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Un hombre que
  caminaba perdido en el sendero Espiritual, paseando por el monte, solitario,
  triste y preocupado de cómo podría ver la luz. 
Oyó una voz
  que le dijo:  
¿A dónde vas
  buen hombre?  
Un poco
  asustado al oír aquella voz, contestó: 
Llevo años
  queriendo ver la Luz, pero ni la veo ni sé dónde buscarla.  
Sonriendo,
  aquella voz le dijo: 
Hijo mío la
  luz no se busca, está siempre en ti, lo que pasa es que tienes cristales de
  formas emocionales y mentales que no te deja ver.  
¿Quieres
  decir que los cristales que tengo me impiden ver la luz?  
Así es, por
  lo tanto has de ir eliminando cada uno de ellos.  
¿Y cómo puedo
  hacer eso?, le preguntó el hombre.  
Te enseñare
  como hacerlo: Siéntate al
  pié de ese cristal, mantente en silencio y observando los cristales que
  tienes y ve eliminándolos mentalmente.  
Aquel hombre
  se puso manos a la obra y empezó a ver su primer cristal, el cristal de la
  impaciencia y lo elimino, luego el de la intolerancia e incomprensión, siguió
  cortando el cristal de la vanidad y del ego, elimino también el del rencor y
  el no perdón, el de juzgar, elimino el cristal de creer ser superior a los
  demás, y siguió y siguió…….  
Pasado un
  rato la voz le dijo: ¿Cómo vas?  
El hombre le
  contestó:  
 Voy
  bien, acabo de eliminar una gran hilera de cristales que no me dejaban ver la
  luz, pero aun no la veo, hay otra gran fila de cristales, ¿qué cristales son
  estos?, preguntó el hombre.  
La voz le
  contestó: son los mismos cristales que antes que estaban a
  nivel emocional, pero, ahora son a nivel mental, son los cristales de la
  vanidad e intolerancia mental, el cristal de creerse en posesión de la
  verdad…. y estos cristales son peores que los anteriores, elimínalos muy
  bien.  
Así pues, el
  hombre siguió eliminando la siguiente hilera de cristales. Elimino el cristal
  de creerse ser un elegido, de creerse maestro, elimino el cristal de querer
  salvar al mundo, elimino también el cristal de su religión y siguió y siguió.  
Pasado un
  rato la voz le dijo:  ¿cómo
  vas?  
Acabo de
  eliminar otra gran hilera de cristales que no me dejan ver la luz, pero aun
  no la veo, hay otra gran hilera de cristales, ¿qué cristales son estos?,
  preguntó el hombre.  
La voz le
  contestó:  
Estos
  cristales son muy importantes de eliminar, estos cristales te sirvieron en su
  momento pero ahora has de eliminarlos todos, pero es decisión tuya de hacerlo
  o no, pues no querrás talarlos, pero ya debe ser elección tuya, así que
  observa bien estos cristales y decide tú qué quieres hacer. 
Así que el hombre
  observó y elimino el cristal de no creer en ángeles, el cristal de no creer
  en seres de luz, en no creer en todo lo que leyó y le enseñaron, y siguió
  eliminando y eliminando, y aunque le costaba mucho eliminar tantos, pues se
  estaba quedando sin nada, el siguió adelante…  
Pasado un
  rato le dijo la voz: ¿Cómo vas?  
Este hombre
  le contestó:  
Voy bien, ya
  se ve algo de luz, pero estoy viendo dos últimos cristales, uno es enorme y
  otro más normal, ¿qué hago ahora con ellos?.  
La voz le
  dijo: Antes de eliminarlos mira bien que representan
  dichos cristales.  
El hombre
  miró bien y al ir a eliminar el cristal más normal, vaciló y rápido fue a
  consultar a la voz.  
Exclamó; ¡Ese
  cristal es mi SER, ¿cómo quieres que lo elimine?  
La voz le
  contestó: Si quieres ver la Luz, has de eliminarlo, pero eso
  ya es elección tuya.  
Así que aquel
  hombre un poco asustado lo elimino y se quedó sin creer en su SER.  
Pasado un
  rato la voz le dijo: ¿Cómo vas?  
Ya he
  eliminado ese cristal, le contestó.  
Y la voz le
  preguntó ¿y aún sigues vivo?  
El hombre
  contesto, sí.  
Pues entonces
  sigue, le dijo la voz.  
Así pues el
  hombre se puso a eliminar el último y enorme cristal que no le dejaba ver la
  Luz. Pero cuando fue a eliminarlo se dio cuenta lo que representaba el último
  cristal y fue corriendo a preguntar otra vez a la voz.  
Muy asustado
  aquel hombre le dijo a la voz. ¡Madre mía! ¿Tú sabes qué cristal es ese? ¡Es
  Mi Dios!.  
Así es, le
  dijo la voz, elimínalo también si quieres ver la luz.  
El hombre
  contestó, eso sí que me va a costar, pero lo haré.  
Pasado un
  rato le dijo la voz: ¿Cómo vas?  
Muy bien ya
  veo la luz, es preciosa y todo amor, es increíble .Muchas gracias de todo
  corazón por ayudarme a ver la luz, le dijo el hombre entusiasmado.  
No corras
  tanto, le replicó la voz, aún no hemos terminado, esa luz que ves es aún un
  espejismo, tienes que eliminar el último cristal para poder ver la verdadera
  Luz.  
¿Cómo? Dijo
  sorprendido aquel hombre, yo no veo ningún cristal más.  
Ese es el
  problema, nunca veis el último cristal, ese cristal eres tú mismo, y ves la
  Luz a través de tu cristal, no de ti, elimínate tú y veras la luz.  
Aquel hombre
  no podía creer lo que estaba oyendo, pero se puso en marcha y elimino su
  propio cristal.  
Pasado un
  rato le dijo la voz: ¿Cómo vas,
  ya has visto la Luz?  
Y aquel
  hombre con todo amor, paz y felicidad, le dijo a la voz:  
No he visto
  la Luz !SOY LA LUZ!!! | 
Nuestra misión es ayudar al caminante a la hora de despertar su conciencia planetaria y producir el cambio que el planeta necesita para evolucionar
domingo, 26 de agosto de 2012
LUZ INTERIOR
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