITULO IX SE DESTAPA EL SECRETO
Como ya dijimos, la primera
comunicación física filmada del gobierno norteamericano con los EBEs fue el 30
de abril de 1964, en la base de la Fuerza Aérea de Holloman, en el estado de
Nuevo México. En un área preparada y previamente concertada aterrizaron tres
platillos, de los que descendieron varios EBEs, a los que estaban esperando
oficiales de inteligencia del gobierno, y allí mismo se celebró la reunión.
Anteriormente había habido ya
contactos y posteriormente continuó habiendo reuniones como la de Holloman, en
las que se fue avanzando en el entendimiento, hasta que por fin, durante el
período comprendido entre 1969 y 1971, el MJ-12, en representación del gobierno
de los Estados Unidos, hizo un trato con ellos. Este consistía en que a cambio
de la tecnología que los EBEs proporcionarían a Norteamérica (mayormente
relacionada con armamento, control mental y conocimientos anti gravitatorios
para dejar atrás a los rusos), el gobierno de USA «ignoraría» ciertas cosas que
estaban ocurriendo y les proporcionaría lugares seguros en donde ellos pudiesen
realizar sus actividades y en los que a su vez enseñarían a los militares las
nuevas técnicas prometidas.
De hecho, la base de Groom Lake,
una de las más secretas, fue ampliada a partir de 1972, y se construyó en ella,
bajo la dirección de los EBEs, una enorme instalación subterránea en la que se
colocó el instrumental pactado que, por supuesto, era manejado exclusivamente
por «ellos».
Las «cosas» que estaban
ocurriendo y que el gobierno prometía «ignorar» eran las misteriosas matanzas
de ganado que se detectaban en toda la nación y los secuestros y desapariciones
de seres humanos que de vez en cuando saltaban a las páginas de los periódicos.
Ya desde un principio este
«trato» motivó una fuerte discusión en el seno de Majestic-12, pero la
confrontación entre sus miembros se agravó cuando, pasado el tiempo,
descubrieron que habían sido engañados por los EBEs y que habían traicionado a
sus conciudadanos haciéndose cómplices de miles de crímenes.
El engaño de que tan ilustres
señores fueron víctimas es en verdad atemorizador. Descubrieron en primer lugar
que el número de seres humanos secuestrados y de los que en la mayoría de los
casos no se volvía a saber era muy superior a lo que ellos habían pensado
inicialmente. Por haberlo ya tratado en mi libro «La granja humana», no
abundaré aquí sobre este interesantísimo tema de las desapariciones de
personas.
Sin embargo, lo que más los
impactó fue el conocer en detalle lo que les sucedía a las personas que eran
temporalmente abducidas (consciente o inconscientemente) y a aquellas que nunca
volvían a aparecer. Se llenaron de horror cuando descubrieron lo que los EBEs
suelen hacer:
Acostumbran a insertar en
el cerebro, a través de las fosas nasales, un pequeño aparato esférico de unos
tres milímetros con el que pueden «monitorear» biológicamente al secuestrado y
seguirle la pista a la perfección.
Controlan durante un período de dos a cinco años, mediante sugestión pos hipnótico, a los abducidos, de modo que éstos efectúen una actividad específica en el momento preciso.
Sacrifican a algunos de
ellos para que les proporcionen «material biológico». O dicho en otras
palabras más crudas, matan a algunos de los secuestrados para utilizar sus
tejidos.
No tienen inconveniente en
asesinar a ciertos individuos que son una amenaza para la continuación de sus
actividades en nuestro planeta.
Efectúan experimentos de
ingeniería genética.
Fecundan a mujeres y les extraen
prematuramente los fetos, cultivándolos fuera del útero materno para seguir de
cerca su desarrollo.
Estas son, a grandes rasgos, las
actividades en que están ocupados los EBEs con los que el MJ-12 hizo el pacto
mencionado.
«El gobierno de USA no tuvo
inicialmente conocimiento de las consecuencias de su "trato" porque
los EBEs le hicieron creer que los secuestros eran esencialmente benignos. Y
como se imaginaron que de todas las maneras los EBEs los iban a seguir
haciendo, simplemente insistieron en que les suministraran periódicamente una
lista de los secuestrados.»
Pero la realidad fue muy
diferente. Los EBEs no sólo mintieron en cuanto al propósito de sus secuestros,
sino en el número de personas que se llevaban. A medida que pasaba el tiempo
las abducciones iban en aumento, incrementándose mucho en 1973. Cuando el MJ-12
descubrió lo que estaba sucediendo ya era demasiado tarde. Aparte de la enorme
humillación que supuso descubrir que los EBEs ¡habían hecho un trato muy
parecido con los rusos!
Hace muy pocos meses todos los
miembros del MJ-12 tuvieron en su recóndito refugio del Country Club una
reunión tormentosa en la que se debatieron casi desesperadamente dos
posiciones: la de los que defendían que había que decir al público la verdad
desnuda pidiendo al mismo tiempo perdón por el error cometido y solicitando
colaboración, y la de los que decían que de ninguna manera se podía hacer eso,
porque el pueblo no estaba preparado para asimilar la «horrible verdad» de que
somos los conejos de Indias de una raza superior extrahumana.
Los defensores de esta segunda
posición eran más abundantes y propusieron además desarrollar un arma que
pudiese ser utilizada contra los EBEs «grises» de los que se conocen ciertas
debilidades o deficiencias fundamentales. En concreto sugirieron que podría
hacerse bajo el antifaz de la SDI Strategic Defensive Initiative.
Y si hemos de creer a algún
informe, tal arma ya fue probada en la primavera de 1988, aunque con resultados
negativos. En la actualidad, según el mismo informe, un grupo de científicos
trabaja febrilmente en una base subterránea de la Fuerza Aérea norteamericana
para lograr corregir las deficiencias que en el arma se encontraron.
Esta desavenencia en el seno del MJ-I2 se echa de ver por un lado en la filtración desde un tiempo a esta parte de noticias concretas, cintas magnetofónicas con información muy valiosa y hasta un video-cassette en el que se puede ver a un alienígena que la fuerza aérea ha tenido prisionero en una base; y por otro lado en la dificultad con que semejante información llega a las manos de los investigadores, y en la facilidad con que desaparece en cuanto se descuidan los que la poseen.
Es típico el caso de Linda Howe.
Había hecho un documental fílmico sobre los animales que aparecían desangrados
y mutilados de una manera misteriosa y sobre la íntima relación de este hecho
con el fenómeno ovni por más que los «ufólogos serios» sigan dudándolo todavía.
Pues bien, Linda recibió en 1982
una llamada telefónica invitándola a hacer una película sobre el tema de los
ovnis y en concreto sobre varios platillos que se habían estrellado y cuyos
restos estaban en poder del gobierno. La pusieron en contacto con un oficial de
la Fuerza Aérea llamado Cody, el cual le dio información de primera mano y le
prometió 2.200 metros de film sobre el aterrizaje de Holloman y la entrevista
de tres alienígenas con agentes del gobierno.
Durante varios meses su vida fue
auténticamente «de película», ya que sus comunicantes la hacían ir de una
ciudad a otra para recoger datos y para entrevistarse con personajes extraños.
Le daba la impresión de que sus informadores temían que se supiese lo que
estaban haciendo y muchas veces se echaban atrás en sus promesas o en sus
citas. Finalmente, cuando ya tenía los contratos firmados para empezar a rodar,
sus comunicantes dieron largas a todo el asunto y dejaron de comunicarse con
ella.
Algo por el estilo le sucedió a
un rico político del sur de California. Lo llamaron para hacer una película
sobre el fenómeno ovni y hasta lo llevaron al Pentágono en donde le enseñaron
videos de entrevistas con extraterrestres. Pero a última hora lo dejaron
esperando todo el material prometido.
Uno de los documentos recibidos
por Linda Howe fueron los famosos «papeles de Dulce». Dulce es un pueblo en el
estado de Nuevo México cerca del cual hay una base subterránea secreta llevada
conjuntamente por el ejército y por los extraterrestres. La base que no es la
única de este géner está exactamente a un kilómetro de Archuleta Mesa, en la
reserva india apache de Jicarilla, y se hizo famosa por lo que más tarde
contaremos. Su existencia se conoce por tres fuentes al menos.
La primera proviene del secuestro
de una mujer y su hijo, que fueron llevados a la base subterránea, aunque
inexplicablemente más tarde fueron devueltos.
Otra de las fuentes por las que
se conoce la existencia y las actividades de la base subterránea de Dulce es
por un ex agente de la CIA que logró huir de ella tras haber estado trabajando
allí y cuando se enteró de las actividades reales a que se dedicaban los EBEs.
Antes de escaparse tomó algunas notas, fotos y videotapes y posteriormente se
escondió. En la actualidad mantiene contacto únicamente con cinco individuos, a
los que ha enviado los ya famosos «papeles de Dulce», a los que posteriormente
nos referiremos más en detalle.
Ahora quiero fijarme sólo en dos
cosas que me interesaron especialmente por haberlas encontrado con anterioridad
en mis investigaciones personales: «Algunas mujeres son usadas para cruzarlas
con estos robots casi humanos.»
El tema es enormemente
interesante y de tremendas consecuencias.
La otra cosa que me llamó la
atención fue esta intrigante frase: «Los alienígenas ponen su mano en la sangre
como si fuese una esponja. Pero no es sólo alimento lo que quieren de ella;
parecen absorber átomos. En Defendámonos de los dioses y en Israel
Pueblo-contacto hablé extensamente del papel importante que la sangre juega en
todas las religiones incluido el cristianismo y en el fenómeno ovni.
Y no podía ser menos, dada la enorme relación que existe entre éste y el fenómeno religioso. De hecho en «The Matrix» vemos confirmado algo que hace años venimos diciendo con gran disgusto de los «ufólogos serios»: «Los EBEs han creado las religiones para poder manipular más fácilmente las mentes de los humanos.»
Y no podía ser menos, dada la enorme relación que existe entre éste y el fenómeno religioso. De hecho en «The Matrix» vemos confirmado algo que hace años venimos diciendo con gran disgusto de los «ufólogos serios»: «Los EBEs han creado las religiones para poder manipular más fácilmente las mentes de los humanos.»
Considerado globalmente, es un
hecho manifiesto que las creencias religiosas son estrategias elaboradísimas
para mantener las mentes de los humanos distraídas, por una parte, y divididas
por otra, de modo que no lleguen a darse cuenta del estado lamentable en que la
humanidad se encuentra.
En líneas anteriores dijimos que
Dulce se hizo famosa por un episodio sucedido en 1979, cuando parte de los
humanos que allí trabajaban se sublevaron. El descubrimiento de las verdaderas
actividades de los EBEs y el confinamiento a que estaban sometidos parece que
fue la causa de la rebelión. Pero las alienígenas reaccionaron drásticamente y
persiguieron hasta fuera de la base a los insurrectos, logrando matar a 66 de
ellos, aunque 44 lograron escapar. Posteriormente parece que de alguna manera
se hicieron las paces y la base de Dulce ha seguido funcionando hasta hoy.
¿Qué pensar de todo esto? Es muy cómodo decir que todo es falso y un poco cobarde el no quererse «mojar». Yo, tras conocer muchos hechos extraños de la ovnilogía y aun sospechando que algunas de estas afirmaciones concretas pueden no ser ciertas, me inclino a creer que el fondo de todo ello es real. La presencia y actividad de seres inteligentes no humanos en nuestro planeta es algo que la humanidad no puede permitirse el lujo de ignorar por más tiempo.
Sin embargo, tan preocupante como
todo esto, si no más, es la posibilidad de que todas las experiencias de Dulce
y de otras Bases subterráneas, sean actividades de grupos secretos humanos muy
poderosos, que poseedores de unas tecnologías avanzadísimas y dominados por
ideas delirantes estén llevando a cabo las atrocidades que describiremos en
líneas posteriores. La presencia de EBEs en sus instalaciones sería sólo
circunstancial y más bien con el fin de poderles achacar a ellos lo que allí se
realiza.
Desgraciadamente resulta muy
difícil separar lo auténtico de lo espurio, ya que son muchas y muy diferentes
las causas que intervienen en todo ello. Y aparte del factor humano, hay que
contar con el extrahumano, muy interesado en que no caigamos en la cuenta. Por
eso es muy natural que los mortales, ante tantos hechos extraños y ante la
imposibilidad de llegar a tener una idea clara de todo ello, duden
perpetuamente o rechacen los hechos, y en ocasiones su mente se desboque
enloquecida llegando a fabular incontenidamente.
Pero ya es hora de que vayamos
despertando de un engaño que ha durado miles de años y que tan caro nos ha
costado.
Uno de los lugares más comunes
donde verifican implantes, tal como se muestran en el grabado (*), es muy cerca
de la glándula pituitaria. La estimulación electromagnética de la pituitaria
afecta también a Ia glándula pineal, que tiene mucho que ver con la percepción.
No hay que ser un neurofisiólogo para imaginar todo lo que se puede lograr mediante
campos o impulsos electromagnéticos.
Linda Howe haciendo su documental
sobre reses muertas por los ovnis.
CAPITULO X TAXONOMÍA Y ANATOMÍA DE LOS EBES
Tipo núm. 1. Reticulianos», así
llamados porque dicen venir de un planeta que gira en torno a la estrella Zeta
Retículi.
El color de su piel es gris.
Bajitos, de 1,20 a 1,40 metros de altura, con una gran cabeza pelada y ojos muy
rasgados, tal como los han pintado muchas veces, de acuerdo a la descripción de
los que los han visto. Muy psíquicos, con un gran dominio de la telepatía.
Mente grupal con una conciencia individual muy poco desarrollada, dando la
impresión de que se comportan como si fuesen militares.
Este es uno de sus
puntos débiles. Su meta es el conocimiento científico y mediante él, el dominio
del mundo.
Tienen también gran dominio de la
materia y pueden cambiar su apariencia física y crear robots biológicos. Muy
interesados en los experimentos genéticos, pues quieren mezclarse con nosotros
para hacer una raza híbrida superior a ambas.
Están grandemente interesados en
«monitorear» las mentes de ciertos humanos mediante aparatos que les implantan
en la niñez y que revisan cada ciertos años, muchas veces sin que se dé cuenta
el humano.
Con esto adquieren conocimientos
sobre nosotros y van implantando en nuestra sociedad ciertas ideas que a ellos
les interesan.
En un informe se describe
detalladamente cómo son sus procesos de adoctrinamiento, consciente e
inconsciente— de los humanos, que ellos llaman de «inculcación».
En este particular, el gobierno
de los Estados Unidos y en concreto la CIA y la NSA han recibido información
abundantísima, que usaron y siguen usando muy eficazmente para sus labores de
espionaje, para «silenciar» a personajes muy especiales y peligrosos según su
criterio y para conseguir impunemente sus propósitos más arriesgados.
En la actualidad existen
individuos llamados cyborg que cuando perciben en su cerebro una señal electromagnética o una orden telepática, actúan como robots y ejecutan
ciegamente la acción para la que están programados. Los Reticulanos son
maestros en esto.
Según parece, estos EBEs
rechazaron el trato que les fue propuesto por el gobierno de algún país de la
Tierra que exigía de ellos, a cambio, tecnología para ser usada militarmente.
Tipo núm. 2. Grises llamados «Riguelianos»
porque dicen venir del sistema planetario de Rigel.
Aliados en cierto modo con los del tipo 1 y físicamente muy parecidos, aunque con los ojos redondos y grandes.
Aliados en cierto modo con los del tipo 1 y físicamente muy parecidos, aunque con los ojos redondos y grandes.
Estos son los que están ahora en
relación con el gobierno de USA, aunque éste esté arrepentido del pacto después
de haberse percatado del engaño del que ha sido víctima. De hecho está ahora
tratando de cómo puede liberarse de la presencia de estos seres que para la
raza humana resultan muy perjudiciales.
Dice el informe: «Son una raza
genéticamente dañada, que cuando está saludable, tiene una piel
amarillo-verdosa; pero cuando no tienen suficientes glandulares, glándulas de
ganado molidas para absorber a través de la piel, tienen un color gris.
Una característica muy importante
de estos riguelianos es que son capaces de salirse de nuestro tiempo. Además,
son poco individualizados, como los Reticulanos, y aparentemente militarizados como ellos.
Suelen repetir: «somos
uno», estamos amarrados. Tienen su sistema digestivo y generativo dañados parece que por una guerra atómica de hace miles de años— y por eso tienen que
nutrirse a través de la piel. Su alimento consiste en una especie de sopa
celular que es procesada utilizando tejido bovino que ellos untan en la piel.
Estos del tipo 2 son los que realizan la mayor parte de las matanzas y
mutilaciones de ganado con el fin de alimentarse. No tienen inconveniente, en
caso de necesidad, de hacer lo mismo con seres humanos.
Están haciendo desesperadamente
experiencias genéticas con los humanos, pero no por amor a la ciencia o por
conseguir un cruce más perfecto, sino por conservar su propia especie y por
lograr reproducirse de una manera más natural, ya que debido a su defecto en
sus funciones generativas todos son clones. Esta es la razón de que todos
parezcan iguales.
Han tratado de llevarse ganado a
otros sistemas solares, pero no han podido, porque el ganado no puede vivir
allí.
Según el informe, «estos EBEs han
interpenetrado masiva y radicalmente nuestra civilización. Mantienen bases en
todo el mundo, especialmente en los Estados Unidos, y controlan cada aspecto de
nuestra sociedad». Según Paul Bennewitz, hay unos 50.000 en nuestro planeta.
En la actualidad la raza humana
está siendo sometida por estos seres a un verdadero bombardeo mental sin que
se dé cuenta. También se valen de líderes humanos o «iluminados» de muchos
tipos para mantener su control sobre nosotros. Son también, como los
reticulianos, maestros en manipular la psique. Parece que gracias a ellos la
CIA ha logrado una tremenda efectividad en este campo.
The Matrix resume así sus
actividades:
Se clonean a sí mismos en úteros parecidos a vejigas.
Fecundan a hembras humanas para extraerles posteriormente el
feto.
Fabrican androides de apariencia humana que tienen un tiempo
muy limitado de vida.
Adquieren material biológico de ganado y seres humanos para
alimentación y experimentos genéticos.
Transcribo al pie de la letra lo
que Valdamar Valerian dice en la página 280 de The Matrix:
Estas entidades tienen una
"resonancia" con los humanos que tienen una vibración semejante. Si
uno funciona en una específica longitud de onda emocional, no será raro que
atraiga su atención, porque "ellos" se "cargan" con los violentos
cambios emocionales de los humanos hechos a gran escala. Esta parece ser la
razón de que les guste que nosotros tengamos guerras, aparte de lo que ellas
contribuyen a que estemos divididos.
He traído esta cita, porque hace
años llegué a la misma conclusión y de ellos dejé constancia en
«Defendámonos de los dioses».
He aquí el resumen de las
negativas cualidades de estos dos grupos que el mismo autor hace con un poco de
humor negro.
Después de darnos alguna defensa
psicológica contra ellos, añade:
Sin embargo, hay casos en que
este método no funciona y dependerá mucho de cuál sea el tipo de EBE con el que
usted se haya encontrado. Si es un "reticuliano", usted por lo
general será pinchado, aguijoneado, "implantado" (en el cerebro),
fecundada o explorado con rayos X. Y si es un riguelianos, usted además puede
ser comido, o cortado en trocitos menudos u hostigado con proyecciones de
formas mentales tales como los "hombres de negro". Los riguelianos
son los más desagradables, y maldito sea el gobierno por haber permitido a la
CIA hacer un trato con ellos, sólo por obtener tecnología avanzada.
Varias especies de «grises»
tienen manos como garras, con cuatro dedos, sin pulgar, con largas uñas y con
membranas entre ellos. El grabado adjunto fue hecho por un ex miembro de la CIA
que dijo haber visto al alienígena tras un estrellamiento en Nuevo México.
Tipo núm. 3. Rubios altos,
llamados también «procionianos». No tienen el poder de cambiar su apariencia.
(En cambio, los grises sí pueden presentarse como rubios.) Su altura fluctúa
alrededor de 1,90 metros. Ejercen también bastantes actividades en nuestro
planeta, pero menos que los grises. No están de acuerdo con lo que los riguelianos
del tipo 2 están haciendo. Parece que tratan de disuadirlos, pero básicamente
no intervienen.
Tipo núm. 4. Rubios bajos. De
piel blanca-azulada, más discretos en sus intervenciones en nuestro mundo.
Según un informe, «estarían dispuestos a expulsar de este planeta a los riguelianos
si las autoridades se lo pidiesen oficialmente. Pero ello conllevaría una
guerra en la que perecerían muchos humanos.
Tipo núm. 5. Entidades
invisibles, muy difíciles de ser comprendidos por nosotros, porque son
prácticamente pura energía.
Según se desprende de los mismos
informes que nos dan las anteriores noticias, las formas más bien degeneradas
de riguelianos y reticulianos, de las que tantos testimonios oculares hay, son
el fruto de una intensa y sostenida radiación atómica tras guerras nucleares
habidas en sus planetas de origen.
Según ellos mismos dicen, originalmente eran
altos y rubios como los llamados procionanianos, y sus formas actuales y los
graves defectos fisiológicos que tienen son debidos a una degeneración.
Y muy curiosamente, cuando se le
ha preguntado a las computadoras cómo sería la raza humana que lograse
sobrevivir a una guerra nuclear, la respuesta ha sido la figura de un enano
macrocéfalo y lampiño muy parecido a éstos a los que nos estamos refiriendo.
Y tras todas estas noticias, de
nuevo nos tendremos que preguntar: ¿Cuánto hay de verdad en esto y cuánto es
pura imaginación de algún contactado delirante?
Y de nuevo tendremos que
contestar que puede ser que no todas estas informaciones relativas al origen y
peculiaridades anatómicas de nuestros visitantes sean exactas, pero lo que sí
es cierto es que muchas de sus cualidades anímicas y de sus correspondientes
actividades en nuestro planeta coinciden totalmente con lo que sabemos por la
experiencia ajena y propia. Y esto nos da la convicción de que están aquí,
actuando entre nosotros, lo que nos interesa mucho más que el lugar de donde
vienen, el sistema de propulsión de sus naves o sus peculiaridades
fisiológicas.
He aquí un ejemplo del tipo 2,
tal como lo dibujó el contactado brasileño Herminio da Silva que junto con su
esposa Bianca fue llevado a una nave espacial, con coche y todo, el 11 de enero
de 1976. Los extraterrestres tenían el pelo negro, eran muy bellos y median 2
mts. de altura. Todo el suceso, que ha sido exhaustivamente investigado, es muy
bello y aleccionador. Los abducidos fueron muy bien tratados y depositados en
un lugar cerca de Belo Horizonte, a donde se dirigían, que estaba a 300 kms. De
donde habían sido abducidos.
Reticulianos.
Reticuliano.
Riguelianos. Con frecuencia se
los ha visto portando armas y tomando muestras de rocas y plantas.
Son esquivos
y fácilmente hostiles. Vistos, sobre todo, en áreas rurales y apartadas (Loren
Coleman).
Modelos de cabezas de
los EBEs del estrellamiento de Azlec.
Probablemente riguelianos
(Chan Johnson).
El famoso George Adamski al lado
de un dibujo del extraterrestre «alto y rubio», que según él, lo contado en
Desert Center (California) el 20 de noviembre de 1952.
Valdar, un koldasiano que trabajó
durante bastantes meses en una fábrica de radios de Sudáfrica, antes de que
fuerzas del Gobierno norteamericano atacasen una de sus bases en el desierto de
Nevada en 1976. Fue recogido por un ovni ante testigos. Su existencia entre
nosotros está bien estudiada y atestiguada por sus compañeros de trabajo que no
sabían que fuese un extraterrestre.
CAPITULO XI LA TERRIBLE VERDAD
Por lo hasta aquí dicho, el
lector ya puede haberse hecho una idea bastante clara de cuál es esta terrible
verdad. Sin embargo, ésta no es una sola y simple, sino que consiste en varios
hechos, cada uno de los cuales es para llenarnos de preocupación o por lo menos
de pasmo.
