Quienes estamos en un Camino de
Crecimiento Personal hemos de partir de una premisa que es imprescindible: el
compromiso con Uno Mismo de:
SER AUTÉNTICO, SINCERO, NO
MENTIRSE BAJO NINGÚN CONCEPTO, SER CONSTANTE, Y JAMÁS NEGAR LA REALIDAD.
Si te falla alguno de estos
aspectos, revisa el acuerdo que tienes contigo, y hazte el firme de propósito
de llevarlo a rajatabla a partir de ahora.
Casi lo mejor
que se puede decir de una persona es “que es auténtico”, porque eso implica que
es, por encima de cualquier otra cosa, él mismo.
Eso no quiere decir, hay
que tener mucho cuidado y no confundirse, que auténtico quiera decir ser testarudo
o ser fanático.
Quiere decir que nuestra
personalidad es de un modo y que estamos de acuerdo con ese modo, así nos
manifestamos, y que somos fieles a nosotros mismos, respetuosos con nuestra
alma, devotos de la verdad; que somos coherentes con lo que pensamos y
sentimos, nos mostramos y somos en coherencia con ello.
Cuando uno sabe y siente que se
respeta, la autoestima se siente beneficiada y alcanza un nivel correcto.
Se crea un sentimiento de plenitud y felicidad que no lo proporciona ninguna otra cosa.
Se produce un bienestar que
reafirma la seguridad personal y la confianza en estar haciendo lo correcto.
El estado de ánimo se ve alentado por lo conseguido.
El estado de ánimo se ve alentado por lo conseguido.
La conciencia da su beneplácito.
Es la sensación de respeto hacia
Uno Mismo, la sensación de buena relación con Uno Mismo, y con la propia
dignidad; es una felicidad distinta, como la del deber cumplido: la sensación
de estar haciéndolo bien y escuchando los propios aplausos y felicitaciones. Es
un pequeño Nirvana.
Para ello, es necesario, evidentemente,
no vivir pendiente de satisfacer las expectativas de los demás –si no coinciden
con las nuestras-, y sí con las que emanan de nuestro más profundo
interior.
Para progresar en el Camino de la autenticidad es necesario perseverar.
Para progresar en el Camino de la autenticidad es necesario perseverar.
La inconstancia nos debilita y
desvalora ante nosotros mismos.
El propósito ha de ser dar un
paso, por mínimo que sea, cada día.
Para ser auténticos es
imprescindible desprenderse de lo que no somos y de lo que no nos pertenece.
Poco a poco -desde que comenzaron
con nosotros ese proceso que debiera ser de educación-, y luego después -a lo
largo de toda la vida-, se nos han ido añadiendo cosas que no son nuestras, y,
en algunos momentos, y como necesidad de supervivencia, hemos tomado la
costumbre de no ser nosotros mismos en algunos aspectos, y hemos hecho
concesiones aun sabiendo que no debiéramos hacerlas.
No es malo que lo hayamos hecho,
lo malo es seguir haciéndolo.
Nadie se puede culpabilizar de
haber dejado el piloto automático puesto en los momentos que no sabíamos
gobernar nuestra vida, pero desde ahora, desde que emprendimos el Camino, somos
del todo responsables de ser Uno Mismo, por respeto, precisamente, a ese Uno
Mismo que tenemos la fortuna de ser.
Ahora, eso sí, hay que revisar la
escala de valores, los sueños y deseos, las metas e ilusiones, y ponerse a la
grata tarea de realizar todo ello, descartando, con gran agudeza, lo que no es
auténticamente nuestro, sino que nos lo han impuesto o sugerido.
Lo primero, lógicamente,
reafirmar la autenticidad irrepetible que somos. Ser de verdad. Ser auténticos.
¿Cuáles son mis verdades esenciales?
¿Cuáles son mis verdades esenciales?
¿Cuál es la realidad de mis
cosas?
¿Quién soy yo de verdad?
Y una vez que se tienen
respuestas, a defenderlas con la palabra y con los actos.
La fidelidad a los principios
esenciales, los que de verdad son auténticos, está por encima del quedar bien o
satisfacer esperanzas ajenas.
Quién soy yo… y serlo.
Aunque va a doler en más de una
ocasión.
Aunque se van a presentar más de
una duda, aunque se van a tambalear algunos cimientos.
Esa es la pista: si se tambalean,
si no son firmes, no son tuyos.
Los auténticos tienen una solidez
inamovible, porque nacen de tu propia convicción, y esa seguridad es notable.
La autenticidad se confirma y
consolida cuando al hacer o decir algo nos sentimos más sinceros, seguros,
honestos, congruentes, positivos, y auto afirmados.
Tenemos que sentir que
hacemos lo correcto de acuerdo con el que hemos descubierto que somos.
Si al mostrarte auténtico sientes una armonía psicológica, una paz interior, una sensación de bienestar emocional y de una cierta plenitud, una conformidad absoluta con lo que estás haciendo, y un poco de sano orgullo por lo que estás consiguiendo ser, es que estás comportándote del modo adecuado.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario