Así pues, los dioses partirán de
la humanidad - ¡algo penoso! - y solo los ángeles malvados quedarán, quienes se
entremezclarán con los hombres y conducirán a los pobres desgraciados por la
fuerza en una manera de imprudente crimen, en guerras, y robos y fraudes, y
todas las cosas hostiles a la naturaleza del alma… La oscuridad será preferida
a la luz, y la muerte se pensará que es más provechosa que la vida. … el
piadoso será juzgado demente, y el impío sabio, el loco será juzgado hombre
valiente, y el pícaro será estimado como bueno.
(Hermes Trismegistus, AD
150-270)
Un gran cambio vendrá a pasar,
tal que ningún hombre mortal habrá esperado. El Cielo y el Infierno se
confrontarán uno a otro en esta lucha. Viejos estados perecerán, y la luz y la
oscuridad serán confrontadas una contra otra con espadas, pero serán espadas de
diferente clase. Con esas espadas será posible cortar los cielos y partir la
Tierra. Un gran lamento vendrá sobre toda la humanidad, y como una pequeña
parte sobrevivirá a la tempestad, la pestilencia y el horror. Cuando la Tierra
esté completamente exhausta, y lo será muy pronto, la progenie de los
hechiceros atlantes, de nuevo buscarán una transplantación a otra parte. Cada
mundo al que ellos se unen está siempre en infancia espiritual o intelectual,
una condición necesaria para prevenir su descubrimiento y facilitar la
ocultación.
(Pastor Bartholomaeus, 1638)
Si ellos pudieran encontrar un
forma de atravesar la Puerta Estelar, van a desocupar la Tierra en sus “arcas”,
llevándonos a algunos de nosotros con ellos para sembrar sus nuevos planetas
hogar con más esclavos.
Si el lector no puede sentir por
la Tierra, ni incluso por la humanidad, tal vez pueda sentir por sus propios
ancestros en particular, su propio linaje, aquellos abuelos y abuelas que
sudaron y perecieron como animales en los campos y en las fábricas, en batallas
y guerras, de pobreza y enfermedad, y quienes, en su agonía, miraron hacia
arriba al creador, preguntando, ¿Por qué? ¿Por qué?, ¿Porqué?
A fin de no olvidarnos de la
completa tiranía que conocieron y aguantaron nuestros ancestros, aquí están las
palabras del Rey Plantagenet Richard II, quien después de la Revuelta Campesina
de 1381, amonestó a sus súbditos:
Dios omnipotente está reuniendo
en sus nubes a nuestro favor ejércitos de pestilencia, y golpearán a vuestros
hijos no nacidos y hasta los aún no engendrados, que levantan sus manos
vasallas en contra de mi cabeza, y amenazan la gloria de mi preciosa corona…
Miserables, detestables por tierra y por mar, buscaréis igualdad con los
Señores, y no sois dignos de vivir. Dadle este mensaje a nuestros colegas
rústicos, que rústicos sois todos aún.
Permanecerías atados, no como
antes, sino incomparablemente más duro. Ya que mientras vivimos nos
esforzaremos para suprimiros a vosotros y vuestra miseria será un ejemplo para
la posteridad. Sin embargo, salvaremos vuestras vidas si permanecéis fieles,
así, pues, escoged ahora que curso queréis seguir.
La terminología del rey es
fascinante respecto a su tesis actual.
Pero a esta clase de mentalidad,
nosotros respondemos con la exhortación de uno de los más grandes humanitarios
que este planeta haya conocido, Percy Bysshe Shelley:
¡Levantaos!
Como leones después de dormir en
número invicto
Sacudid vuestras cadenas a tierra
como el rocío
El cual en vuestro sueño cayó
sobre vosotros
Vosotros sois muchos – y ellos
son pocos
¿Porqué, nos preguntamos, tal
encarnación de gentileza y amor dice que la libertad llega al hombre cuando,
don sus propias palabras, el último monarca es estrangulado con los intestinos
del último sacerdote?. ¿Por qué?
Porque, al contrario de muchos,
él era sin duda alguna, el legado del terror y el crimen que ha sido perpetrado
por los enemigos de toda la humanidad. El no ha olvidado las penurias de sus
ancestros, o de los suyos, ni estaba cegado por las atrocidades de su propio
tiempo.
Nuestros antepasados han luchado
la buena lucha en edades ahora olvidadas, y dieron sus vidas y libertades para
erradicar al enemigo. Ellos aguantaron paroxismos terrestres de inimaginables
proporciones, hambrunas, plagas, masacres e inquisiciones, impuestas sobre
ellos por los tiranos.
Cada acontecimiento está grabado
en las memorias raciales, en el ADN de cada persona viviente ahora.
Nada puede ser traído a un fin en
el inconsciente, nada es pasado u olvidado.
(Sigmund Freud)
Todavía somos víctimas de tiranos
y de la tiranía de nuestra propia ignorancia y complicidad.
Estamos comprometidos en un
sangriento Armagedón, pero somos bastante inconscientes de quien es el enemigo,
que armas están usando y que es lo que persiguen. Algunos se preguntan por qué
las cosas están tan mal, porque los “buenos” parecen tan desamparados y porque
parecen terminar en sepulcros prematuros.
La respuesta a esto y a nuestro
dilema general puede ser proporcionado por cualquiera que entienda los
principios del juego de ajedrez. Un maestro de ajedrez le dará a su audiencia
estudiante cuatro piezas de consejos de cual nosotros podemos aprender. El dirá
que lo primero que se necesita es un sentido de paciencia. A continuación dirá
que un sentido de sincronización es esencial.
Luego viene el conocimiento del
oponente, y finalmente, el remachador, la buena voluntad de hacer cualquier
sacrificio para ganar. Ahora podemos ver porqué tenemos problemas, ¿verdad? Los
buenos no tienen paciencia, ningún sentido de sincronicidad, cero conocimientos
del oponente, y por su inherente moralidad, no son capaces de hacer los
sacrificios necesarios. Compare esto con el enemigo.
Ellos tienen una paciencia sin
fin, con estrategias que duran milenios. Tiene un excelente sentido de
sincronización, moviéndose en etapas graduales mientras planean un largo camino
por delante. Tienen un intenso conocimiento de nosotros, y lo más importante,
no vacilan ni un poquito para hacer cualquier y todos los sacrificios
necesarios.
De hecho, esto es exactamente lo que
han estado haciendo.
El Hombre nace libre, y sin
embargo, por todas partes está encadenado.
(J. J. Rousseau)
Una vez esté abierto el portal
galáctico, el planeta Tierra y sus habitantes estarán completamente condenados.
Estos alienígenas no tienen amor por nosotros, no les importa su planeta
anfitrión, y, al aparecer, incinerarían el lugar entero y a la humanidad entera
por medio de tecnología HAARP y microondas, que ya están montadas en satélites.
También pudieran usar armas químicas que no dejarían ni una persona o criatura
de pie.
Con todos los esfuerzos puestos
en la visión remota, la nanotecnología, realidad virtual, manipulación
subatómica, microondas, silicón, alimentos genéticos, clonación, armas químicas
y bacteriológicas, cibernéticas, vacunas, enfermedades diseñadas, y la red
mundial, se presenta un triste cuadro para la humanidad.
Nuestro poder científico ha
sobrepasado nuestro poder espiritual. Tenemos misiles conducidos y hombres mal
conducidos.
(Martin Luther King, Jr.)
…los gastos militares combinados
de todos los gobiernos mundiales, en 1987 fueron tan grandes, que todos los
programas sociales de las Naciones Unidas podrían ser financiados durante
trescientos años por estas cantidades.
(William H. Koettke, The Final
Empire)
El beneficio para la persona
ordinaria, de todos estos gastos e industrias es virtualmente no-existente,
excepto a nivel utilitario usual. Si alguien está interesado en saber cómo la
dinámica existencial o constitución metafísica de cualquier agencia llega a la
ruina, solamente observe cuánto de lo que es natural e inherentemente bueno y
normal está perdido para siempre.
Luego observe la manera en la
cual es quitado. Identifique la causa o a los culpables, y luego, si existe el
deseo, haga algo al respecto, sin vacilación, debilidad o miedo, y si otros
ayudan o no. Todo lo que es bueno ha sido y seguirá siendo sistemáticamente
quitado de nuestros ambientes interior y exterior.
Porque, así como un virus penetra
la célula viva, así estos seres alienígenas, penetraron nuestro planeta hace
mucho.
Podría ser en corto plazo que
nosotros, los anfitriones, seamos completamente destruidos y que aquellos, que
causan nuestro lastimoso fin, extiendan sus alas y se remonten hacia el cielo
una vez más.
Luchamos, no solo contra carne y
sangre, sino contra principados,
Contra poderes, en contra de la
oscuridad de este mundo,
Contra la maldad espiritual en
altos lugares.
(Efesios 6:12)
M. Tsarion
Traducción Libre
del Sitio Web San Diego Indy Media
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