La primera terrible verdad es el
asombro que nos produce el que personas que por una parte se nos presentan como
honorables y preocupadas por el bienestar del pueblo, sean tan irresponsables y
estén imbuidas de una mentalidad tan belicista como para ocultarnos unos hechos
tan trascendentes, sólo por la posibilidad de obtener más tecnología bélica.
La segunda terrible verdad que
estamos descubriendo es que todo el fenómeno ovni, con su atemorizante
realidad, está siendo usado no sólo por los militares, sino por pequeños grupos
secretos de individuos con un enorme poder económico, con el fin de obtener un
dominio total y tiránico del planeta.
La tercera terrible verdad es la
que le queremos exponer más en detalle al lector en este capítulo.
Se trata de unas actividades
concretas que ciertos extraterrestres están llevando a cabo en nuestro planeta.
Y si los rumores que hace tiempo circulan son verdaderos, las han llevado a
cabo con el beneplácito de las autoridades de los Estados Unidos y de Rusia, y
gracias a las facilidades que estas dos potencias les han brindado.
El lector se acordará de lo que
dijimos de la base subterránea de Dulce en el Estado de Nuevo México. Los
famosos «papeles de Dulce» contienen una información además de interesantísima,
aterradora.
Intentaremos presentarle al
lector de una manera resumida algunos de estos documentos. Pero antes, para
ubicarnos, diremos que hay en los Estados Unidos un triángulo, situado al
sudoeste de la nación, en donde la actividad ovnística es muy abundante, tanto
cuantitativa como cualitativamente. El triángulo tiene como vértices los
pueblos de Tonopah (Nevada), Socorro (Nuevo México) y Águila (Colorado). Dentro
de este triángulo están las bases de Holloman —donde se produjo uno de los
encuentros oficiales con los extraterrestres— y la de Nellis, en donde funciona
desde hace muchos años un «Centro de Tecnología alienígena». «Se rumorea que en
ese Centro se reúne la tecnología que se va obteniendo de los extraterrestres,
junto con aparatos proporcionados por ellos; y a veces, acuden allí algunos
EBEs para ayudar a desarrollar los nuevos modelos de aviones y armas.»
También dentro del triángulo
están las bases de Los Álamos y la de Groom Lake, una de las más secretas de
los Estados Unidos, la de Kirtland y varias otras.
En primer lugar, podrá ver el
lector un mapa — incluido en este triángulo—, en donde se detalla la gran actividad
que desarrollan los EBEs a los que nos estamos refiriendo.
La cruz que se ve en el mapa y
que lo divide en cuatro cuadrantes es la formada por los límites de los Estados
de Colorado, Utah, Arizona y Nuevo México, y entorno a este punto céntrico es
donde se desarrollan Ia mayor parte de los avistamientos y actividades de los
ovnis, tal como el lector puede ver en las anotaciones del mapa.
Como anteriormente dijimos, la
«terrible verdad» no es una, sino múltiple y está compuesta por la fecundación
involuntaria de mujeres, el cruce de éstas con androides, el uso de las
glándulas de fetos, los abortos provocados conscientes e inconscientes, las
experiencias genéticas de todo tipo, los secuestros de niños y adultos, la
fabricación de «sintéticos» y robots biológicos, la violación de hombres y
mujeres, la implantación de pequeños aparatos en el cuerpo y especialmente en
el cerebro, el «monitoreo» a distancia de los sentimientos y de las conductas
de los «implantados», etc.
Insistiremos ahora en ciertos aspectos
concretos de estas actividades tenebrosas que están siendo llevadas a cabo en
la base subterránea de Dulce, y muy probablemente en otras como Groom Lake,
Sunspot, Datil, Ros-Well, Pintown, Holloman, Kirtland...
El lector recordará que en
páginas anteriores dijimos que una de las tres fuentes por las que conocíamos
la existencia y las actividades de esta base subterránea era el testimonio de
una mujer que habiendo sido conducida a ella, fue, inexplicablemente, devuelta
incólume al sitio en que la habían secuestrado. He aquí lo que dice un
documento incluido en el «Informe Matrix»:
En mayo de 1980 ocurrió un caso
muy interesante en el norte de Nuevo México. Una madre y su hijo conducían su
coche por una carretera rural cerca del pueblo de Cimarrón, cuando observaron
dos naves en el proceso de llevarse a un ternero. En seguida ellos fueron
también secuestrados y llevados a la instalación subterránea, donde la mujer
presenció la mutilación del animal. Observó también allí dentro grandes tinas
que contenían partes de ganado flotando en un líquido, y otro recipiente que
contenía el cuerpo de un hombre. Esta mujer fue posteriormente sujeta a examen
y se encontraron en su cuerpo pequeños objetos que le habían sido
artificialmente implantados, al igual que en el de su hijo.
La otra fuente para el
conocimiento de la existencia y las actividades de la Base de Dulce fue el ex
agente de la CIA que logró escapar con fotos y videos. En la actualidad
permanece escondido manteniendo comunicación únicamente con varias personas en
lugares diferentes, a las que en su día les exhibió los videos y las fotos y
les dejó copia de los documentos que había logrado sustraer de la Base.
La mayor parte de estas personas
no estaban cualificadas, por su nivel cultural, para entender lo que se decía
en los documentos. Lo que a continuación transcribiré fue escrito por uno de
los que los recibieron, que por tener dotes pictóricas hizo varios dibujos de
lo que había visto en las fotos y en el video, y resumió lo que los documentos
y papeles contenían:
«Aténgase a lo que ve. Yo no
puedo descifrar más que usted ¡o que está dibujado o escrito. Estoy pasándole
estos papeles con el sólo interés de que se conozca la verdad. De otras
informaciones que tengo, deduzco que lo que se dice en estos documentos es
verdad. Creo que esta base existe y que está operando en la actualidad. También
creo que hay otras cuatro del mismo tipo, una de ellas localizada unas pocas
millas al sudoeste de Groom Lake, en Nevada. ¿Cuál es la verdad de todo esto?
Sólo Dios, el MJ-12 y los extraterrestres lo saben con certeza.»
Contenido de los documentos de
Dulce: Cantidad de papeles-documentos que hablan sobre el cobre y el molibdeno;
también algunos sobre el magnesio y el potasio, pero sobre todo, sobre el
cobre.
Cantidad de "términos médicos" que yo no entiendo. Una hoja de
papel con planos y diagramas raros.
Papeles que hablan sobre la luz
ultravioleta y rayos gamma. Otros papeles que hablan sobre el color y sobre el
blanco y negro y cómo evitar el ser visto gracias al uso de ciertos colores.
Además de esto hay 25 folios en blanco y negro y un "videotape" mudo,
todo del interior de ¡a base. Estos documentos dicen qué es lo que los
alienígenas buscan y cómo usan la sangre que extraen de las reses. Dan la
impresión de absorber átomos para "comer". Ponen
las manos en la sangre, como si fuese una esponja, para adquirir alimento. No
sólo sacan alimento de ella, sino que alteran también el ADN del ganado y de
los humanos. La criatura «tipo 1» es un animal de laboratorio.
"Ellos " saben cómo cambiar los átomos para crear un ser "cuasi
humano" que dura poco tiempo. Está hecho de tejido animal y depende de una
computadora para simular (o darle) memoria; una memoria que ha sido sacada por
la computadora de otro ser humano. El "cuasi humano" es un poco lento
y torpe. Los humanos reales son usados para recibir entrenamiento, para hacer
experimentos con ellos y para cruzarlos con estos "cuasi
humanos".
Algunos humanos
son secuestrados y usados por completo, incluso sus átomos. Algunos son
conservados en tubos grandes y mantenidos vivos en un líquido color ámbar. A
algunos humanos les dan un lavado cerebral y los usan para distorsionar ¡a
verdad. A algunos varones que tienen gran abundancia de espermatozoides los
conservan vivos y usan su semen para alterar el ADN y crear un ser sin sexo
llamado "tipo 2". Ese semen es cultivado de alguna forma y alterado
de nuevo y colocado en "matrices" individuales. Cuando se están
desarrollando (las criaturas) parecen "hombres feos", pero cuando
llegan a la madurez parecen normales. Todo el proceso lleva sólo varios meses
desde el tamaño de feto. Viven menos de un año. Algunas hembras humanas son
usadas para cruces.
Innumerables mujeres han tenido un aborto repentino después
de tres meses de gestación. Algunas ni sabían que estaban en estado (recuerde
el lector el caso de Margarita, en el capítulo "Experiencias genéticas de
los extraterrestres"). Otras recuerdan el contacto de una manera confusa.
El feto es usado para mezclar el ADN en los Tipos 1 y 2. La configuración
atómica en esos fetos es mitad humana y mitad "cuasi humana " y no
tendría oportunidad de sobrevivir en el vientre materno. A los tres meses se lo
retiran y se hace crecer en otra parte.
Hasta aquí la traducción de la
nota de uno de los receptores de todos estos documentos.
A continuación presentamos varías
ilustraciones pertenecientes a los papeles de Dulce.
En la ilustración número 2 se
puede ver una gran tina en la que están sumergidos en un líquido ámbar,
semiflotantes, grandes pedazos de carne —aparentemente de ganado vacuno—. A un
costado hay una especie de grúa articulada que aparte de servir para sacar del
depósito los pedazos de carne, tiene la misión de producir una vibración en el
líquido.
En esto el ex agente de la CIA
coincide con lo que sabemos por la mujer de Cimarrón (a la que acabamos de
hacer referencia), que fue secuestrada junto con su hijo y llevada a la base
subterránea de Dulce, aunque luego fuese devuelta a un lugar cercano de aquel
en que había sido sacada de su automóvil por la fuerza.
Ella también habla de grandes
piezas de carne de ganado flotando en unos tanques, pero añadió el macabro
detalle de que en uno de los tanques lo que flotaba era un ser humano.
En la ilustración número 3 se ven
dos de estos tanques, de los que en otra parte nos dice que había cientos en
las inmensas salas subterráneas de la base. Por lo que se ve, están bien
custodiados, pues nos da el detalle de las cámaras de TV en cada una de las
puertas.
La ilustración número 4 nos
acerca al mismo corazón del secreto. Una especie de gran matriz transparente,
sumergida en un líquido amarillento. Dentro de ella flotan, en otro líquido no
tan espeso y de un color ámbar, docenas de diminutas criaturas de forma
humanoide. Esta matriz o vientre está enchufada a otras máquinas situadas
en un lugar diferente del que el ex agente no proporcionó más que el dibujo
número 5 que parece ser un proceso previo al que vimos en la ilustración
anterior, en donde las pequeñas criaturas ya tienen una forma definida.
El dibujo número 6 pertenece a
una de estas criaturas en un estado ya más desarrollado.
Todavía hay más ilustraciones
hechas por la misma persona, pero son difíciles de comprender, aparte de que
algunas de ellas no tienen letreros explicativos como las que presentamos. (En
su traducción hemos respetado al pie de la letra las que figuran en los
originales del ex agente de la CIA.)
La ilustración número 7, aunque
procede también de la base de Dulce, parece haber sido hecha por otra persona,
ya que la caligrafía de las anotaciones marginales es diferente, se entiende
peor y tiene otro estilo. En ella podemos ver otro tipo de criatura, todavía en
un estado embrionario, con un cuerpo diminuto humanoide y una enorme cabeza,
parecida a la de un insecto. El dibujo es borroso, por lo menos en la copia a
la que yo tuve acceso, y las anotaciones son de difícil lectura.
¿Qué podemos sacar de todo esto?
Lo primero que tenemos que hacer es evaluar esta información, porque de ser
cierta es enormemente inquietante.
Como dije más arriba, aparte de
haber sido la raza humana traicionada por el gobierno de los EEUU, por haber
realizado un pacto con estos EBEs, facilitándoles sus actividades en nuestro
mundo, está el hecho de sus enormes capacidades en el campo de la biología.
Mediante ellas pueden causar en nuestro organismo mutaciones de las que no
tenemos ni idea.
