jueves, 27 de febrero de 2014

Despertar vale la pena porque te libera del miedo.



Según vas despertando podrás, cada vez más, observar tus propios temores internos sin ser gobernado por ellos. La actitud correcta en cuanto a los temores internos es la siguiente: cuando sientas miedo en relación a cualquier cosa, no debes luchar contra él ni  tratar de no sentirlo, ni tampoco buscar distraerte con otros asuntos para  olvidarlo. Lo que en realidad debes hacer para liberarte del miedo, es permanecer plenamente alerta del miedo que sientes mientras lo sientes y sin permitir que gobierne tus acciones en forma alguna.

Lograr lo anterior es un paso extraordinario y seguro hacia la liberación del miedo en cualquiera de sus manifestaciones. Cuando una persona ha avanzado suficientemente en sus prácticas de atención y  puede permanecer despierto, como un testigo alerta de todo lo que sucede tanto dentro como fuera de sí mismo, entonces podrá observar calmada y serena mente cualquier emoción interna, incluida la emoción del miedo, sin que ésta emoción lo gobierne y determine su actuar en la vida.

El miedo se manifiesta en el ser humano de muchas formas y con múltiples matices. Algunas personas experimentan miedo a la enfermedad o a la muerte, o a ser dañadas físicamente por cualquier motivo. Otras tienen miedo al fracaso o a ser ignoradas, o a no ser reconocidas en relación a sus logros profesionales. 

Otras personas  temen al rechazo de sus familiares y amigos, otras más lo experimentan en relación a asuntos sobrenaturales, religiosos o a diversas supersticiones populares. Y así sucesivamente. Pero, en todos los casos la cura del miedo es siempre la misma: observa el miedo que experimentas mientras lo experimentas.

 No luches contra él ni trates  de no sentirlo, tampoco busques distraerte para olvidarlo y, luego, sin dejarte gobernar por él y permaneciendo plenamente consciente de tus propios miedos según afloren a tu conciencia, avanza y continúa con tu vida según lo consideres oportuno. Sosteniendo esta actitud de manera permanente, pronto los miedos que gobiernan a la persona se habrán desvanecido para siempre.



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