Uno de los mitos que heredamos de
culturas ancestrales orientales es la existencia del tercer ojo, poco descrito
en la medicina occidental, pero revelado de distintas maneras por los
fisiólogos.
Según los orientales, el tercer
ojo ubicado en la glándula pineal permite ver a las personas sin el uso de la
vista normal. Esta era descrita como una capacidad que solo poseían personas
muy dotadas de un profundo y prolongado estudio y señalado con fines de salud.
En los libros clásicos de
Medicina Antigua China, los profesionales necesitaban de esta capacidad para
detectar y observar las enfermedades que aquejaban al enfermo en el interior
del cuerpo.
Hoy los fisiólogos reconocen que
hay un complejo pineal con una foto recepción directa de la luz en algunas
especies. Lo describen de diferentes maneras, pero no se explica cómo el ser
humano pudo ver con este sistema.
La fisiología de los peces,
reptiles, y de otros grupos zoológicos inferiores, demuestra que en el interior
de la glándula pineal existen células foto receptoras semejantes a las células
foto receptoras de la retina y que actúan directamente al estímulo que proviene
del exterior.
“Presentan una capacidad foto
receptiva directa”, destaca el libro de fisiología. En ellos los fotones van
directo al nervio pineal.
De alguna manera estos peces
“ven” directamente pero esta característica se va perdiendo en las aves y en
animales superiores, pero en los mamíferos hay otras células importantes
relacionadas.
En los peces estas células
fotoreceptoras reaccionan directamente con ausencia de luz y producen además la
melatonina, elevando la concentración de melanóforos, lo que les permitiría
tener una aclaración visual, señalan los fisiólogos.
Los científicos describen que la
melatonina en los mamíferos está relacionada con el ciclo circadiano, que
influye en estar despierto y el sueño y se discuten además numerosas funciones
como: acción antioxidante, inmunoestimulante, antineoplásica, antiovulatoria,
anti envejecimiento.
En el ser humano se observa en la
glándula pineal la presencia de las células pinealocitos, que serían las
equivalentes a los fotorreceptores, según tratados de fisiología.
Lo que se asevera es que estos
pinealocitos detectan las oscilaciones de la luz y secretan la hormona
melatonina.
Estos pinealocitos recibirían
impulsos directos o a través de un complejo circuito neural que viene desde la
retina.
La vista normal con los ojos
sigue numerosos pasos antes de llegar a los pinealocitos. Desde la retina parten
los axones de las células nerviosas retínales y de ahí se dirigen al
hipotálamo. Por aquí pasa la señal procesada de la imagen. Esta señal se dirige
hacia un núcleo del hipotálamo.
Desde el hipotálamo se va hacia
una vía multisimpática que hace escala en un ventrículo del hipotálamo y a
parte a la columna de la médula espinal toráxica.
Desde acá salen células nerviosas
al ganglio cervical superior, y finalmente las fibras llegan a la Glándula
Pineal. Se contactan con los pinealocitos en una relación similar a la
sináptica.
Si los pinealocitos son
equivalentes a los fotorreceptores de la glándula pineal en los peces, podría
ser una de las explicaciones de la visión del tercer ojo que se describe en la
antigüedad, sin embargo, la ciencia no se pone de acuerdo en aclarar este
punto.
La glándula pineal se destaca
también por ser la zona más irrigada de sangre del cuerpo humano, a parte del
riñón y la melatonina se secreta directamente en la circulación de sangre
periférica, abarcando rápidamente todo el cuerpo.
La glándula pineal o epífisis, se
encuentra ubicada en el cerebro, en el hipotálamo. Su tamaño es el de una nuez
y su peso es de unos 150 miligramos.
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