Pero, ¿son ciertas estas
noticias? ¿No estamos siendo víctimas de las ilusiones de algún alucinado? Si
las consideramos a la luz de lo que el sentido común nos dice, llegamos a la
conclusión de que tales informaciones no pueden ser verdad; pero por otro lado,
nos encontramos con una cantidad de hechos que a pesar de ser también
increíbles, sabemos que son auténticos y por otra parte están relacionados
directamente con estas informaciones.
Esto nos lleva a, por lo menos,
no rechazarlas, a priori, y a tenerlas en cuenta para compararlas con nuevos
hechos extraños e increíbles de cuya realidad nos vamos convenciendo. Es muy
posible que del convencimiento de unos hechos extraños pero ciertos, pasemos al
convencimiento de otros hechos igualmente extraños aunque inciertos.
De ser verdaderas estas noticias
de lo que sucede en la base de Dulce que no es la única de este género, había
que echarse a temblar, pues ello significaría que, aparte de otros usos más
sutiles de los que hablaremos más adelante, nos usan de una manera primaria
convirtiéndonos en alimento, al igual que nosotros hacemos con los anímales.
Sería entonces cierto lo que por
siglos ha venido diciéndose, aunque muchas veces se hiciese como una ficción
literaria: «Somos alimento de los dioses.»
Ante un hecho como éste, la mente
humana se aterra y enloquece, pues se le derrumban todas sus estructuras de
pensamiento y el cosmos entero parece volverse un caos; sobre todo para
aquellos que imbuidos de ideas religiosas en las que la providencia de Dios se
ocupa de todo, aquélla y Este desaparecen repentinamente, para dejar paso a
unos seres repugnantes, carentes de moral y sin entrañas auténticos demonios
que son los árbitros de la vida humana.
Esta es la impresión que a
primera vista se tiene cuando uno llega al convencimiento de que tales hechos
son verdad. Una sensación de desamparo total, de indefensión, de soledad en un
universo sin sentido. Una sensación de haber sido engañados por completo en
todo lo que se nos dijo acerca de Dios, de la bondad, de la belleza... Si
realmente estamos a merced de estos pequeños demonios deformes, ¿qué sentido
tiene la vida y el bien obrar? ¿No será conveniente disolvernos otra vez en la
nada mediante una muerte voluntaria antes de ser presa de estos temibles bichos
inteligentes?
Posteriormente veremos que no hay que tomar las cosas tan a pecho.
Posteriormente veremos que no hay que tomar las cosas tan a pecho.
Pero la terrible verdad todavía
no concluye aquí. Si es cierto que nuestra proteína interesa a estos EBEs con
los que los gobernantes de los EEUU han hecho un trato, y a algunos otros de su
Confederación que se asemejan a ellos incluso fisiológicamente, parece que
también es cierto que la energía «psíquica» que produce nuestro cerebro, o
dicho en otras palabras, las ondas electromagnéticas que de él emanan cuando
estamos en ciertos estados de ánimo, les interesan a bastantes más de estos
misteriosos y escurridizos visitantes espaciales.
Esto conlleva que muchos de
ellos, sin que nos demos cuenta, manipulen desde las sombras nuestros
sentimientos de modo que nuestros cerebros produzcan lo que a ellos les
interesa. Y si bien este dominio psíquico que ejercen sobre nosotros no es tan
visible como el físico, a la larga resulta más perjudicial para el género
humano considerado como un todo, ya que atenta contra nuestra racionalidad y
frena nuestra natural evolución hacia un nivel más alto de civilización y de
consciencia.
Lo que por años venimos diciendo
contra el parecer de los «ufólogos serios» tiene una completa confirmación en
los «papeles de Dulce». Según ellos, estas entidades reciben una energía o excitación cuando se ponen en contacto con un cerebro humano que esté en
determinadas condiciones. Para ello, los EBEs manipulan al humano inconsciente
para que su ánimo se ponga en el estado que a ellos les interese y su cerebro
empiece así a emitir las ondas con las que ellos pueden sintonizar fácilmente.
He aquí la traducción de unos
párrafos de los documentos:
Si usted funciona en cierta longitud
de onda emocional, con frecuencia atraerá su atención, porque ellos acostumbran
a "cargarse" con los grandes cambios emocionales que tienen los
humanos. Esta es la razón de que a ellos les guste que nosotros tengamos
guerras, aparte de que con ellas nos mantenemos divididos y así nos pueden
controlar mejor.
En otra parte del documento se
lee: «El pacto de recibir tecnología de ellos a cambio de dejarlos obrar
libremente en nuestro mundo fue hecho anteriormente por los alemanes en la
segunda guerra mundial. Dado que los EBEs reciben una excitación cuando los humanos tienen un gran despliegue de emociones, se puede deducir que
los alemanes estaban logrando con la guerra contribuir a crear un clima
psicológico agradable entre los EBEs. Especialmente, con la matanza en masa de
judíos y con la guerra en general, la cual fue algo artificial y tramada por
ellos, como lo han sido todas las guerras.
Llama mucho la atención la consabida presencia de ovnis en las zonas de guerra. Están allí por lo que decimos.»
Llama mucho la atención la consabida presencia de ovnis en las zonas de guerra. Están allí por lo que decimos.»
Esto concuerda plenamente con el
hecho de la casi rutinaria presencia de ovnis tras los terremotos, moviéndose
lentamente por encima de las zonas devastadas como para absorber algún tipo de
energía telúrica o psíquica que de allí se desprende.
Las consecuencias que de aquí
podemos deducir son inquietantes. Por suerte, parece que son pocos los que se
divierten con este juego macabro, porque de interesarles a la mayor parte de
las 60 ó 70 especies de EBEs conocidas, la raza humana estaría en la misma
situación que los animales de una granja, irremediablemente destinados al
matadero.
Tal como ya explicamos en
«Defendámonos de los dioses», las guerras son una de las cinco grandes
estrategias que los EBEs tienen desde hace muchos miles de años para dominar a
los humanos. Son el resultado lógico de las otras cuatro: razas, religiones,
lenguas y patrias en las que la humanidad está dividida.
Si el ser su alimento era algo
enormemente humillante, el estar sometido mental y sentimentalmente a sus
caprichos es algo que tiene que llenarnos de preocupación, y más cuando vemos
—y la triste historia humana así nos lo demuestra— lo eficaces que son en
llenarnos gratuitamente el corazón de ira, enfrentándonos constantemente en
estúpidas guerras fraticidas.
Y para agravar aún más las cosas
tenemos la impresión de que en fa actualidad ciertos poderes ocultos, aliados
con algunos militares megalómanos, están usando a nivel mundial tecnologías muy
avanzadas de control mental para doblegar las mentes de los habitantes del
planeta.
No sólo eso sino que tal como
dijimos, tenemos la sospecha de que muchas de las experiencias genéticas y
demás horrores que describimos en este capítulo, son en realidad practicadas
por estos grupos secretos que, a su vez, se encargan de achacárselas a los
extraterrestres.
Pero a pesar de todos estos
inconvenientes, todavía hay mucho lugar para la esperanza y cada individuo
tiene en su mano la manera de liberarse de estas intromisiones foráneas.
Dibujo hecho de memoria por
Christa Tillan (tras hipnosis) de lo que vio en una base subterránea cuando
siendo jovencita fue llevada allá por la tripulación de un ovni, A lo que
parece se trata de la base de Dulce, que está relativamente cerca de donde fue
abducida; y es de notar lo mucho que estos dibujos se parecen a los otros que
también reproducimos, hecho por personas que no conocían a Christa Tilton.
(Reconocemos que los hemos publicado sin su consentimiento porque no hemos sido
capaces de conseguir su dirección para pedirle su autorización).
CAPITULO XII ¿ACARREADOS?
Otro hecho, que tanto «The
Matrix» como «A-3» señalan, es la desaparición y mutilación de animales. En
este particular los hechos son innegables e innumerables y confirman
ampliamente ambos documentos. Según algunos investigadores, el número de
animales desaparecidos o sacrificados en granjas de USA anda por los 300.000,
mientras que el de los muertos en todo el mundo supera los dos millones. Todo
lo que se diga en este particular es poco en comparación de la realidad.
He investigado muy a fondo el misterio y podría aportar muchos datos concretos. Me limitaré a éste.
En 1975, tras una noche en que se vieron ovnis por todas partes encima del pueblo de Moca, en Puerto Rico, aparecieron muertos por la mañana en una pequeña granja tres patos, tres cabras, dos gansos y un gran cerdo semental. El dueño se volvía loco pensando en quién le podía haber hecho aquello. Los animales presentaban las heridas típicas que los EBEs suelen hacer con gran precisión y por supuesto todos estaban desangrados. Yo no dudé un momento de quiénes había sido los autores de la masacre.
En algún caso, el humano ha visto
cómo los EBEs se llevaban al animal entero embarcándolo en su nave, mientras
que en otros el animal era devuelto a tierra pero descuartizado, cayendo del
cielo grandes trozos de carne a breves intervalos en línea recta.
Ante hechos como éstos, tan
inexplicables pero tan indiscutibles, uno tiene derecho a preguntarse si las
teorías e hipótesis con las que están engranados no serán tan hipotéticas.
Escenas como está han sido
frecuentes en muchas granjas de! mundo entero.
CAPITULO XIII LA INVASIÓN SOLAPADA
Puede ser que el lector se haya
impresionado al conocer los detalles de lo que está sucediendo en las bases
subterráneas de los hombrecitos grises de los que tanto se ríen los
científicos. Pero todavía les queda por saber la parte peor de esta auténtica
invasión que la raza humana está padeciendo.
Lo material y visible, como son
los trozos de carne flotando en los estanques, las mujeres violadas, los fetos
siendo extraídos por la fuerza del seno materno, la fabricación de robots vivos
cuasi humanos a partir de tejidos de animales y hombres, etc., causa una
profunda impresión y es en sí monstruoso. Pero hay otros hechos que por no ser
tan materiales ni tan fácilmente visibles pasan más inadvertidos, aunque en el
fondo tengan consecuencias más funestas.
Me refiero a la invasión que están llevando a cabo de nuestras mentes, implantando en ellas ideas que subvierten todo el orden social.
Pero antes de seguir adelante
repetiré algo de suma importancia: La invasión a que nos referimos no sólo es
llevada a cabo por los no-humanos, sino también por grupos secretos de humanos
con una avanzadísima tecnología de control mental de masas y con una enorme
influencia disimulada en la sociedad. Aparte de sus ambiciosos proyectos de
dominio mundial, colaboran inconscientemente con los planes a largo plazo del
no-humano. Sin darse cuenta, les facilitan grandemente el trabajo a éstos.
Apéndice VII EXPERIENCIAS GENÉTICAS DE EXTRATERRESTRES EN
MIRASSOL (BRASIL)
Para que el lector vea que lo que
hemos narrado a lo largo de este libro tiene paralelos y confirmaciones en
otras partes del planeta, narraremos lo que desde el año 1979 está sucediendo
en Mirassol, una ciudad de unos 30.000 habitantes en el estado de Sao Paulo, en
Brasil.
La víctima, de tales
experiencias, es un mulato llamado Antonio Carlos Ferreira, que vivía con su
madre en el número 2735 de la Avenida 3.a en Mirassol, y tenía veintiún años de
edad cuando en 1979 tuvo su primer encuentro con los extraterrestres o mejor
dicho fue abducido por ellos contra su voluntad.
Todos los pormenores de este
interesantísimo caso fueron relatados por el Dr. Walter Bühler y Guillermo
Pereira en el libro «O caso de Mirassol», publicado en Río de Janeiro en 1984.
Los datos, documentos, fotografías y pruebas que sostienen todo lo que allí se
dice, están guardados en las oficinas de la Sociedad de Brasileira de Estudios
sobre Discos Voladores (SBEDV), cuya dirección es Caixa Postal n.° 16017.
Correio do Largo do Machado, Río de Janeiro, Brasil.
Lo primero que tenemos que decir
es que los extraterrestres envueltos en esta experiencia genética no son los
mismos de los que hemos tratado en este libro, aunque son también de baja
estatura y con una cabeza de gran tamaño.
