jueves, 7 de febrero de 2013

LA HUMANIDAD ENFRENTA LA PEOR AMENAZA DE SU HISTORIA






La Humanidad está en el inicio del periodo de la mayor actividad solar, que podría afectar a todo, desde los hospitales hasta el sector bancario, así como un apagón global y 'apagar' la comunicación satelital en cualquier momento.

NASA prevé que finales de 2013 será el momento de mayor actividad del nuevo ciclo. Aunque el riesgo se extenderá a los próximos seis años.

Así lo asegura la firma de seguros británica Lloyd's of London, que expresó su preocupación por las posibles consecuencias del llamado 'máximo solar', el fenómeno que conlleva tormentas geomagnéticas y de radiación, peligrosas para los sistemas de comunicación.

“Las tormentas solares no son ciencia ficción, pueden afectar a todo, desde los hospitales a la banca”, advirtió Tom Bolt, de la compañía Lloyd´s. “Como los negocios y las sociedades están más interconectadas, el daño, producido por el clima espacial en un sector, podría conducir a fallos en otros”, explicó. 

Durante el 'máximo solar', que se produce una vez cada 11 años, el campo magnético del Sol queda deformado dado que la línea equinoccial gira un poco más rápido que los polos. En este período, el Sol emite una radiación mucho más potente de lo normal y las erupciones solares violentas ocurren más a menudo.

Para observar los efectos de este fenómeno en la Tierra y sus consecuencias, la Agencia Espacial Europea está desarrollando una red mundial de estaciones de monitoreo, que pueda registrar hasta las pequeñas variaciones en señales de GPS y sea más precisa que todas las estaciones existentes. 

El Presidente del Consejo de Seguridad de las Infraestructuras Eléctricas de EEUU, Avi Schnurr, apunta a un 100% de probabilidad de que una tormenta de tal intensidad pueda volver a suceder antes del 2022.

Los científicos de la NASA prevén que finales de 2013 será el momento de mayor actividad del nuevo ciclo. Aunque el riesgo se extenderá a los próximos seis años. 

La dependencia de las sociedades modernas, plagadas de redes de comunicación, satélites y telefonía móvil que podrían derrumbarse, agravan las consecuencias. Así, una tormenta solar extrema como la que se espera tendría graves consecuencias para nuestro estilo de vida.

Existen antecedentes que hacen presagiar lo peor. La tormenta solar más potente de la historia se produjo en 1859, aunque sus efectos fueron limitados dado que la energía eléctrica estaba en pañales. No obstante, las auroras boreales que provocó se pudieron divisar desde todos los rincones del planeta.

Otras más leves, pero más cercanas en el tiempo, ya mostraron su peligro para los servicios móviles, los GPS o las redes eléctricas. Por ejemplo, en 1994, una tormenta solar hizo caer dos satélites de comunicaciones durante horas, o en 1989, dejó fuera de funcionamiento durante más de nueve horas la planta hidroeléctrica de Quebec (Canadá), causando perdidos de cientos de millones.

¿Cuáles serían los efectos de “la tormenta solar del siglo”? 

Los informes encargados por la NASA, el Ejército de USA, el Parlamento británico o de un grupo de expertos de la Comisión Europea creen que tras cinco días se viviría un verdadero ‘Armagedón’.

Para empezar, los accidentes aéreos y de tráfico se multiplicarían por una serie de fallos en los sistemas de rutas, de aterrizaje, de los semáforos y de las señalizaciones.

Los sistemas eléctricos sufrirían un derrumbe total, dejando a las casas, las industrias, las refinerías o las plantas químicas sin energía. De no existir protocolos de actuación, las consecuencias de este colapso serían dramáticas. Los ascensores se convertirían así en otro punto negro, complicando las evacuaciones y dejando a personas atrapadas.

Como quedó de manifiesto en 1859, el llamado "EVENTO CARRINGTON", una llamarada solar clase X40, pueden desencadenarse además grandes incendios eléctricos simultáneos. Por si fuera poco, el suministro de agua dejaría de funcionar más allá del nivel del suelo, pues los sistemas de bombeo no funcionarían.

Las estaciones de servicio no podrían suministrar combustible de igual manera. Cualquier medio de transporte, además de un riesgo, tendría imposible repostar. Aunque poco importa, pues los cajeros automáticos tampoco operarían. Incluso, podrían desaparecer las bases de datos bancarias.

Con todo, serían los sistemas de comunicación los más afectados. Teléfonos móviles, ordenadores, radios y televisiones fallarían en cadena, dejando a la población aislada y sin información de cómo responder al caos. Por este motivo, las autoridades de USA han lanzado ya recomendaciones para estar preparados ante lo que se ha venido en definir como “la tormenta solar del siglo”.


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