Los hay de dos tipos o razas que parecen
conviven en el mismo planeta. Unos tienen la piel bastante oscura, parecida a
la de Antonio Carlos, —y puede que ésta fuese una de las razones por las que
fue escogido para la experiencia— y de cabello rizado y rojizo: y otros, que
dan la impresión de ser los dominantes, tiene la piel más clara y los cabellos
lisos y negros.
Pero ambos, aun siendo de formas
parecidas a las humanas, son de una extraordinaria fealdad. Este detalle fue el
que hizo que A. Carlos se resistiese a las experiencias a que fue sometido y el
que lo inhibió para que voluntariamente practicase lo que de él se pedía, cosa
que otros humanos, abducidos por extraterrestres de formas más armónicas, han
practicado gustosamente. En el capítulo «Experiencias genéticas» hemos aportado
varios casos.
El resumen de lo acontecido a
Antonio Carlos Ferreira es el siguiente:
El día 28 de junio de 1979, a las
tres de la madrugada, cuando AC hacía sus rondas, en compañía de su perro
policía «Hongue» en la gran fábrica de muebles en la que trabajaba de vigilante
nocturno, vio en una gran explanada cerca de los servicios sanitarios una luz
muy brillante que descendía lentamente, dentro de los terrenos de la fábrica.
Cuando observaba atentamente qué
podía ser aquello, vio que se acercaban a él tres criaturas de muy baja
estatura —que más tarde supo que eran robots— con la cabeza cubierta por una
especie de casco opaco y vestidos con un uniforme enterizo que los cubría
completamente hasta el cuello.
«Hongue» adiestrado para ello,
partió hacia ellos gruñendo pero no había hecho más que iniciar su carrera
cuando lanzando un pequeño gemido quedó paralizado y cayó como muerto.
De una pequeña caja que llevaba
uno de aquellos seres partió un haz de luz roja que inmovilizó a AC y en este
estado fue transportado por los tres individuos, sin tocar el suelo, hasta un
pequeño aparato discoidal que estaba aparcado en el extremo de la explanada.
Este aparato lo transportó a otro
de mayor tamaño en donde sería sometido a las experiencias que enseguida
detallaremos. La nave nodriza a donde fue trasladado tenía muchos
compartimentos y salones y en ella pudo ver una gran cantidad de hombrecitos de
las dos razas, atareados en sus quehaceres. Los tres robots que lo habían
inmovilizado y secuestrado, en cuanto lo entregaron a los hombrecitos de la
gran nave, se alinearon pegados a la pared y así permanecieron inmóviles todo
el tiempo que estuvieron a la vista de AC. Durante su secuestro y traslado, en
ningún momento se dirigieron a él para nada ni los oyó comunicarse entre ellos.
Las dos razas, aparte de
diferenciarse en el pelo y en el color de la piel, tenían otras pequeñas
disparidades, pero fundamentalmente eran bastante parecidos, teniendo unos ojos
muy salientes y rasgados, sin cejas ni pestañas, gran boca con unos labios
carnosos y salientes, nariz muy ancha, chata aunque algo arremangada, barbilla
prominente y cuello bastante grueso.
Una vez que AC hubo recobrado sus
movimientos y cuando de una manera telepática le aseguraron que no le iban a
hacer ningún daño y que lo iban a regresar a su casa, lo llevaron a otra
pequeña sala en donde había un diván. Lo hicieron tumbarse en él y entonces
comenzó la parte más extraña e interesante de toda su aventura.
Por una parte apareció una mujer
extraterrestre, que estaba completamente desnuda, y que se acercó decididamente
al diván en donde estaba acostado AC. Era de la raza de los de piel oscura, y
un poco más alta que los otros de su especie, aunque bastante más baja que AC.
Tenía entre 1,50 y 1,55 mts., la piel color chocolate, bastante parecida a la
de AC y una gran cabeza; pelo rojo y ensortijado, ojos negros y muy rasgados y
una boca muy grande con unos labios muy gruesos. Aparte de esto su aliento era
bastante fétido, tenía la barbilla muy saliente, senos pequeños, pelo rojo en
la región púbica y una piel muy fría al tacto. Estos fueron los detalles que
posteriormente bajo hipnosis dio AC, ya que cuando reaccionó de la impresión
que le había causado la luz y los hombrecitos que vio acercarse, no se acordaba
de nada de lo que había sucedido en las más de doce horas transcurridas.
Las incidencias de lo ocurrido
entre AC y la mujer extraterrestre las resumo de lo que escribieron A Walter
K. Buhler, Guillermo Pereira y Ney Matiel Pires en el libro «UFO Abduction at
Mirassol» (A biogenetic experi-ment) publicado privadamente en 1985 por
Wendelle C. Stevens, en Tucson, Arizona.
En aquel momento la desnuda
extraterrestre le habló algo a AC. Le dijo con señales de afecto que ella
quería que él la besase. Esto lo repitió en más ocasiones mientras estuvieron
juntos.
AC consideraba a aquella mujer
nada atractiva y estaba muy lejos de agradarle. Cuando él tocó por un momento
su piel, aparte de sentirla muy fria, recibió una pequeña descarga
(eléctrica)...
Una vez que AC estuvo tumbado en
el diván, tres de los extraterrestres comenzaron a despojarlo de sus vestidos,
pero él se resistió. Los empujó y los golpeó, pero ellos eran fuertes y lo
trataron ásperamente y con dureza y finalmente lo dominaron. Le arrancaron por
la fuerza los vestidos rasgándoselos y durante el forcejeo recibió
magulladuras.
Posteriormente se pudo hacer más
luz sobre este incidente y en especial sobre la manera bastante brusca con que
lo despojaron de sus vestidos. Los ovni nautas trataban de desnudar a AC
quitándole su ropa de arriba a abajo como si fuese enteriza, sin desabrocharle
los botones ni descorrerle la cremallera, muy posiblemente porque desconocían
cómo es nuestra manera de vestirnos. Y esto puede ayudarnos a comprender la
manera extraña que ellos tienen de ponerse y quitarse sus «monos» de una sola
pieza de material elástico que de ordinario llevan puestos. (Ver ilustración).
«Enseguida la mujer desnuda trató
de acercarse a él de nuevo y de cogerle las manos. AC estaba enormemente
contrariado y le dijo a la mujer que no quería que se le acercase, porque su
fealdad le causaba mucha repugnancia. Un extraterrestre un poco más alto que
los otros se acercaron y le puso a AC una inyección en un brazo lo que motivó
que él perdiese toda su fuerza y también su deseo de resistir. Además en el
otro brazo (el izquierdo) le pusieron un pequeño aparato que AC no sabe
describir, pero que vio perfectamente cómo se lo acoplaban al brazo.
«A continuación le untaron por
todo el cuerpo una especie de aceite de color ámbar oscuro.
Enseguida lo
colocaron encima de la mujer y lograron que él consumase su unión sexual con
ella.
«No estuvo mucho tiempo con la
mujer y en cuanto terminó le quitaron el aparato que le habían puesto en el
brazo izquierdo y volvieron a untarlo con el mismo aceite, antes de devolverle
sus ropas (que, sobre todo los calzoncillos, estaban bastante rasgados).
Durante todo el tiempo los
hombrecitos conversaban entre ellos en un lenguaje que era totalmente
ininteligible para AC. Sin embargo, cuando se dirigían a él podía entender
perfectamente lo que querían decirle.
Le volvieron a decir que no
tenía que temer; que nada malo le iba a suceder y que lo devolverían a la
Tierra. También le dijeron que ellos venían de otro planeta y que estaban en la
Tierra para conseguir el hijo (híbrido) de un terrestre para futuros estudios;
que ya habían conseguido tres. Le aseguraron también que volverían a contactarse
con él y que le mostrarían el fruto de su experiencia, porque querían que él
conociese a su hijo.
Mientras le decían esto le
marcaron en el cuerpo con una especie de tatuaje que AC conserva todavía.
El tatuaje es un círculo con dos diámetros en forma de cruz. Le dijeron que este símbolo era la marca de ellos. AC sintió entonces que le faltaba el aire y le dieron un líquido oscuro que tenía un sabor raro y desagradable.
El tatuaje es un círculo con dos diámetros en forma de cruz. Le dijeron que este símbolo era la marca de ellos. AC sintió entonces que le faltaba el aire y le dieron un líquido oscuro que tenía un sabor raro y desagradable.
Tras de esto lo llevaron a una
habitación completamente oscura en donde sintió que lo trasladaban a otro
vehículo más pequeño que lo dejó en el mismo sitio en que lo habían abducido.
Cuando se repuso y quiso ver dónde estaba el pequeño vehículo que había visto
al principio, ya no estaba allí.
Hasta aquí lo que los citados
autores nos cuentan resumidamente de la experiencia de AC en el año 1979.
Pero lo interesante es que las
experiencias han proseguido y hoy ya conocemos muchos pormenores sobre todo
este caso; no sólo sobre las consecuencias que ha tenido sobre la vida de AC,
sino sobre los mismos extraterrestres que lo secuestraron y hacia los que en la
actualidad AC ya no siente ninguna animosidad.
Todos estos detalles han ido
saliendo a la luz mediante las sesiones de hipnosis a que AC ha sido sometido
por expertos muy cualificados que se han ocupado de verificar cada una de sus
aseveraciones y de asegurarse de que no están ante un sujeto fabulador.
Sin querer entrar en ninguna
discusión que estaría completamente fuera de lugar en este apéndice, les
diremos a los que critican el método de la hipnosis como un instrumento de
trabajo en la ovnilogía, que si conociesen bien todo lo que él conlleva, no
perderían su tiempo ni su reputación en atacarlo tan a ciegas y tan
absolutamente. Por supuesto, que puede haber algún caso de fabulación, pero
cuando se toman las precauciones debidas y es practicado por verdaderos
expertos se pueden descubrir datos y se puede llegar a conclusiones que no
admiten duda alguna.
AC fue sometido a una «Regresión
de sensibilidad» el 5 de agosto de 1979, mes y medio después de su primera
abducción. A una regresión hipnótica el 19 del mismo mes de agosto. A otra
regresión hipnótica en enero de 1983 tras otra abducción y a otra más en el mes
de abril del mismo año tras una tercera abducción. En cada una de estas regresiones
se descubrían otras abducciones de las que AC no se acordaba.
Al igual que en muchos otros
casos, AC tenía sólo una sensación borrosa de que algo extraño le había pasado
en aquella fecha o en aquel lugar pero no conservaba ninguna idea clara ni
concreta de lo que entonces le había sucedido. Bajo hipnosis todo se volvía
claro y cuando posteriormente se oía a sí mismo en la cinta grabada en estado
hipnótico, se producía casi repentinamente una conexión entre la mente
consciente y la inconsciente, que en más de una ocasión ha resultado ser
bastante traumática.
Uno de los testigos más
importantes que nos demuestra que no estamos ante un caso de fabulación es el
perro «Hongue». Tal como ya dijimos, fue dejado como muerto por los dos robots
cuando los quiso atacar, pero en realidad estaba sólo paralizado. Cuando volvió
en sí, huyó del lugar y posteriormente no ha querido de ninguna manera volverse
a acercar al sitio en donde fue paralizado. No sólo eso, sino que ya no ha
vuelto a ser el mismo perro dócil y valiente que era antes y se niega
rotundamente a acompañar a AC en sus rondas nocturnas, cosa que antes hacía con
gran alegría, pues no en vano había sido entrenado especialmente para ello.
AC ha cambiado mucho en su manera
de ser desde que tuvo su experiencia. En la actualidad puede comunicarse
telepáticamente con sus abductores con los que, como ya dijimos, mantiene unas
relaciones mucho más amistosas que en un principio. En sucesivas abducciones,
además de las dos razas ya descritas, ha visto otras dos completamente
diferentes. En un caso se trata de individuos de talla alta, y rubios de ojos
azules que cooperan amigablemente con las otras dos razas; y en otro de
individuos muy peludos, parecidos a gorilas o chimpancés, pero racionales pues
los vio hablar entre ellos, aunque no se dirigieron a él en ningún momento.
En julio de 1982 le fue mostrada
a AC su pequeña hija, fruto de la experiencia llevada a cabo en su primera
abducción. En esta ocasión AC no fue abducido sino que sencillamente se la
mostraron a la puerta de una pequeña nave que se posó cerca de él. Un mes más
tarde, el 8 de agosto, fue abducido nuevamente y esta vez se la enseñaron de
cerca. Es una niña bastante parecida a su madre, pero con las facciones más
dulcificadas y con la misma piel color chocolate de sus progenitores.
En un ocasión AC vio cómo en su
propia casa su hijo terrestre Fernando, de tres años, nacido de su matrimonio
con Jandira, jugaba con su hija extraterrestre, de cuatro años. Y entonces le
fue dicho que esto sucedía muchas veces por la noche sin que sus padres se diesen
cuenta.
Tal como hemos dicho este no es
el único experimento biogenético hecho por extraterrestres del que se tenga
noticia en Brasil. He aquí unos cuantos tomados del catálogo de la SBEDV:
13 de abril de 1978. Lugar:
Maringá (Paraná), Brasil. Jocelino de Mattos, trabajador en una Compañía
eléctrica, fue abducido por la noche cuando caminaba hacia su casa. También fue
elevado hacia el ovni a través de un haz de luz. Primero le extrajeron semen y
luego fue obligado a copular con una extraterrestre de piel clara que dijo ser
médica en su planeta. Duración de la experiencia: dos horas.
3 de enero de
1979. Lugar: Hialeah (Miami), U.S.A. Filiberto Cárdenas,
cubano exiliado, mientras examinaba su coche descompuesto, fue levantado
en el aire al atardecer por una nave medio escondida a poca altura en una
pequeña nube. El hecho sucedió en presencia de un amigo, la esposa de éste, y
una hija de ambos que viajaban con él en el coche. Los extraterrestres le
extrajeron muestras de semen en el examen físico a que lo so metieron. Le
dijeron que ellos tenían ya 81 híbridos de su propia raza con humanos. Apareció
semiconsciente al próximo día, tirado en una carretera no muy lejana y en
buenas condiciones físicas.
15 de octubre de 1979. Lugar:
Saquarema (Río de Janeiro). Luli Oswaldo y un amigo fueron abducidos por un
objeto esférico que salió del mar. Sometidos a un examen físico les extrajeron
semen y luego fueron obligados a tener relaciones sexuales con dos de tres
mujeres que tenían caras feísimas como de roedores y de estatura bastante baja,
que no demostraron emoción ni sentimiento alguno durante todo el encuentro.
Duración: dos horas y media.
30 de noviembre de 1982. Lugar:
Botucatú (Sao Paulo), Brasil. Juan Valerio de Silva, portero de un hospital.
Cuando a media noche salió al patio de su casa para tomar un vaso de agua, fue
elevado hacia un ovni que flotaba encima de un árbol, mediante un rayo de luz.
La extraterrestre con la que tuvo relaciones sexuales tenía la piel oscura y
cabellos largos y negros. Le hicieron numerosos tatuajes con símbolos extraños.
Duración: aproximadamente tres horas.
14 de diciembre de 1983. Lugar:
Chapeco (Río Grande), Brasil. Antonio Nelso Tasca, locutor-reportero de una
emisora de radio. Fue elevado hacia un ovni, también mediante un haz de luz,
mientras manejaba su auto por la carretera BR-282. La mujer con la que copuló
tenía los ojos muy rasgados y era de piel clara. Duración del suceso: unas ocho
horas.
Los robots a los que se hace
referencia en el texto, que la noche del 28 de junio de 1979 secuestraron a
Antonio Carlos Ferreira y lo llevaron a una pequeña nave en la que lo
transportaron a otra mayor que se hallaba estacionada a gran altura en el
espacio.
Dibujo de la ET con que AC tuvo
relaciones. Los puntos en los muslos son una señal que llevan todos los de su
raza. El dibujo fue hecho por Vilma Buhler tras dos años de trabajo con el
abducido y después de muchas correcciones conforme a lo que él le iba
indicando.
La misma mujer con la que tuvo
relaciones, vistiendo el traje de una sola pieza que ordinariamente llevan
puesto los de su especie. La insignia que en él se ve es la misma que le
tatuaron a AC en un brazo.
Imagen idealizada por el artista
norteamericano Chan Johnson, de la mujer con la que tuvo relaciones Antonio
Carlos. A lo que parece tiene en cambio bastante semejanza con la hija que
resultó de la unión de ambos. Esta no tiene tan acentuados los rasgos de la
madre, que tan mala impresión causaron en el ánimo de AC.
Dos vistas de AC con el investigador
Ney Matiel. La superior, en el lugar exacto de una de las abducciones. En la
inferior se puede ver a Fernando, su pequeño hijo, con el que algunas noches
viene a jugar su medio-hermana extraterrestre.
Juan Valerio y su hijo Reginaldo.
Los extraterrestres que lo secuestraron y lo obligaron a tener relaciones
sexuales le dijeron que tanto él como Reginaldo eran fruto de experiencias
genéticas que ellos habían llevado a cabo; en cambio los otros miembros de su
familia, no.
La amenaza extraterrestre y el
Informe Matrix, de Salvador Freixedo
Del libro Los grandes
contactados, de Manuel Navas Arcos
CAPITULO – VII
Poco después de que nos
soltáramos, se abrió la puerta y uno de los hombres llamo a la mujer. Antes de
salir, ella se volvió, se señaló el vientre; luego, con una especie de sonrisa,
me señaló a mí y, por último, señaló al Cielo, creo que hacia el Sur....
EL FANTASTICO ENCUENTRO DE
ANTONIO VILLAS BOAS
El 22 de febrero de 1.958 por la
tarde, en Río de Janeiro, en el consultorio del doctor Fontes y en presencia
del periodista Joao Martín, en calidad de testigo, Antonio Villas Boas hizo la
siguiente declaración:
Me llamo Antonio Villas Boas,
tengo veintitrés años y soy agricultor. Vivo con mi familia en una granja de
nuestra propiedad. Está situada cerca de la ciudad de Sao Francisco de Sales,
en el Estado de Minas Gerais, cerca de la frontera con el Estado de Sao Paulo.
Tengo dos hermanos y tres hermanas, todos los cuales habitan en la misma
región; otros dos hermanos murieron. Todos los hombres de la familia trabajan
en la granja. Tenemos muchos campos que cultivar. Para la labranza tenemos un
tractor de gasolina, marca Internacional que utilizamos en dos turnos cuando
hay que arar. Durante el día, lo manejan los jornaleros y, por la noche, suelo
utilizarlo yo, sólo o con mi hermano. Soy soltero y gozo de salud, trabajo
mucho, sigo cursos a distancia y estudio cuando puedo.
Para mí ha sido un
sacrificio venir a Río, ya que hago mucha falta en casa. Pero pensé que era mi
deber informar de los extraños sucesos en los que me he visto envuelto. Haré
todo lo que ustedes crean oportuno, señores, y estoy dispuesto a declarar ante
las autoridades civiles o militares. Todo empezó la noche del 5 de octubre de
1.95?. Habíamos tenido visitas y no nos acostamos hasta eso de las 11, mucho
más tarde de lo normal. En la habitación estábamos mi hermano Joao y yo.
Hacía mucho calor y abrí las
ventanas que dan al patio. Entonces, en medio del patio, vi un gran resplandor
que iluminaba todo el suelo. Era mucho más intenso que la luz de la Luna y no
conseguía ver de dónde venía. Pero tenía que proceder de arriba; era como si
unos focos dirigidos hacia abajo lo iluminaran todo. Pero en el cielo no se
veía nada. Llamé a mi hermano y le hice mirar; pero él nunca pierde la calma y
me dijo que sería mejor dormir. Cerré la ventana y nos acostamos otra vez. Pero
yo no podía dormir, la curiosidad me martirizaba; volví a levantarme y abrí la
ventana. La luz seguía en el mismo sitio. Yo me quedé mirando afuera y de
pronto se movió hacia mi ventana. Asustado, cerré de golpe con tanto ruido que
mi hermano se despertó. Juntos, en la habitación oscura, seguimos la
trayectoria de la luz que se filtraba por las rendijas de los postigos en
dirección al techo y, luego, por entre las tejas (Las casas de campo
brasileñas, a causa del calor tienen ventanas que llegan hasta el techo y, para
conseguir una mejor ventilación, carecen de cielo raso). Al fin, la luz
desapareció definitivamente.
El 14 de octubre ocurrió el
segundo incidente. Serían entre las 9,30 y las 10 de la noche, no lo sé con
exactitud, ya que no llevaba reloj. Yo estaba trabajando en el campo con el
tractor y con mi otro hermano. De pronto, vimos una luz muy fuerte, tanto, que
dolían los ojos al mirarla. Al principio, era redonda y del tamaño de una rueda
de coche y estaba en el extremo norte del campo era muy roja e iluminaba una
gran extensión. Dentro de la luz había algo, pero no puedo decir con seguridad
lo que era porque estaba casi cegado. Le pedí a mi hermano que me acompañara a
explorar. El se negó y fui yo solo. Cuando me acerqué, la cosa se movió
bruscamente con enorme velocidad y se situó en el extremo sur del campo, donde
se quedó quieta. Corrí hacía ella y repitió la misma maniobra. Esta vez, volvió
a su posición anterior. Lo intenté de nuevo y la maniobra se repitió veinte
veces. Al fin me cansé y regresé donde estaba mi hermano. La luz permaneció en
el mismo sitio sin moverse. De vez en cuando, parecía despedir rayos en todas
direcciones, como los del sol poniente. De todos modos, no estoy seguro de si
todo ocurrió realmente así, ya que no sé si estuve mirando ininterrumpidamente
en la misma dirección. Quizás aparté la mirada un momento y entonces se elevó
rápidamente y había desaparecido cuando volví a mirar.
Al día siguiente, 15 de octubre,
estaba trabajando en el mismo campo con el tractor yo solo. La noche era fresca
y el cielo estaba estrellado. Exactamente a la 1, vi una estrella roja muy
brillante.
Enseguida me di cuenta de que no era una estrella, ya que aumentaba
de tamaño, como si se acercara.
A los pocos instantes, vi que era un objeto de
forma ovalada que se acercaba velozmente. Tan aprisa venía que, antes que
pudiera pensar en lo que iba a hacer, estaba encima del tractor. De pronto, el
objeto se paró a unos 50 m. encima de mi cabeza. El tractor y el campo estaban
tan iluminados como si fuera de día. El resplandor de los faros del tractor
quedaba totalmente anulado por aquella brillante luz roja. Yo tenía mucho miedo
al no poder imaginar lo que era. De buena gana me hubiera alejado de mi
tractor, pero éste era tan lento comparado con el objeto que comprendí que
sería inútil. De haber saltado del tractor para salir corriendo hubiera podido
romperme una pierna en el campo recién arado.
Mientras yo dudaba y reflexionaba,
durante tal vez un par de minutos, el objeto volvió a moverse y se paró a unos
10 o 15 m. delante del tractor. Luego, descendió lentamente al suelo y fue
acercándose hasta que pude distinguir una extraña máquina casi redonda rodeada
de lucecitas rojas.
Frente a mi había un gran foco
rojo, el que me había cegado cuando el objeto descendió. Entonces vi claramente
la forma de la máquina. Parecía un huevo alargado con tres antenas en la parte
delantera, una en el centro y una a cada lado. Eran unas barras metálicas
anchas en su base y acabadas en punta. No se distinguían los colores, ya que la
maquina estaba envuelta en una luz roja. Encima giraba muy rápidamente algo que
desprendía también una luz fluorescente rojiza.
En el momento en que la maquina
aminoró la velocidad para aterrizar, cambió la luz, a medida que disminuían las
revoluciones de la pieza giratoria, a verdosa ‑o así me lo pareció. Aquella
pieza giratoria parecía entonces un plato o una cúpula achatada. No sé si era
este realmente su aspecto o si la impresión era provocada por el movimiento. La
pieza no se detuvo ni un segundo, ni siquiera después de que el objeto
aterrizara.
Naturalmente, la mayoría de los
detalles no los vi hasta después, ya que al principio estaba tan asombrado que
no me enteraba de nada. Cuando, a pocos metros del suelo, aparecieron en la
parte inferior del objeto tres soportes metálicos, como un trípode, yo acabé de
perder la serenidad.
Evidentemente, aquel trípode era lo que soportaba el peso
de la máquina durante el aterrizaje. Pero no iba a esperar a que aterrizara. El
motor del tractor estaba en marcha. Di gas y traté de escapar sorteando el
objeto. Pero al cabo de un par de minutos el motor se paró y se apagaron los
faros. No sé por qué, pues el contacto estaba dado y las luces, encendidas.
Conecté el motor de arranque, pero fue inútil. Entonces, salté al suelo por el
lado contrario al del objeto y eché a correr. Pero ya era tarde pues a los
pocos pasos me cogió del brazo un pequeño ser vestido de un modo extraño que me
llegaba por el hombro. Yo, desesperado, me revolví y le di un empujón que le
hizo caer al suelo de espaldas. Traté de escapar pero en el mismo instante
otros tres seres desconocidos me saltaron encima por los lados y la espalda y
me levantaron sujetándome por brazos y piernas sin que pudiera soltarme.
Yo me
debatía pero ellos me tenían bien agarrado. Entonces pedí socorro a gritos y
empecé a insultarles. Al parecer, mis voces les sorprendieron o excitaron su
curiosidad, porque, mientras me llevaban hacia el aparato, cada vez que yo
gritaba ellos se paraban y me miraban fijamente a la cara, pero sin dejar de
sujetarme con fuerza. Eso me permitió imaginar cuál debía ser su interés por mí
y me sentí un poco aliviado.
Me llevaron al aparato que había quedado a unos diez metros del suelo, apoyado en su pie metálico.
En la parte de atrás había una puerta que se abría de arriba a abajo, formando una especie de rampa.
En su extremo había una escala de metal. Era del mismo material plateado de las paredes de la máquina y llegaba hasta el suelo. Les costó mucho trabajo a los desconocidos subirme por la escala, en la que apenas cabían dos personas de lado. Además, la escala no era rígida sino elástica y se tambaleaba violentamente a causa de los esfuerzos que yo hacía por desasirme. A uno y otro lado había un pasamanos de un espesor de un mango de escoba al que yo me agarraba con fuerza para impedir que me subieran al aparato. Por ello, los desconocidos tenían que detenerse a cada momento para soltar mis manos de la barandilla. Esta también era elástica. Después, cuando bajé, me pareció que estaba formada por piezas insertas unas en otras.
Me llevaron al aparato que había quedado a unos diez metros del suelo, apoyado en su pie metálico.
En la parte de atrás había una puerta que se abría de arriba a abajo, formando una especie de rampa.
En su extremo había una escala de metal. Era del mismo material plateado de las paredes de la máquina y llegaba hasta el suelo. Les costó mucho trabajo a los desconocidos subirme por la escala, en la que apenas cabían dos personas de lado. Además, la escala no era rígida sino elástica y se tambaleaba violentamente a causa de los esfuerzos que yo hacía por desasirme. A uno y otro lado había un pasamanos de un espesor de un mango de escoba al que yo me agarraba con fuerza para impedir que me subieran al aparato. Por ello, los desconocidos tenían que detenerse a cada momento para soltar mis manos de la barandilla. Esta también era elástica. Después, cuando bajé, me pareció que estaba formada por piezas insertas unas en otras.
Por fin consiguieron subirme y me
llevaron a una pequeña habitación cuadrada. La luz que despedía el techo se
reflejaba en las pulimentadas paredes metálicas y procedía de multitud de
lámparas colocadas alrededor del techo.
Me dejaron en el suelo y se cerró
la puerta, con la escalerilla replegada. La habitación estaba tan iluminada que
parecía de día; pero ni siquiera con aquella luz se veía dónde estaba la
puerta, ya que ésta se había cerrado sin la menor fisura, quedando
perfectamente empotrada. Solo por la escalerilla metálica podía imaginarme
dónde estaba.
Una de aquellas cinco personas
señaló una puerta y me dio a entender que le siguiera a la otra habitación. Yo
obedecía, ya que no tenía más remedio.
Entramos todos en la habitación,
que era mayor que la otra y tenía forma de medio ovalo. Sus paredes también
eran brillantes. Creo que se encontraba en el centro de la nave, pues estaba
atravesada de arriba a abajo por una columna redonda y robusta que se
estrechaba por la mitad.
No creo que estuviera allí solo
de adorno. Supongo que servía para sostener el techo. En la habitación no había
más muebles que una mesa y varias sillas giratorias de forma extraña, parecidas
a nuestros taburetes de bar. Todo era del mismo metal. La mesa y las sillas no
tenían más que un pie central.
El de la mesa estaba clavado en
suelo y el de las sillas estaba unido por tres puntales a un aro móvil e
hincado también en el suelo. De este modo, sus ocupantes podían volverse en
todas direcciones.
Aún me mantenían sujeto y
parecían estar hablando de mi. Aunque digo que hablaban, los sonidos que yo oía
no tenían el menor parecido con voces humanas. No sabría imitarlos. Al fin,
parecieron ponerse de acuerdo. Entre los cinco empezaron a desnudarme. Yo me
resistí gritando y jurando. Ellos se interrumpieron y trataron de darme a
entender que sus intenciones eran amistosas. Me dejaron en cueros, aunque sin
hacerme daño ni romperme la ropa.
Yo estaba desnudo y muy asustado,
ya que no sabía que iban a hacer conmigo. Uno de ellos se me acerco trayendo
algo en la mano. Debía de ser una especie de esponja empapada en un líquido con
el que me frotó todo el cuerpo. Una esponja muy suave, no de esas corrientes de
goma. El líquido era transparente y no tenía olor, pero era más denso que el
agua. Al principio pensé que tal vez fuera aceite, pero no me dejó la piel
grasienta. Mientras me frotaban el cuerpo, yo tiritaba de frío, pues, además de
que la noche era fresca, la temperatura de la habitación era más baja que la
del exterior.
Por si no era bastante que me hubieran desnudado, además, me
mojaban. Estaba helado. El líquido se secó enseguida sin dejar rastro.
Después, tres de ellos me
condujeron a una puerta situada frente a la entrada de la nave. Uno tocó algo
que había en el centro y la puerta se abrió hacía los lados, como la de un bar.
Sus hojas llegaban desde el suelo
hasta el techo. Encima había una inscripción con signos luminosos rojos. Por
efecto de la luz, daba la impresión de que estaba en relieve, uno o dos
centímetros sobre la puerta. No tenían el menor parecido con ninguna criatura
que yo conozca. Traté de grabarlos en la memoria, pero después se me olvidaron.
Entré, pues, con dos de los
hombres en una pequeña habitación cuadrada, iluminada como las otras dos. Nada
más entrar, la puerta se cerró a nuestra espalda. Cuando volví la cabeza, no
pude distinguir dónde estaba la puerta; solo una pared como las otras.
De pronto, aquella pared volvió a
abrirse y entraron otros dos hombres. Traían en la mano dos tubos de goma
rojos, bastante gruesos, de más de un metro de largo. Uno de los tubos estaba
conectado por un extremo a un recipiente de cristal en forma de copa. En el
otro extremo había una boquilla con aspecto de ventosa. Me la aplicaron a la
barbilla, aquí, donde me ha quedado esta mancha oscura.
Antes de empezar, el
hombre oprimió la goma con la mano como para sacar el aire. Al principio, no
sentí ni dolor ni cosquilleo; solo un tirón en la piel. Luego, empezó a
quemarme y a latir y al fin me di cuenta de que tenía una herida.
Cuando me hubieron aplicado el
tubo de goma, vi que la copa se llenaba de sangre hasta la mitad.
Entonces me quitaron la goma y me
pusieron la otra al otro lado de la barbilla. Aquí pueden ver la señal,
señores. Esta vez la copa se lleno hasta. el borde. También en este lado me
ardía y palpitaba la herida. Los hombres salieron llevándose las copas. La
puerta se cerró tras ellos y yo me quedé solo.
Durante un rato, más de media
hora, nadie se ocupó de mí. En la habitación no había más que un ancho diván,
no muy cómodo, pues estaba abombado en el centro, pero por lo menos era blando,
como de gomaespuma y estaba cubierto de una gruesa tela gris muy suave.
Después de tantas emociones y
esfuerzos, yo estaba muy cansado y me senté en el diván. En aquel momento, note
un extraño olor muy desagradable. Me parecía estar respirando un humo denso y
acre que me asfixiaba. Tal vez estuvieran asfixiándome realmente, pues, al
observar detenidamente la pared, descubrí numerosos tubitos de metal situados
a la altura de la cabeza, cerrados por el extremo pero llenos de agujeritos,
como una ducha. Por los agujeros salía un humo gris que se diluía en el aire.
De ahí venía el olor. Sentí nauseas y vomité en un rincón. Después pude volver
a respirar con facilidad, pero seguía mareándome el olor. Yo estaba
desesperado. ¿Qué destino me aguardaba?
Hasta entonces, no tenía ni la
menor idea del aspecto de los desconocidos. Los cinco llevaban monos muy
ajustados de una suave y gruesa tela gris con alguna franja negra. Se cubrían
la cabeza con una capucha del mismo color, de un material más duro ‑no sé
exactamente cuál‑, reforzada por dos tiras metálicas colocadas detrás y con
unos lentes redondos a través de los que me miraban fijamente con unos ojos que
me parecieron azules. De los lentes hacia arriba, la capucha era el doble de
alta que en una cabeza normal. Quizás el casco llevaba algún aparato en su
interior que no se distinguía desde fuera. Desde el centro de la cabeza les
bajaban por la espalda tres tubos plateados, no sé si de goma o de metal, que
se introducían en el mono a la altura de las costillas. El central caía a lo
largo de la espina dorsal y los laterales, hasta unos diez centímetros por
debajo de las paletillas. No pude ver escotadura ni saliente alguno que indicara
que pudieran conectarse a un recipiente o instrumento debajo del traje.
Las mangas eran largas y
ajustadas y estaban rematadas por unos guantes de cinco dedos del mismo
material que sin duda entorpecían el movimiento de las manos. Por ejemplo, pude
observar que los hombres no podían tocarse la palma de la mano con las yemas de
los dedos. De todos modos, eso no les impedía sujetarme con fuerza ni manejar
ágilmente los tubos de goma mientras me sangraban.
Aquellos trajes debían ser una
especie de uniforme, ya que todos los miembros de la tripulación llevaban un
escudo del tamaño de una rodaja de piña del que partía una tira de tela
plateada o de metal que terminaba en un estrecho cinturón sin hebilla. Ninguno
de aquellos trajes tenía bolsillos ni botones. El pantalón era muy ceñido y
terminaba en una especie de zapatilla de tenis. Ahora bien, las suelas tenían
un espesor de cuatro a siete centímetros. Los zapatos se alzaban ligeramente en
la punta, aunque no tanto como los zuecos. Los desconocidos caminaban ágilmente
con ellos. Únicamente el mono parecía entorpecer sus movimientos, que parecían
siempre un poco rígidos. Excepto uno, que apenas me llegaba a la barbilla,
todos eran de mi estatura. Todos parecían robustos, pero no lo bastante como
para intimidarme. En campo abierto, hubiera podido medir mis fuerzas con
cualquiera de ellos.
Al cabo de una eternidad, el
ruido de la puerta me saco de mi abstracción. Volví la cabeza y vi acercarse a
una mujer. Estaba desnuda y descalza, lo mismo que yo. Yo me quede atónito y a
ella pareció divertirle mi expresión. Era muy hermosa y muy distinta de las
mujeres que conozco. Tenía el cabello suave y rubio, casi albino y le caía por
la espalda, con las puntas dobladas hacia dentro.
Llevaba raya en medio y tenía
unos ojos grandes, azules y rasgados. La nariz era recta. Sus pómulos eran muy
altos y la forma de su cara era exótica, más ancha que la de las indias sudamericanas
y casi triangular, con una barbilla muy puntiaguda. Los labios eran muy finos,
casi sin dibujo y las orejas (que vi después) iguales a las de nuestras
mujeres. Tenía la figura más bonita que he visto en mi vida, con los pechos
altos y bien formados, la cintura estrecha, caderas anchas, muslos largos, pies
pequeños y manos delgadas de uñas bien formadas. Era mucho más baja que yo; su
cabeza me llegaba por el hombro.
La mujer se acercaba y me miraba
en silencio, como si quisiera algo de mí. De pronto me abrazo y empezó a frotar
su cara contra la mía al tiempo que se apretaba contra mí. Tenía la piel blanca
de nuestras mujeres rubias y pecas en los brazos. Yo solo notaba su olor a
mujer; pero ni en su piel ni en su pelo había perfume alguno.
La puerta había vuelto a
cerrarse. A solas con aquella mujer que tan claramente expresaba lo que quería
de mí, me sentí muy excitado. Dada mi situación, eso parecía increíble aunque
imagino que, eso se debía al líquido con el que me habían friccionado el
cuerpo. Seguramente lo hicieron a propósito. Lo cierto es que yo no podía
dominar el deseo. Nunca me había ocurrido. Finalmente, olvidándome de todo,
abrace a la mujer y empecé a devolverle sus caricias. El acto fue normal y ella
se comporto como cualquier mujer, incluso después de repetidos abrazos. Hasta
que el cansancio la hizo jadear. Yo seguía excitado, pero ella se me negó. Esto
me serenó bruscamente.
Conque para eso me querían, para
semental que mejorara su raza. Aquello me enfureció, pero puse al mal tiempo
buena cara, ya que la experiencia había sido muy grata.
Ahora bien, yo prefiero a
nuestras mujeres, con las que puedes hablar y te entienden. Además, había
momentos en los que sus sonidos guturales me irritaban. Al parecer, tampoco
sabía besar y solo me mordía ligeramente la barbilla. Aunque no estoy seguro de
que esto tuviera el mismo significado.
Curiosamente, el vello de las axilas y
del otro sitio era rojo, casi color de sangre. Poco después de que nos
soltáramos, se abrió la puerta y uno de los hombres llamo a la mujer. Antes de
salir, ella se volvió, se señaló el vientre; luego con una especie de sonrisa,
me señaló a mí y, por último, señaló al cielo, creo que hacía el Sur. Después
se fue. Creo que con aquel ademán quiso indicar que volvería a buscarme para
llevarme allí, no sé dónde. Aún hoy tiemblo al pensarlo, pues si vuelven estoy
perdido. Por nada del mundo quisiera separarme de mi familia y de mi tierra.
Entonces entró uno de los hombres
con mi ropa bajo el brazo y yo me vestí. No faltaba nada, salvo el encendedor.
(Quizá lo perdí durante el forcejeo. Volvimos a la otra habitación, en la que
tres miembros de la tripulación, sentados en las sillas giratorias, gruñían
entre sí (seguramente, cambiaban impresiones). Mi acompañante se unió a ellos
y pareció olvidarse de mí. Mientras ellos hablaban, yo procuraba grabar en mi
memoria hasta el último detalle. Me llamo la atención una caja cuadrada con
tapa de cristal que había encima de la mesa. Tenía una esfera que recordaba la
de un reloj y una sola manecilla y, en los lugares correspondientes a las tres,
las seis y las nueve, había una marca negra, mientras que en el de las doce se
veían cuatro pequeños signos negros, uno al lado del otro. Para qué, no lo sé
pero así era.
Al principio creí que aquel
instrumento era una especie de reloj, ya que uno de los hombres lo consultaba
de vez en cuando. Pero luego comprendí que era imposible, ya que, mientras
estuve allí; la manecilla no se movió.
Entonces se me ocurrió la idea de
apoderarme del objeto, ya que necesitaba una prueba de mi aventura. De haber
podido llevarme la caja, mi problema hubiera estado resuelto. Si los
desconocidos se daban cuenta de mi interés por el objeto, tal vez me lo
regalaran. Me acerqué lentamente a la mesa y, mientras ellos miraban en otra
dirección, cogí rápidamente el instrumento con ambas manos.
Era muy pesado, de más de dos
kilos. No tuve tiempo de observarlo más detenidamente, ya que uno de los
hombres saltó sobre mí, me arrancó furiosamente la caja de la mano, apartándome
de un empujón y volvió a ponerla en su sitio.
Retrocedí hasta la pared y me
quedé quieto. No le tengo miedo a nadie, pero comprendí que sería mejor no
buscar problemas. Se había demostrado que sólo me trataban con amabilidad si me
portaba bien. En tal caso, ¿para qué exponerme a un peligro si, de todos modos,
mi tentativa debía fracasar?.
De manera que me quedé quieto, esperando. No
volví a ver a la mujer, ni desnuda ni vestida. Pero creía saber dónde estaba.
En la parte delantera de la sala grande había otra puerta que no estaba cerrada
del todo y tras la que, de vez en cuando, se oía el ir y venir de unos pasos.
Puesto que todos los demás tripulantes estaban conmigo en la sala grande,
aquellos pasos solo podían ser de ella. Supongo que en aquella parte de la nave
debía de estar la cámara de instrumentos; pero, naturalmente, no podía
asegurarlo.
Finalmente, uno de los hombres se
puso en pie y me dio a entender que le siguiera. Los otros ni me miraron.
Cruzamos la pequeña antesala. La puerta de acceso estaba abierta y la escala,
bajada. Pero no descendimos por ella, sino que mi acompañante me señaló una
plataforma, situada al lado de la puerta por la parte exterior, que daba la
vuelta a todo el aparato. Fuimos primeramente hacia delante y pude ver un
saliente metálico cuadrado. En el lado opuesto había otro cuya forma me hizo
pensar que podía ser el control de despegue y aterrizaje. Debo decir que nunca
vi el aparato en movimiento, ni siquiera cuando se elevo, por lo que no me
explico cuál pudiera ser su finalidad.
Cuando llegamos a la parte
delantera, el hombre me señaló las tres púas metálicas que ya mencioné.
Las tres estaban unidas a la maquina, y la de en medio directamente a la proa. Todas tenían la misma forma, ancha en la base y puntiaguda, y sobresalían horizontalmente. No podía decir si eran del mismo metal que la maquina. Aunque relucían como metal candente no despedían calor. Encima había unas luces rojas. Las dos laterales eran pequeñas y redondas mientras que la central, por el contrario, era gigantesca. Se trataba del faro que ya mencioné. Encima de la plataforma, en todo alrededor de la maquina, había innumerables lámparas cuadradas empotradas en el fuselaje que iluminaban la plataforma con su luz rojiza. Esta terminaba en la parte delantera, junto a un grueso cristal, incrustado profundamente en el metal y abombado. Puesto que no había ventanas, seguramente aquel cristal servía de observatorio, por más que debía de ser difícil distinguir las cosas a través de él, ya que desde fuera se veía muy turbio.
Las tres estaban unidas a la maquina, y la de en medio directamente a la proa. Todas tenían la misma forma, ancha en la base y puntiaguda, y sobresalían horizontalmente. No podía decir si eran del mismo metal que la maquina. Aunque relucían como metal candente no despedían calor. Encima había unas luces rojas. Las dos laterales eran pequeñas y redondas mientras que la central, por el contrario, era gigantesca. Se trataba del faro que ya mencioné. Encima de la plataforma, en todo alrededor de la maquina, había innumerables lámparas cuadradas empotradas en el fuselaje que iluminaban la plataforma con su luz rojiza. Esta terminaba en la parte delantera, junto a un grueso cristal, incrustado profundamente en el metal y abombado. Puesto que no había ventanas, seguramente aquel cristal servía de observatorio, por más que debía de ser difícil distinguir las cosas a través de él, ya que desde fuera se veía muy turbio.
Después de visitar la parte
delantera de la máquina, nos fuimos de nuevo atrás (esta parte tenía una
curvatura más pronunciada que la delantera), pero antes nos paramos un momento
pues el hombre señaló hacía arriba, donde giraba la enorme cúpula en forma de plato.
Mientras giraba lentamente, estaba bañada en una luz verdosa cuya procedencia
no pude describir. Se oía al mismo tiempo una especie de siseo, parecido al que
produce un aspirador o el aire al pasar por muchos orificios pequeños.
Cuando la máquina se elevó, la
velocidad de rotación de la cúpula fue en aumento, hasta que de ésta no se vio
más que un resplandor rojo vivo.
Al mismo tiempo, el ruido aumentó
hasta convertirse en un estridente aullido, por lo que comprendí que la
velocidad de la cúpula estaba en relación de causa a efecto con el ruido.
Cuando lo hube visto todo, el hombre me llevo a la escalera de metal y me dio a
entender que podía irme.
Cuando hube bajado a tierra, me
volví. El hombre seguía allí. Entonces se señaló a sí mismo, a mí y al cielo en
dirección Sur, me indicó que me retirara y desapareció en el interior del
aparato. La escala de metal empezó a subir, los peldaños se replegaban unos
sobre otros. Cuando estuvo recogida la escala, la puerta que, abierta, formaba
una rampa, se elevó quedando perfectamente encajada en la pared. Las luces de
los espolones metálicos, del foco principal y de la cúpula se intensificaron a
medida que aumentaba la velocidad de rotación de esta última. El aparato se
elevó lentamente en sentido vertical mientras el trípode se replegaba y la
superficie inferior de la nave quedaba tan lisa como si el tren de aterrizaje
no existiera.
El objeto volante se elevó
lentamente hasta unos 30 o 40 metros y permaneció unos segundos estático,
mientras aumentaba su luminosidad. El zumbido subió de tono y la cúpula empezó
a girar a gran velocidad, al tiempo que su luz se hacía intensamente roja; el
aparato se ladeó ligeramente, se oyó una pulsación rítmica y, bruscamente, la
nave salió disparada en dirección Sur. A los pocos segundos, había
desaparecido.
Volví a mi tractor. Había subido
al extraño aparato a las 1.15 y ahora eran las 5.30 de la madrugada.
Es decir, me habían retenido durante cuatro horas y quince minutos. Mucho tiempo.
Es decir, me habían retenido durante cuatro horas y quince minutos. Mucho tiempo.
Solo conté lo sucedido a mi
madre. Ella dijo que sería mejor no tener más tratos con aquella gente. A mi
padre no me atreví a decirle nada. Ya le había hablado de la luz y el no me
creyó; dijo que seguramente eran figuraciones mías.
Más adelante, decidí escribir al
senador Joa Martins. Había leído su artículo publicado en el Cruzeiro de
noviembre, en el que invitaba a sus lectores a que le informaran de sus
experiencias con platillos volantes. De haber tenido más dinero, hubiera venido
antes a Río; pero tuve que esperar a que él se ofreciera a pagar una parte de
los gastos de viaje.
Después de este fantástico relato
vivido por Antonio Villas Boas, muchos lectores se preguntaran el porqué de
todo este complejo galimatías de uniones, contactos y fecundaciones con y entre
razas del exterior. Otros tantos pensarán que somos agredidos en nuestra
libertad y libre arbitrio por civilizaciones más poderosas. Por último habrá
quien diga: ¿Qué pinta la Confederación de Mundos que lo permite?...
Particularmente al respecto, se me ocurren dos razonamientos básicos:
1° El hombre de este planeta no
es el centro del Universo y no estamos necesariamente solos, y evidentemente
tampoco somos el patrón genético perfecto.
2° Si la Confederación de Mundos
es una realidad, como así parece ser, según el testimonio de varios contactados
de nuestros tiempos. Sería esta Confederación de Mundos la que ha programado
tales encuentros y contactos. Al fin y al cabo solo la Suprema Inteligencia
tiene las ideas claras respecto de cuál será el final de nuestro programa. Y lo
que ahora juzgamos como negativo puede que sea el mayor de los favores que nos
están haciendo desde la conformidad con ese hipotético plan de futuro de
conseguir una super-raza a nivel terrestre o bien del sistema, incluso
galáctico. Quizás el final de toda esta historia sea una sola nación
intergaláctica sin fronteras, sin diferencias, identificados entre sí y
semejantes a la idea patrón básica por la que fuimos creados.
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